ESPECIAL (CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO)

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El tiempo parecía detenerse mientras ella bebía de mi sangre. Sentía cómo mi energía se desvanecía gradualmente, pero a la vez experimentaba una sensación de euforia y placer de lo que solo una cuarta parte había sentido cuando Azai fue quien lo hizo. Sus colmillos perforaron mi piel y succionaron mi esencia vital, creando un vínculo extraño entre nosotras.

Mientras me encontraba en ese abrazo íntimo con ella, no podía evitar reflexionar sobre lo absurdo que era esta situación. Aquí estoy, entregando mi sangre a alguien que siempre he odiado. Es como si en ese instante, nuestras diferencias se desvanecieran y solo quedara el lenguaje primitivo de la sed y la necesidad.

A medida que la mordida continuaba, una oleada de sensaciones inundaba mi cuerpo. Sentía el calor de la sangre que fluía y cómo mi energía vital se iba agotando lentamente. Pero también había una extraña gratificación en saber que estaba cumpliendo mi propósito, brindando lo que se me había pedido, aunque fuese a costa de mi propia vitalidad.

A pesar de los sentimientos contradictorios que me embargaban, debo admitir que la sensación de ser mordida despierta en mí una intensa excitación. Es una experiencia que no puedo negar, aunque me sorprenda a mí misma. Quizás es el lado oscuro y desconocido de mi ser el que encuentra placer en esta conexión, en esta unión forzada pero ineludible.

Finalmente, Stacy se apartó de mí, y mientras me recuperaba lentamente del trance, una mezcla de emociones y pensamientos turbios me envolvieron. No puedo negar que ha sido un momento poderoso y cargado de significado, pero también sé que este acto no cambiará las diferencias que existen entre nosotras.

Me ajusté los amuletos nuevamente alrededor de mi cuello y observé a Stacy, cuyo rostro reflejaba una mezcla de satisfacción y sed de sangre.

—Mi hijo no se equivocó. Tu sangre es especial, deliciosa y muy adictiva. Estoy ansiosa por descubrir cómo serán nuestros encuentros futuros.

Estoy dispuesta a cumplir con mi rol como esclava de sangre, pero también consciente de que el precio que he pagado por estar cerca de él es alto y que el camino que he elegido puede ser oscuro y tortuoso.

[...]


Noa

Me encontraba reunida con mi hermano, Vala, Azazel y Bael en mi habitación. Me estaban poniendo al tanto de los nuevos acontecimientos.

—¿Así que tendremos nueva inquilina? —dije sarcástica.

—Deben tener cuidado con el abuelo. No creo que esté de acuerdo con esto—agregó Azazel.

—Él trajo a esos humanos aquí, sin siquiera consultarlo con ninguno de nosotros, por lo que todo lo que se haga, no se tiene que esperar por una aprobación suya. Nuestros padres estuvieron de acuerdo, con su aprobación basta. 

—Mi hermano tiene razón. Ahora que esos humanos ya se fueron, ella estará cubriendo ese rol que les tocaba a ellos, pero sin menos riesgos. Además, fue ella quien se ofreció, no hay motivo para rechazarla.

—Hablando del abuelo. No lo he visto en todo el día —comentó mi hermano.

—Ahora que lo mencionas, es cierto. ¿Estará en el instituto? —inquirí.

—No lo sé, pero es raro que no se haya llevado a sus esposas con él— respondió mi hermano.

—Tal vez las dejó para que nos vigilaran. Ya sabes que quiere estar en todas partes a la vez y opinar sobre todo—reí.

—¿No dirán nada respecto a lo sospechosa que es su ausencia en la casa? —Bael se metió en la conversación, sembrando una interrogante.

—No podemos estar pendiente de todo lo que hace el abuelo. Me voy a recoger. Iré a descansar. El día de hoy ha sido bastante pesado.

Miró a Vala de reojo y pude interpretar ese silencio de complicidad entre los dos.

—Sí… descansar. Entonces, descansen bien—dije en un tono jocoso.

Mi hermano logró captar mi indirecta y sonrió.

—No comas demasiado antes de acostarte, te vas a empachar, hermanita linda—miró a Azazel y a Bael, luego a mí—. Descansen también.

Su comentario antes de irse me aflojó una risa. 

—Debo ir a la ciudad a buscar más de mis pertenencias—anunció Azazel.

—¿A esta hora? —exclamé, sin poder contener mi asombro.

Azazel asintió, con una sonrisa juguetona bailando en sus labios.

—Sí. Probablemente me quede allá por esta noche. De este modo, a primera hora, podré realizar los trámites para poner en venta la casa.

—Yo quiero acompañarte… —dije, dejando escapar mi deseo de ser parte de esa aventura nocturna.

Su mirada se posó sobre Bael y en sus labios se dibujó una sonrisa. La rivalidad entre ellos por mi atención y afecto era evidente, y Azazel no dejaba pasar cualquier oportunidad de provocarlo.

—Y supongo que esperas que te invite también, para que no sea tan obvio que tu mente está creando todo tipo de escenarios imaginarios si me quedo a solas con ella—dijo, con una ceja alzada.

Solté una carcajada, deleitándome con la rivalidad entre ellos.

—No te preocupes, no necesitas invitarme. Sé que tienes suficiente encanto para seducir a cualquier mujer, pero déjame recordarte que yo también tengo mis propios encantos, y tal vez Noa prefiera una mezcla de dulce y picante en lugar de solo dulce.

Azazel soltó una risa burlona y me miró con complicidad, como si estuviera tratando de ganar puntos adicionales con su carisma.

—Chicos, chicos, no se peleen por mí. Hay suficiente Noa para ambos—bromeé, guiñándole un ojo cómplice a Azazel.

Aunque la rivalidad entre Bael y Azazel siempre añade un toque de emoción y diversión a nuestras interacciones, también sabía que debía tomar una decisión en algún momento.

Pero ¿qué hago si me gustan ambos? Cada uno tiene una personalidad totalmente diferente. ¿Sería demasiado egoísta quedarme con ambos?

Redención (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora