"Capítulo 74"

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Subió las escaleras hasta llegar a su habitación y la vio cerrada. Empezó a tocar. —Betty... ¿Estas ahí? Betty...—

—¿Que quieres?— Preguntó la rubia, desde adentro de la habitación, con la voz rota.

—Betty... quiero que abras esa puerta y me expliques en este momento qué ocurre contigo, por favor— Exigió, volviendo a tocar.

—Quiero estar sola. ¿Es mucho pedir?— Preguntó ella.

—Claro que es mucho pedir porque no te dejaré sola. Ábreme en este momento Betty— Pidió Jughead, con firmeza.

—No— Negó la rubia en un sollozo.

Jughead suspiró y se recostó de la puerta de la habitación. Duró ahí unos minutos que parecieron una eternidad hasta que sintió la puerta abrirse.

—Amor... pensé que no ibas a prestarme atención— Admitió Jughead, poniéndose de pie y mirándola con una sonrisa.

Betty lo miró y se limpió algunas lágrimas. —No salí por ti. Salí porque ya casi es hora de ir por los niños— Avisó, dirigiéndose al baño.

—Pero... tenemos que hablar. ¿Estas así sólo porque me encontraste cerca de Donna?— Preguntó el ojiazul, siguiéndola hasta el baño.

Ella fue al lavamanos, se lavó la cara y lo miró. —No quiero hablar. Vamos a ir juntos a buscar a los niños y tu actuaras normal y yo también. ¿Hecho?— Preguntó.

—Pero Betts...

—Nada. Ahora ven o iré yo sola— Exigió, dirigiéndose a la habitación para secarse la cara y salir de la casa.

Jughead suspiró y no le quedó de otra que hacer lo que ella le pidió. Siempre iban juntos a buscar a sus hijos a la escuela. Ya era costumbre. Si no lo hacían hoy, eso despertaría curiosidad en los menores y eso era lo que Betty no quería.

Betty fue quien tomó el volante y empezó a conducir, mientras Jughead iba a su lado. No se decían nada.

Quizá ella estaba enojada por algo más y él no lo sabía. Por eso le estaba insistiendo tanto.

Mientras ellos iban primero a la escuela primaria para buscar a su hijo menor, su hija mayor estaba en los pasillos aún solitarios, con David.

—Mis padres deben estar por llegar. No pueden vernos juntos— Advirtió Mía, mirando al chico, notando que éste no se veía muy feliz. —¿Estas bien?—

David asintió, fingiendo una sonrisa. —Lo se. Pero antes, me gustaría saber si vas a venir para la fiesta esta noche—

—Claro. No me perderé mi primera fiesta en esta secundaria. ¿Tu vas a venir?— Preguntó ella.

—Por supuesto. Y estoy seguro de que tú y yo la vamos a pasar muy bien— Aseguró, mirando sus labios y acercándose.

Era la primera vez que Mía se veía en esta situación. Se puso muy nerviosa, pero sentía atracción hacia ese chico. Ella también se acercó hasta que juntó sus labios con los de él.

Fue lento, delicado. Ella no sabía besar, pero no fue difícil dejarse guiar por los movimientos de sus bocas. El ruido de la campana que indicaba que ya era hora de irse, los separó de golpe.

—Bueno, nos vemos esta noche Mía. Te esperaré— Aseguró David, alejándose y guiñándole un ojo.

Mía sonrió y se mordió el labio, y fue sorprendida por sus amigos.

—Mmmm... pequeña sucia— Dijo Alexandra, divertida. —¿Por que esa sonrisa?—

—¿Estabas con David? Sabes lo que pienso sobre el— Avisó Anthony.

Error Adolescente |Bughead| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora