Pero la rubia no le abrió. Nadie le respondía.
—¿Betty?— La llamó Jughead, volviendo a tocar la puerta con su mano libre. —Betty, no me asustes. ¿Estas en casa? Mía ya pesa mucho. Por favor ábreme—
Betty por fin le abrió la puerta y lo recibió con una sonrisa débil. Se veía aún muy cansada y eso preocupó al chico.
—Dios... ¿Que rayos te pasa? Parece que un terremoto te pasó por encima o algo así. Y eso que el que tuvo a la niña todo el día fui yo— Dijo Jughead, entrando a la casa con la pequeña rendida en sus brazos.
—Está dormida. Dámela y la llevaré a su habitación— Pidió la ojiverde, extendiendo sus brazos.
—No— Se negó Jughead, apartándole a la niña. —Ojalá te vieras Betty. Te ves terrible, sin ofender. Déjame terminar con mi labor de padre y llevarla yo mismo a la cama—
Betty suspiró. —Está bien, pero no te acostumbres—
Jughead sonrió de medio lado y subió las escaleras con su hija en brazos, entró a su habitación y la dejó sobre la cama.
—Yo la arropo. Somos un equipo. ¿No?— Le preguntó Betty a Jughead, sonriéndole.
—Claro. Aún no olvido eso— Aseguró, viendo como la rubia arropaba a la niña y besaba su cabeza.
Los dos se convirtieron en excelentes padres cuando antes no tenían ni idea de cómo serlo. Uno estaba muy orgulloso del otro.
Betty salió de la habitación de su hija hasta que Jughead la acorraló contra la pared, mirándola fijamente.
—¿Que haces?— Le preguntó Betty en voz baja, nerviosa.
—Escúchame, Betty. Se que nos separamos hace unos meses, pero quiero que sepas que aún así me importas, y mucho. Por eso necesito hablar seriamente contigo. ¿Te parece si vamos a la sala a conversar?— Propuso el ojiazul, con su mirada clavada a ella.
—¿De que quieres hablar?— Preguntó Betty, extrañada.
—Ven conmigo— Respondió Jughead, tomando su mano y guiándola por el pasillo hasta las escaleras.
En lo que bajaban las escaleras para llegar a la sala, Betty no podía con la incertidumbre.
¿Será que le va a pedir otra oportunidad? No... demasiado bueno para ser verdad.
Llegaron hasta la sala de estar y se sentaron uno frente al otro, mirándose.
—Bueno, a lo que venimos. Betty, como te decía, me importas mucho aunque ya no estemos juntos. Eres la madre de mi hija y después de todo no he vuelto a amar a alguien como lo hice contigo— Empezó.
El corazón de Betty empezó a acelerarse a un punto en el que hasta le dieron nauseas. ¿Será que le va a pedir lo que ella piensa?
—Y precisamente por eso voy a responder a las inquietudes de mi hija, de nuestra hija. Ella me dijo que estaba preocupada porque cree que tú estás enferma. Que no duermes y que estas muy estresada. También me dijo que cuando tú crees que ella no te ve, te la pasas llorando— Dijo Jughead, poniendo una mano sobre la de ella sin quitarle los ojos de encima. —¿Qué está pasando?—
Betty soltó una risa sin gracia. —¿Vas a creerle ese tipo de cosas a una niña de cinco años?—
—Precisamente porque es una niña y es mi hija le voy a creer. Los niños no mienten Betty. Y no estaría mal que aceptaras que te sientes estresada y que necesitas ayuda. Si quieres puedo quedarme con Mía unos días para que descanses— Propuso, apretando levemente su mano.
—No voy a aceptar eso porque estoy bien, Jug. De verdad— Aseguró, mintiendo.
—No lo estás y eso me preocupa Betty. Tienes que entenderlo. Me conoces y no te dejare en paz hasta saber qué pasa contigo porque me interesas. ¿Es cierto que estas enferma? Mírate. Es obvio que algo anda mal contigo. Se ve que no has dormido bien en días y qué estás muy cansada— Le dijo Jughead.
—¡Ya basta Jughead!— Exclamó, cansada, tomando aire para calmarse. —Aprecio que te preocupes, pero creo que estás exagerando. Yo estoy bien, y si, no he dormido en días pero es que tengo mucho trabajo como cualquier persona normal. Mía es una niña y puede malinterpretar algunas cosas. Esta bien, pero no necesito tu ayuda—
Jughead no dijo nada y solo la exploró con la mirada. Él sabía que ella estaba mintiendo.
—Quisiera no conocerte tanto Betty. Pero se que me estás mintiendo— Aseguró.
—¿Ah si?— Preguntó Betty, clavando sus ojos a los de él. —¿Y que piensas hacer al respecto?—
Jughead le respondió rápidamente con un beso feroz. Él deseaba besarla desde hacía ya un rato y en ese beso desahogó todas las ganas que le traía desde que se separaron.
¿Y ella? Ella no se negó. Ella le correspondió aquel beso con todas las ganas que él también tenía hacia ella.
Sus bocas fundiéndose en un beso tan feroz que los hizo sentir cosquillas a ambos. Una perfecta danza en la que sus lenguas jugaban una con la otra
Las cosas empezaron a salirse de control. Ahí mismo, en el sofá, Jughead puso una mano sobre la pierna de Betty y la apretó mientras ella lo besaba, tomando su rostro entre sus manos.
No querían, pero la falta de aire los obligó a separarse de tan maravilloso beso. Conectaron sus miradas una vez más. Estaban llevándose de lo que sentían e ignoraron lo que pensaban por ese pequeño momento.
—No— Negó Betty, separándose de Jughead.
—¿Que no qué?— Preguntó Jughead, acercándose un poco más. —¿Me vas a decir que no disfrutaste eso?—
Betty tomó aire, con los ojos cristalizados. —Jug... también lo disfruté como no te lo imaginas, pero entiende que nosotros no podemos... ahora que somos solo amigos que comparten una hija todo esta bien. Pero si volvemos... volverán las peleas y no quiero que mi hija salga lastimada—
Jughead asintió, mirándola con los ojos también cristalizados. —Entiendo, entiendo. ¿Sabes? Tengo la impresión de que estás utilizando a nuestra hija como una excusa para no volver conmigo. Pero descuida. Tal vez tu sí lo hiciste, pero yo no he dejado de amarte— Aseguró y se puso de pie, saliendo rápidamente de la casa.
—Jug, Jug...— Lo llamó, queriendo seguirlo, pero él ya había atravesado esa puerta y había entrado a su auto.
🥲🥲😭 Mi corazón 💔🥲 mejor vallan preparándose para el próximo capítulo 🥺Samy ❤️
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Error Adolescente |Bughead|
FanfictionDos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre