Olor

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No me separé de él en todo el camino al aula. 

—¿Por qué no trajiste el libro contigo?

—Lo olvidé. 

—No lo olvides. Necesitas ese libro. 

—¿En qué me ayudaría un simple libro, cuando estoy rodeada de animales? 

—¿Puedo saber la razón por la cual Ludwing te exentó? Sin su protección no estarás enteramente a salvo. 

—De quién debería protegerme es de él mismo. No hace otra cosa que tratarme mal, lastimarme, usarme y controlarme. 

—Tiene sus razones para usar medidas extremas con un mismo fin. Razones que, tal vez ahora desconoces, pero pronto entenderás. No debes estar sin su protección. 

—¿Está queriendo decir que debo someterme a su maltrato? ¿Que es justificable sus medidas extremas? 

—No. No hay justificación para el modo en que hace las cosas, pero detrás de cada acción, siempre hay un motivo, una razón de ser. Ludwing te trajo aquí con un propósito, pero está en ti descubrir cuál es. Nadie más podrá recibirte si él decide abandonarte a tu suerte, ni siquiera su hermano. 

—¿Por qué menciona a su hermano? ¿A qué se refiere con recibirme?

—No es difícil percibir su olor en ti. 

¿El olor? Es lo mismo que insinuó Ansel esta mañana. 

—Procura no encontrarte con la Sra. Khali por unos días. Al menos mientras desaparece ese olor. 

—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver la Sra. Khali en todo esto? 

—Tu falta a la familia y a tu amo, es condenada a morir en la hoguera. Ni siquiera Ludwing podría liberarte de ese castigo si llega a oídos de la Sra. Khali, o si él mismo quiere condenarte. Si hay algo que dudo mucho, es que Ludwing quiera revivir el pasado. Ten cuidado con las decisiones que tomas, porque en ellas también lo estás perjudicando. Toma asiento. 

¿Eso qué quiere decir? No he cometido ninguna falta, ni a él, ni a su familia, ni a nadie. Él y yo no somos nada. Además, ¿a qué se refiere con revivir el pasado? ¿Le ocurrió algo similar? 

¿En qué siglo estamos, como para que usen ese método de castigo? Este lugar es de locos.

En fin, lo más que me causa molestia es que lo que hice lo consideren una falta, pero que él esté con otras mujeres no es nada malo. La doble moral en su máximo esplendor. 

En el momento que Karol tuvo oportunidad de estar cerca de mí, no dudó en cambiarse de silla.

—¿Dónde está tu gargantilla? ¿No me digas que la olvidaste? 

—Me la quitaron. De igual manera ni la quería. 

—¿Cómo vas a regresar a casa si no la tienes? ¿Sabes del peligro que corres sin ella? 

—Preferiría no regresar. 

—¿Tuviste problemas con Ansel?

—No quiero hablar de ello, Karol. 

No quiero pensar en ese idiota. Todavía siento ese malestar de la rabia atravesado y esa imagen de su expresión esta mañana se repite en mi cabeza. 

No sé qué hacer con mi vida. Han pasado tantas cosas en solo unos pocos días. ¿Qué se supone que haga? No tengo a dónde ir. 

A la hora de salida, Louis estaba dispuesto a acompañarme hasta la mansión, pero lo más extraño ocurrió cuando vi a Ansel frente a la puerta con una botella negra en las manos. ¿Qué hace él aquí? 

—Camina— dijo sin más. 

Apreté la libreta contra mi pecho mientras caminaba a su lado por el pasillo a la salida del instituto. Todos nos observaban, pero ninguno se atrevía a acercarse. 

Lo miraba cada cierto tiempo mientras caminábamos por el bosque en silencio. Tengo tantas cosas que preguntarle, pero no es el momento. Frené de golpe al ver que él se detuvo. No sabía cuál era el motivo. Pensé que ahora continuaría con la discusión de esta mañana, pero no. Desparramó la botella sobre mi cabeza y me quedé impactada por su atrevimiento. Eso que me derramó no era agua, era de color negro, tenía un olor nauseabundo y una viscosidad que lo hacía más que grotesco y repugnante. Casi vomito las tripas.

Intenté limpiarme, pero entre más trataba de hacerlo, más me ensuciaba. Toda mi ropa estaba llena esa porquería. Hasta los zapatos. Ni siquiera podía mirarlo, no quería abrir más tiempo los ojos con temor a que me cayera de eso dentro. 

—Bien. Ahora te ves y hueles mejor. 

Redención (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora