Redención (EN PAUSA)

Mamá

El resto de las semanas estuvimos en paz, sin visitas o situaciones indeseables. Prácticamente me he mantenido en los alrededores de la mansión y en compañía de mi padre y Louis. 

Gracias a Dios no me he topado con la Sra. Khali en ningún momento. De hecho, ni siquiera sé si continúa quedándose en la mansión o consiguió otro lugar.

Es muy poco lo que hablamos del pasado mi padre y yo, pero de cierta manera, a pesar de estar consciente de todo lo que ha pasado entre los dos, siento que nos hemos ido acercando algo. Se siente bien tener con quien hablar y contarle tus problemas, a pesar de no tener una solución a ellos aún..

Aunque él se quedó atrás, tomando el rol que Louis ocupaba en el instituto, intentaré ir a verlo a menudo, cada vez que pueda. No me gustaría que perdiéramos comunicación ahora que nos hemos reencontrado. 

A Ansel tampoco lo veo desde que enfrentamos a la Sra. Khali. Antes solía pasearse por la mansión, entrar a mi habitación y aparecerse como un espectro por todas partes, pero ya no lo ha hecho. Supongo que está cumpliendo con su palabra y espero que así siga siendo. 

Louis y yo vinimos a la ciudad. Estuvimos realizando algunas compras para llevar a la casa donde estaríamos quedándonos de ahora en adelante; a nuestro hogar. Me siento muy emocionada y eufórica al respecto. 

Hemos tomado medidas extremas, pues nos topamos con que habían varios carteles en las calles alertando de mi desaparición, lo cual era evidente que se trataba de mi mamá buscándome. No fue difícil pasar desapercibida, pues Louis pensó en todo y me consiguió vestimenta nueva y distinta a la que utilizo y gorras para ocultar mis cuernos, los cuales han disminuido un poco de tamaño con el paso de los días. 

Su mano se entrelazó en la mía mientras nos detuvimos en el semáforo en rojo. Después de todo lo que hemos hecho, no sé por qué todavía agarrarnos de la mano me sonroja con facilidad. No puedo creer que estamos saliendo formalmente y que las cosas van tan en serio. Ha hecho tanto por mí. 

No sé si se trataba de mi vista, pero cuando observé a las personas que cruzaban por la línea de peatones, podía apreciar una especie de humo negro que brotaba de los hombros de ciertas personas. Fue algo muy extraño y, aunque se lo comenté a Louis, él no parecía verlo. 

Eso todavía martillaba en mi cabeza cuando llegamos a nuestro hogar. El grado de familiaridad en lo que había visto lo hacía todo más confuso. Creo que he estado muy cargada mentalmente con todo lo que ha venido ocurriendo recientemente. O tal vez me estoy volviendo loca. 

El cansancio luego de la faena constante entre los dos me venció. Él es tan intenso que aún me cuesta tomarle el ritmo. Su estamina no se puede comparar jamás y nunca a la mía, por más que lo trato.

Sabía que me encontraba en un sueño cuando abrí los ojos, pues en el aparecía en medio de mucha gente, me sentía perdida, inquieta, mirando a cada persona que pasaba a mi alrededor y con el presentimiento de que buscaba algo o tal vez a alguien. 

—¡Mamá! 

Un hermoso y tierno niño de cabello negro agarró mi mano, y mi preocupación se desvaneció por completo. Su tez blanca, ojos azabaches y cabello desgreñado, me dio la impresión de haberlo visto antes, aunque no pude detenerme a pensar en ello, pues se veía muy energético y emocionado con mostrarme algo. 

—¡Mira, mamá! — señaló a la distancia, a alguien específicamente—. Ahí viene papá. 

Mis ojos se engrandecieron al ver con más claridad el rostro del hombre que venía acercándose hacia nosotros, cuya identidad reconocí al instante… Era Ansel. 

Desperté bañada en sudor, sintiendo una fuerte punzada en las entrañas que me obligó a presionar la parte baja de mi abdomen. 

—¿Estás bien, bella? ¿Qué tienes? ¿Tuviste una pesadilla? —Louis se veía preocupado, su mano descansó justo donde esa punzada infernal me había atacado. 

—Me duele. 

—Te llevaré al hospital.

—No—negué con la cabeza repetidamente—. No, estaré bien. No es grave. 

¿Qué tipo de sueño ha sido ese? No lo sé, pero tenía un mal presentimiento al respecto.