Traición

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No tengo recolección de en qué momento terminé dormida, solo sé que cuando desperté, me encontraba descansando plácidamente sobre su pecho desnudo. Las ganas de ir al baño eran descomunales. 

—Buenos días, preciosa, ¿o debería decir buenas tardes? — sonrió, dejando ver sus afilados colmillos. 

Las mordidas se han sanado. A pesar de saber la ubicación exacta de cada una, no hay evidencia visible de ellas. ¿Cómo pasó?

—Buenas tardes— hundí mi rostro aún más, descansando mi mano en su torso y deleitándome con su exquisito olor.

Me siento tan feliz, a pesar de sentir todo mi cuerpo adolorido. 

—¿Cómo te sientes? — besó mi cabeza, apretándome contra su cuerpo. 

—Bien, pero necesito usar el baño urgente. 

Me puse de pie, parecía una ancianita caminando. Anoche no dolía tanto, pero hoy mis piernas se sienten débiles y adoloridas, sin contar mi intimidad. No podía siquiera juntar del todo las piernas. Sentía que si no alcanzaba a llegar al baño, terminaría haciéndome encima. 

—¿Te sientes bien? —detrás de su pregunta, noté cierta burla, tal parece que le divierte esta situación—. ¿Todavía quieres “más”? — se recostó en la puerta, dejando escapar una sonrisa malvada. 

—No es gracioso. 

—Te traeré medicinas. Puede que te alivien un poco. 

—No te preocupes. Ya me pondré mejor. Dicen que sarna con gusto no pica. 

Jamás había sentido algo igual. A pesar de mi condición actual, no podía evitar sonreír tontamente al recordar cada detalle de lo que hicimos. Es un dolor que vale la pena experimentar, siempre y cuando reciba todo eso a cambio. 

Nos dimos una ducha juntos. Louis buscaba provocarme intencionalmente. La verdad es que si nos quedamos más tiempo de lo que habíamos previsto, fue porque una cosa llevó a la otra. Fue inevitable, no solo para él, sino para mí. 

La tarde pintaba de maravilla, pues contaba con su compañía. Pese a lo sucedido en la mansión, todo se veía tranquilo. Demasiado tranquilo, diría yo. 

Nos encaminamos al instituto luego de haber cenado algo para saber la condición en que se encontraba la Sra. Khali. A mi padre no lo encontramos en la habitación donde se supone que se estaría quedando a pasar la noche, por eso asumimos que debía estar aquí. Para la hora que es, era evidente que no iba a estar durmiendo. 

Las miradas que me dedicaron los estudiantes era con evidente disgusto. A nadie parecía agradarle mi presencia aquí. Si no fuera porque estaba en compañía de Louis, probablemente no hubiera podido siquiera poner un pie en este lugar sin que me despedazaran. No entiendo de dónde nace ese odio. Independientemente de quién dice mi padre que soy y de mi apariencia actual. 

—¿No ha surgido ningún problema ? —le preguntó Louis a mi papá. 

—No. Regresé con ella durante la noche porque no estaba tranquilo dejándola aquí sola. He permanecido aquí para monitorear su condición. 

—¿Alguna novedad?

—Sus heridas han sanado casi en su totalidad, aunque se niega a que la vuelva a revisar. 

—¿Y dónde está en este momento?

—Fue al baño. Aunque todavía no regresa.

Todavía me cuesta creer que mi papá está aquí. 

—¿Se te ha aliviado el dolor? — me cuestionó directamente. 

—Ese ungüento fue milagroso. Los cuernos no me están molestando en este momento. 

—Eso me tranquiliza mucho. 

Todavía hay muchas preguntas que quisiera hacerle, pero no sé cuál sería el momento oportuno. Por ejemplo, él dijo que amaba todavía a mi mamá. ¿Guardará alguna esperanza de, en algún momento, ir a verla y arreglar la situación? ¿Qué pasará si se entera de las andanzas en las que está mi mamá? Sobre todo, si se entera de que me he fugado de casa. 

Louis logró convencer a mi papá de regresar a la mansión para que descansara, que él se haría cargo del resto, aunque claro, iba a acompañarnos, pues no podíamos estar solos. Sé que tiene mucho por hacer ahora que hemos quedado en irnos a la ciudad. Por más que quiera estar con él en todo momento, debo darle su espacio de manifestarse. Estuvimos toda la noche y parte de la mañana juntos. Tampoco quiero abacorarlo. 

Nuestro regreso a la mansión se vio interrumpido al ver a la Sra. Khali con dos jóvenes idénticos, de piel blanca y cabello castaño corto. 

¿Qué hace ella aquí? Se suponía que estaba todavía en el instituto. Esto no me da buena espina y a mi padre tampoco, pues noté que no la perdía de vista. Incluso Louis se puso en modo de alerta. 

—Has estado usando tus encantos, primero en mis hijos y ahora en mi hermano.

—Por favor, deja las cosas así — le pidió Louis. 

—Te tiene encantado y cegado. No quiero ni pensar que realmente estás de su lado, a sabiendas de que mató a tu sobrino— su expresión denotaba que en cualquier momento iba a explotar, obviamente contra mí—. Tu otro sobrino también está enloquecido por esta mujer, tanto así que fue capaz de atentar contra su propia madre y su hogar, con tal de tener el campo libre para irse con esta mujer. Eso es lo que trae esta bruja, desgracias. Eso es lo que ha traído para nuestra familia y no pienso permitir que la misma historia se vuelva a repetir. 

¿Habla de Ansel?

—Deja las cosas como están— insistió Louis. 

—Ya lo he entendido. Entonces has elegido irte del lado del enemigo y no de la familia. Entonces pagarán todos juntos. 

Antes de que ella pudiera dar alguna orden, Vala apareció detrás nuestro, arrastrándose y enrollándose en nuestros pies, como si estuviera en busca de protegernos a mi padre y a mí. Sus ojos dorados brillaban y no perdían de vista a la Sra. Khali. 

—Todavía te estoy dando la oportunidad de que desistas y no continúes con esta guerra sin sentido— le advirtió Louis. 

—Has traicionado a tu propia sangre por defender a una bruja. Podía esperar esta traición de cualquiera, pero no de ti, que eres sangre de mi sangre… Si la única forma de liberarte del encanto de esta mujer es haciendo que derrames hasta la última gota de sangre, entonces que así sea.

Redención (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora