Hagámoslo

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—Pues evítalo. Tu mamá es quien necesita de tu preocupación, no yo. 

—¡No me toques!

La Sra. Khali no quería que mi padre siquiera se le acercara. 

—Él solo quiere ayudarte— le dijo Louis. 

—No necesito la ayuda de nadie, mucho menos de este hombre. 

—Deja de comportarte como una niña problemática. Él es el único que puede ayudarte en este momento. 

—Pues yo no quiero ni necesito su ayuda— se levantó, pero sus piernas flaquearon y cayó nuevamente sentada.

—Debemos extraer el veneno de tu cuerpo o corroerá por completo tu piel.

—¿Veneno? —le pregunté—. ¿La han envenenado? 

—Sí. 

—Entonces esto debe ser obra de… 

—¡Cállate! — la Sra. Khali me miró fijamente—. Descubriré la conexión que tienes con este mundo y cortaré esos lazos para que no regreses nunca. Una vez fallé, pero en esta ocasión no pienso fallar. 

¿Así que ya lo sabe? Lo que no entiendo es que, si esto fue culpa de Azazel, ¿por qué no quiere que lo diga? ¿Acaso quiere encubrirlo? 

—¿Por qué no le cuentas a todos la persona que te ha envenenado? Debe ser la misma que incendió la mansión, ¿no es así?

Entrecerró los ojos, enterrando sus uñas en la silla. 

—No tiene caso que encubra a su propio hijo, después de todo, a donde lo he enviado no tiene manera de replicar o tomar represalias contra alguna de nosotras—sonreí. 

—¿Qué le hiciste a mi hijo, maldita bruja?

—Nada que no se hubiera buscado él mismo. 

Su expresión enfurecida y comportamiento errático hizo que mi padre tomara cartas en el asunto, poniendo su mano en la cabeza de ella y apaciguando su agresividad hasta que esta perdió por completo el conocimiento. 

Los tres me vieron fijamente, aunque ninguno articuló nada al respecto. Podrá ser su madre, pero no se puede defender lo indefendible. Ese desgraciado se merecía algo peor luego de lo que me hizo. 

Luego de que hablaron entre ellos al respecto del procedimiento a seguir con la Sra. Khali, Louis se detuvo en medio de los dos. 

—No es recomendable que se queden aquí por lo que resta de noche —alegó Louis—. Tan pronto logre extraer el veneno y asignarle el tratamiento pertinente, lo llevaré a su… casa— esta vez me miró a mí—. Nosotros tendremos que regresar a casa, bonita. 

—No es recomendable hacerlo, créeme. Es peligroso — respondí—. La casa quedó algo… 

—Hay una planta de la mansión que no se vio afectada por el incendio—me interrumpió Ansel—. Pueden pasar la noche en una de las habitaciones. 

—Mi sobrino tiene razón. Creo que será lo más conveniente. Me haré cargo del resto. Quiero asegurarme de que al menos tú puedas descansar. Lo necesitas. Primero déjate revisar por tu papá, ¿sí, bonita?

Según mi padre, solo cuando logre tener el control de mis cambios, es cuando lograré regresar a mi apariencia normal. ¿Cuándo será eso? Ni siquiera él puede saberlo. Mis heridas, de alguna manera, han sanado y desaparecido. Al menos las físicas. 

Mi padre me aplicó un ungüento que, según él, me ayudará al dolor de la frente que me ocasionan los cuernos. Siento como si tuviera un corazón latiendo detrás de ellos. Me tomará tiempo acostumbrarme. Cada vez mi flequillo hace que me moleste un poco. 

Mi padre decidió quedarse más tiempo con la Sra. Khali, mientras que Louis me trajo de vuelta a la mansión para encontrar una habitación donde pasar la noche. Se despidió de mí con un beso en la frente tan pronto llegamos a la puerta de la habitación. Dijo que iría a la casa para traerme algo de ropa mientras tanto que le esperara aquí. Cada vez destruyo sus cosas. Primero el auto y ahora la casa. 

Han logrado extinguir el fuego, pero los empleados tienen trabajo en cantidad para hacer. La última planta sufrió muchos daños. 

Tocaron la puerta de la habitación y para ser honesta, dudé en abrirla, pues sabía que no podía tratarse de Louis. Quería creer que era mi padre que vino, tal vez, a hacerme compañía, pero era Ansel. 

—¿Otra vez tú? ¿Qué haces aquí? 

Entró a la habitación sin esperar que le diera permiso y me volteé a mirarlo. 

—¿Para esto pediste que me quedara? ¿Para hostigarme? ¿No te cansas? 

—¿Te gusta tu nueva vida? 

—No entiendo tu pregunta. 

Se acercó y esta vez no retrocedí. 

 
—¿Realmente amas a mi tío? 

Quise responderle del mismo modo que me torturó tantas veces; con el silencio. 

—Ya entiendo —suspiró profundamente—. Eso significa que ya olvidaste lo que pasó entre los dos. Es jodido— frunció el entrecejo—. Deberías revelarme tu secreto para olvidar así de rápido. 

—Tú mismo hiciste que ese momento que debía ser tan especial y memorable, se convirtiera en algo desagradable de recordar. Para ser honesta, hace mucho lo olvidé. Creo que cualquiera en mi lugar, no se sentiría cómoda sabiendo que le hicieron el amor pensando en alguien más. 

—Y vuelves con lo mismo— volvió a suspirar, frotando su sien—. Bien. Si en esa ocasión alegas que estaba pensado en alguien más y no en ti, entonces hagámoslo de nuevo. Hazme recordar cómo te movías sobre mí esa noche, las veces que te corriste y en cómo me pedías más. 

—Eres un maldito vulgar.

—Y tú una mentirosa. No lo has olvidado como dices haberlo hecho. Si para mí ha sido imposible borrarlo de mi cabeza y cada vez que me toco es pensando en esa noche, ¿por qué para ti habría de ser distinto? 

Redención (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora