Error Adolescente |Bughead|

"Capítulo 73"

—¡Jughead! Aquí...— Dejó de hablar Betty, quien iba abriendo la puerta del Pop's al ver esa escena.

Jughead inmediatamente se separó de Donna y se acercó a ella. —Betty, amor... que... qué sorpresa—

—Yo te quería dar una sorpresa, pero la que encontró una sorpresa fui yo— Admitió Betty, con enojo, mirando a su esposo y luego a Donna.

—Hola Betty. Qué linda estás— Dijo Donna, sonriéndole con hipocresía a la rubia. —¿Sabes? Ahora estoy trabajando en Riverdale High. Me verán mucho en las reuniones que se hagan—

—Aquí están tus malteadas, Donna— Le avisó Tabitha, acercándose a ésta con las dos malteadas en mano.

—Gracias linda— Agradeció Donna, tomando las malteadas y luego mirando a Betty y a Jughead. —Un placer. Hasta luego— Se despidió y salió del Pop's.

Reggie rodeó a Tabitha con su brazo y soltó un suspiro. —Esa bruja nunca me cayó bien—

—Tampoco a mi— Admitió la morena y miró a Betty con una sonrisa. —Hey... hola Betty. Qué bueno que llegas—

—Me alegra mucho verlos, pero ya me voy— Avisó la ojiverde.

—Pero acabas de llegar. Quédate ahora que la perra se fue— Sugirió Reggie.

—Sé educado— Lo regañó Tabitha.

—Betts...— La llamó Jughead, mirándola.

Betty lo ignoró por completo y salió del Pop's. Tabitha y Reggie querían impedir que ella se fuera, pero la rubia fue directo a su auto. Jughead la tomó de la mano antes de que ella tuviera la oportunidad de entrar a ese auto.

—Oye, ¿Por que te vas así? ¿Es por Donna?— Preguntó.

—Suéltame— Exigió, soltándose de su agarre para entrar a su auto.

—No te vallas amor— Suplicó Jughead, tomándola con cuidado del brazo. —Hablemos. ¿Cual es el problema?—

—Ninguno. Me tengo que ir. Tengo otra reunión y aún es temprano para ir por los niños. ¿Quieres dejarme en paz?— Preguntó, soltándose de su agarre otra vez y mirándolo mal.

Jughead no respondió. Miró los penetrantes ojos verdes y brillantes de su esposa y vio una ira increíble en ellos.

Ella no dijo nada más. Subió a ese auto y arrancó, dejándolo a él ahí, maldiciéndose por lo bajo.

Una vez más Donna había regresado a su vida para hacérsela imposible.

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En Riverdale High, la dulce Mía ya no veía la hora de salir de clases. Cuando salió de su salón, su sorpresa fue que no fueron sus amigos quienes la esperaban afuera.

Era David, con una sonrisa encantadora y una rosa roja en mano. Su pelo negro era tan abundante que se hizo una cola de caballo que se le veía muy atractiva.

—Para ti— Dijo David, tendiéndole la rosa roja.

Mía la tomó con una sonrisa y lo abrazó. Su amistad había crecido a pasos agigantados en los últimos días. —Es hermosa, gracias— Se separó, aún con esa sonrisa.

—Me asegure de tomar la más hermosa para ti, Mía— Aseguró el chico, guiñándole un ojo.

Ella se sonrojó y bajó la mirada con una sonrisa. No estaba segura de ver a este chico apuesto como un amigo solamente.