Y no fue broma cuando Jughead dijo que se iría. Después de otra fuerte discusión con Betty desde temprano en la mañana, el pelinegro tomó su maleta, decidido a irse, o más bien a alejarse un tiempo a ver si las cosas mejoraban.
Las discusiones ya eran demasiado frecuentes en cualquier conversación que ellos quisieran tener y no querían que eso afectara a lo que más les importa.
Su pequeña hija.
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—No puedo creer que de verdad te vallas— Admitió Betty, con las lágrimas bajando por sus mejillas al ver a su novio ya en la puerta, con su maleta al lado.
—De verdad lo intenté, Betty— Contestó Jughead, acercándose a ella y mirándola fijamente. —De verdad intenté comprenderte y mejorar las cosas y tú no me dejaste—
—Deja de echarme toda la culpa a mi. Siempre soy yo, todo soy yo. ¿Tu que me dices? Pensé que me amarías toda la vida y a la primera oportunidad que tienes te vas y me abandonas. Abandonas a tu hija también— Le recordó, con la voz rota.
—Yo no estoy abandonando a nadie. Tampoco dejé de amarte. Solo comprendí que quizá tu y mi hija estén mejor sin mi— Aclaró, tratando de contener las lágrimas.
—¿Que hay de esa promesa que hicimos hace cinco años? ¿Recuerdas? Cuando cumplí dieciocho— Le recordó Betty, con las lágrimas saliendo como cascadas.
Jughead le iba a responder hasta que vio a su pequeña bajar las escaleras, aún con los ojos cansados porque estuvo durmiendo y recién despertaba.
—¿Papi?— Lo llamó, mirándolo a él y luego a la maleta. —¿Van a viajar?—
Jughead suspiró, mirándola. —Chiquita... yo...
—¿Te vas?— Le preguntó la menor a su padre, empezando a amenazar con llorar y mirando a su madre. —¿El se va? Mami...
Betty miró a la niña y luego a Jughead, con ira. —Perfecto. Mira lo que has hecho— Murmuró.
Jughead rodó los ojos para luego mirar a su hija, agachándose frente a ella. —Escucha mi vida. Sabes que mamá y yo te amamos mucho mucho. ¿Verdad princesa?—
Mía asintió, con las lágrimas bajando por sus mejillas. —No me gusta papi. ¿Te vas porque soy muy traviesa? Me voy a portar bien, pero no te vallas—
—No mi amor. No es tu culpa— Negó Jughead, limpiándole las lágrimas a su hija. —Me voy a ir por un tiempo solamente. Y no te voy a dejar sola. Voy a verte, voy a venir a buscarte, iré por ti a la escuela amor. Tranquila. No llores porque a papi no le gusta que su princesa llore—
Betty los miraba y parecía una cascada de tantas lágrimas que bajaban por sus mejillas. Le partía el corazón que el hombre que ama se valla y que su hija estuviera así de rota.
—¡No!— Gritó la menor, abrazándose al cuello de su padre mientras lloraba. —¡No te vallas! ¡Quédate conmigo y no me dejes papito!— Suplicó.
Jughead tomó aire mientras también lloraba y se separó de su hija. —No te voy a dejar, pero tengo que irme mi niña hermosa—
—Ven aquí mi vida— Le pidió Betty, abrazándola mientras lloraba también.
Jughead aprovechó y se fue sin mirar atrás, porque si lo hacía probablemente no hubiese sido capaz de irse.
Ya era demasiado doloroso escuchar como su hija lloraba y le suplicaba que no se fuera a gritos.
Eso les rompió el alma.
—¡Papi se fue!— Exclamó Mía, abrazando con fuerza a su madre mientras lloraba desconsoladamente.
—El seguirá viniendo mi amor. Es temporal— Aseguró Betty, abrazándola y luego tomándola en sus brazos. —Vamos a jugar un rato—
Betty estaba igual o quizá más rota que su hija por la situación. El hombre que ama, que ambas aman, se había ido.
No querían llegar a esta situación, pero ya su hija estaba al medio y no querían que lo que más aman en el mundo sufriera eso.
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Jughead fue a Pop's después de dejar algunas de sus cosas en su viejo apartamento que lo llenaba de recuerdos. Estaba roto. No quería irse, pero también le interesaba proteger a su hija.
—Hola Jughead— Lo saludó Tabitha, acercándose a él y sentándose frente a él. —¿Estas bien? ¿Tu y Betty siguen discutiendo?—
Jughead suspiró, mirándola. —Nos dimos un tiempo—
—¿Que?— Preguntó la morena, con los ojos abiertos como platos. —¿Por que? ¿Y Mía como reaccionó?—
—Fue terrible para ella. La dejé llorando en la casa. Dios... me siento terrible— Admitió, pasándose una mano sobre la cara.
—¿Crees que hiciste lo correcto?— Le preguntó Tabitha.
Jughead iba a responder hasta que recibió una llamada de Betty. —Espera, es Betty—
Tabitha asintió y Jughead contestó la llamada.
En la llamada...
—Hola Betty. ¿Que pasó?— Le preguntó, con la voz algo rota.
—Jug...— Lo llamó la voz rota de Betty. —¿Puedes venir por Mía un momento? No para de llorar y ya no se que hacer—
Jughead suspiró. —Claro, claro. Voy por ella en este momento—
—Está bien, gracias Jug— Agradeció la ojiverde, colgando la llamada.
Fin de la llamada.
—¿Todo bien?— Le preguntó Tabitha, preocupada.
—Es mi hija. Voy a ir por ella. Betty me dijo que no para de llorar— Contestó Jughead, poniéndose de pie. —Vuelvo en un momento—
Tabitha asintió y vio a Jughead salir rápidamente. Ella admiraba el padre en el que se había convertido.
Jughead subió a su auto lo más rápido que pudo y empezó a conducir a la casa que solía compartir con su novia y su hija.
Llegó y desde afuera podía escuchar el llanto de su pequeña. Eso lo destrozó como no se lo había imaginado.
Bajó lo más rápido que pudo de su auto y se acercó a la casa, tocando la puerta.
Quien lo recibió fue su pequeña, con las mejillas empapadas de lágrimas. Lo abrazó y se aferró a él con sus pequeñas manos temblorosas.
—Ya no llores mi vida. Papá ya está aquí— Le dijo Jughead a su hija, abrazándola entre sus brazos fuertes.
También miró a Betty. Ella lo miraba con sus brillantes ojos verdes levemente cristalizados, queriendo desbordarse del llanto, pero al mismo tiempo haciéndose la fuerte.
Cruzaron miradas mientras Mía dejaba de llorar en los brazos de su padre. Esto no iba a ser nada fácil.
No me odien 😭 pero quiero saber si piensan que tomaron una buena decisión 💔Samy ❤️
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Error Adolescente |Bughead|
FanfictionDos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre