Dos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre
Una discusión en la que se tomará una decisión importante, y las paredes con oídos sin que ellos lo sepan.
—Entonces... ¿Me dejará terminar el año?— Preguntó Betty, con una mirada suplicante.
Whaterbea suspiró, mirando a Alice y a los dos chicos. —De acuerdo. En realidad no veo por qué no— Aceptó. —No falta mucho para terminar el año y sería injusto no dejarla terminar cuando ha sido tan buena alumna—
Betty chilló en voz baja de la emoción y abrazó a su madre y a su novio. —Gracias señor director. No se va a arrepentir—
—Estoy seguro de que no, Elizabeth. Y felicidades... supongo. Si hay algún problema solo háganmelo saber. ¿Si?— Preguntó el director.
—Por supuesto. Vámonos amor— Dijo Jughead, poniéndose de pie y tomando a su novia de la mano.
—Gracias director— Le agradeció Alice al director, retirándose de su oficina junto a su hija y el novio de ésta.
Y la verdad es que el director Whaterbea siempre fue un excelente director, ganándose el cariño de los estudiantes. Siempre estaba de su lado.
Mientras tanto, Alice detuvo a Jughead y a Betty en el pasillo y los miró, especialmente a Betty. —Linda... ¿Te vas a quedar aquí? ¿Te sientes bien?— Preguntó.
—Claro. No te preocupes. Estoy con Juggie— Aseguró, mirando a su novio con una sonrisa mientras éste la rodeaba con sus brazos.
—Bueno... en ese caso llámenme si ocurre cualquier cosa. ¿Si? Jughead... te la encargo— Dijo Alice.
—No se preocupe— Aseguró el ojiazul, dejando un beso en la mejilla de su novia.
Alice les sonrió para luego irse, dejando a los dos chicos solos en el pasillo.
—Veo que tu mamá está diferente hoy— Admitió el pelinegro.
Betty asintió con una pequeña sonrisa. —Creo que solo estaba en shock por la noticia. Pero ella tiene razón. Le fallé a ella y a mi papá— Admitió, bajando la mirada.
—Oye— La llamó, tomándola del mentón y haciendo que lo mire a los ojos. —No te culpes tanto por esto. Fue un accidente y encontraremos la mejor manera para enfrentarlo. No olvides que estoy a tu lado mi amor—
Betty sonrió y lo abrazó. —¿Hablaste con tu padre? ¿Te dijo algo anoche?— Se separó y lo miró.
—El... anoche ni me dirigió la palabra. Estaba muy abrumado por la noticia. Pero creo que hoy no me voy a librar. Él va a matarme— Aseguró el ojiazul.
—Esta tarde mi mamá y yo hablaremos con mi papá. Va a matarme Jug— Aseguró la rubia, preocupada.
—A quien va a matar es a mi. Después de todo... tu no te embarazaste sola— Le recordó.
—Shhh... nadie tiene que saber eso ahora— Le advirtió Betty en voz baja.
—¡Betty!— Gritó Verónica, corriendo hacia ella con Toni, Cheryl, Archie y Kevin tras ella.
Éstos se acercaron a la rubia y la recibieron con un abrazo. Estuvieron muy preocupados por ella las últimas horas porque sabían que ella no estaba bien últimamente.
—Por Dios... estabas muy mal, chica. ¿Todo bien?— Le preguntó la pelinegra.
—Ya estoy bien, de verdad— Aseguró la ojiverde, con una sonrisa.
—Tu aspecto no dice lo mismo— Dijo Cheryl, mirándola de arriba a abajo.
—Ya me siento bien, de verdad— Insistió.
—Te estaremos dando seguimiento igual. Y por las clases no se preocupen— Dijo Toni, mirando a la rubia y al ojiazul mientras éstos se abrazaban. —Ese pesado de Estadística no dejó tarea—
—Ah... y el señor Whaterbea lo puso en su lugar— Habló Kevin.
—¿Como así?— Preguntó Jughead, sin soltar a Betty ni un momento.
—El se enojó porque tu y Betty salieron sin avisar y Whaterbea tuvo que explicarles su situación. Fue increíble— Aseguró Archie, divertido.
—El quería ejercer su dictadura sobre el director y adivina cómo salió eso— Festejó Kevin.
—Ya, vamos a lo importante— Sugirió Cheryl. —¿Que te pasa, Betty?—
—Si... tenemos entendido que estas enferma, pero nos interesa saber si es algo grave o... no se— Opinó Verónica.
Esa pregunta inquietó a Betty y a Jughead. Ellos se miraron sin saber qué responder.
—Chicos... ¿Nos disculpan un momento?— Preguntó Jughead.
—De acuerdo— Autorizó Verónica, extrañada igual que los demás.
Jughead tomó a Betty de la mano y la llevó a un rincón apartado de los demás. —Escucha... yo no diré nada si tú no me autorizas hacerlo. ¿Que les decimos?— Preguntó.
Betty quedó en silencio un momento, pensando en qué podrían hacer. —Ya los conoces. Son nuestros amigos y se van a preocupar. Por ahora me voy a inventar una historia y te avisaré cuando esté lista para decirles—
Jughead asintió y besó su cabeza. —Sabes que te apoyo en todo lo que decidas. Vamos— La tomó de la mano.
Ambos regresaron con los demás y éstos esperaban una respuesta. Una respuesta que por ahora no podrían recibir.
—Chicos... por ahora no se lo que pasa porque... eso lo voy a averiguar más adelante si sigue pasando lo que pasó el otro día— Mintió Betty, sin soltar la mano de su novio.
Los chicos se miraron y no parecían muy convencidos con esa respuesta.
—Bueno... sabes que estamos aquí para ti, Betty. Cualquier cosa, cuentas con nosotros— Aseguró Kevin, acercándose a ella y abrazándola.
Los demás la abrazaron y le hicieron saber todo el apoyo con el que contaba. Betty agradecía todos los días los maravillosos amigos que la vida les regaló.
La campana sonó y eso indicaba que había que entrar al aula. Los chicos entraron al aula y tomaron sus lugares.
Jughead al lado de Betty, como ha sido desde su primer año de secundaria. Y su amor nació desde ahí, desde la convivencia continua.
Y ahora estaban enfrentando algo que pondrá a prueba su relación.
—Betty— La saludó Tabitha, acercándose a ella y luego mirando al ojiazul a su lado. —Hola Jughead. ¿Todo bien?—
