ESPECIAL (CAPÍTULO CUARENTA Y TRES)

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Noa

Abro los ojos lentamente, sintiendo la suave luz del amanecer acariciar mi rostro. La calidez de las sábanas me envuelve y me doy cuenta de que estoy en mi habitación. El recuerdo del encuentro apasionado y desenfrenado con Bael, mi demonio, se despierta en mi mente, dejándome una sonrisa juguetona en los labios.

La intensidad de nuestras emociones se entrelazó con cada caricia y cada beso. Cada roce de sus labios encendió una chispa en mi interior, y nuestros cuerpos se movieron en armonía, como si estuviéramos danzando al ritmo de un fuego inextinguible.

Mi cuerpo tembló bajo su tacto experto, y mis suspiros se mezclaron con los suyos en una sinfonía de placer. Fue un acto de rendición y confianza, dejando que nuestras almas se entrelazaran en un abrazo fugaz pero eterno.

En ese momento, todas mis dudas y temores se desvanecieron. Solo existía la fuerza magnética entre nosotros, una atracción irresistible que nos llevó a explorar el límite entre el deseo y la entrega total.

Pero ahora, mientras mi mente regresaba al presente, me encontré en una situación compleja. Si estaba apoyada sobre el pecho de Bael, ¿por qué sentía que algo o alguien sostenía mi cuerpo con firmeza?

La realidad se desplegó ante mis ojos cuando miré por arriba de mi hombro. El aire se quedó atrapado en mi garganta. Allí, acostado junto a mí, estaba Azazel. Su figura imponente y seductora se encontraba en una posición de cucharitas, sus brazos rodeándome y su mano descansando en mi cintura. El impacto de la escena me golpeó como un rayo y me dejó sin aliento.

¿Cómo era posible que Azazel estuviese aquí? ¿En qué momento llegó? ¿Qué ha sucedido mientras yo dormía? Mi mente se llenó de preguntas y la confusión se adueñó de mí.

Traté de recordar los eventos de la noche anterior, pero los recuerdos se entrelazaban en mi mente, difuminándose y dejando un vacío en mis pensamientos.

¿Cómo hemos terminado los tres en esta situación? ¿Qué ha ocurrido mientras yo me perdía en la pasión con Bael?

Azazel parecía tranquilo, su respiración era suave y regular. Observé su rostro sereno y me pregunté nuevamente qué significaba todo esto. La duda y la intriga se mezclaban en mi mente, haciéndome sentir un nudo en el estómago.

Con cuidado, me liberé suavemente de los brazos de Azazel y me senté en el borde de la cama. Mis pensamientos se agitaron, tratando de encontrar respuestas, pero todo lo que tenía eran más y más preguntas.

¿Qué pensará de mí?

Ayer le confesé delante de mi mamá que me gustaba y ahora se enfrenta con la realidad de que me entregué a alguien más.

La incertidumbre me agobió por completo, pero también sentía un atisbo de curiosidad.

Si nos encontró desnudos aquí, ¿por qué decidió quedarse y acostarse a mi lado, abrazándome de esa manera tan firme, como si lo ocurrido anoche no le hubiera espantado, decepcionado o lastimado lo suficiente?

Me tomé un momento para respirar profundamente y aclarar mi mente. No puedo dejarme llevar por el pánico o la confusión. Necesito enfrentar esta situación.

Me levanté de la cama con cuidado, arrastrando conmigo la sábana para cubrirme. Me detuve en medio de la habitación al oír el sonido del movimiento de la cama. Observé en silencio cómo Bael había notado mi ausencia o lejanía, y se movió hacia Azazel con los ojos aún cerrados. Su mano se posó sobre la cintura de Azazel, atrayendo su cuerpo más hacia él. Fue en ese momento que Azazel despertó, dándose cuenta de la situación y dándole un fuerte empujón a Bael, quien en medio de su somnolencia, le costó algo de trabajo abrir los ojos.

—¿Qué demonios estabas haciendo? —Azazel se levantó de la cama, cuando su mirada se encontró con la mía en ese momento, abriendo los ojos como búho—. Noa, esto no es lo que piensas.

Bael bostezó y se rascó la cabeza, aún medio adormilado.

—Tú, imbécil, no sé cómo lo hiciste, pero parece que has tenido un sueño bastante vívido. Y lo peor es que te has llevado arrastrada a la persona equivocada.

Sin poder evitarlo, solté una risa divertida y me cubrí la boca con la mano. Bael y Azazel se miraron el uno al otro, claramente incómodos con la situación.

—Vaya, vaya, chicos. Parece que se han acurrucado más de lo que pensaban—comenté, luchando por mantener la compostura—. Supongo que todos necesitamos un abrazo de vez en cuando.

Azazel frunció el ceño, claramente molesto por la situación.

—Noa, esto no es lo que parece. Este imbécil simplemente... se ha extraviado en la oscuridad, ¿no es así?

—Así es. Un pequeño error de navegación, podría decirse.

Bael parpadeó varias veces seguidas, intentando enfocarse, me dio la impresión de que, pese a haber respondido en modo automático, aún no había caído en cuenta de la presencia de Azazel en la habitación, pues de repente, arrastró la almohada para cubrir su desnudez.

—¿En qué momento este tipo entró aquí? ¿Quién te dio permiso para entrar a la habitación de Noa, a sabiendas de que estábamos ocupados?

—Fue tan corto el tiempo que duraron que pensé que ella necesitaría consuelo.

Bael le arrojó la almohada irritado a Azazel, quien la esquivó con una sonrisa burlona.

La tensión y la incertidumbre se disiparon poco a poco, reemplazadas por una armonía más divertida y jocosa.

¿Quién diría que me estaría divirtiendo con las interacciones entre ellos dos?

Redención (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora