"Capítulo 78"

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Un nuevo día llegó y Betty se levantó temprano para hacer el desayuno para sus hijos. No vio a Jughead a su lado, pero supuso que eso era normal por lo de anoche.

Lo que más le había molestado era el daño que la situación le estaba haciendo a los hijos. Nada le importaba tanto como sus hijos.

Pero también conoció una actitud de él que desconocía y eso la deprimía.

Tomó una ducha, fue a despertar a su pequeño y lo dejó preparándose para la escuela, pero cuando fue a la habitación de su hija mayor y tocó la puerta, no recibió respuesta.

—Mía... ¿Estas ahí amor?— Le preguntó Betty a su hija, preocupada, tocando la puerta.

—No iré a la escuela hoy— Negó Mía, en voz baja, apenas audible.

Betty no lo pensó dos veces antes de abrir la puerta de la habitación de su hija, esta vez sin permiso. La vio hecha bolita en la cama, parecía estar llorando y eso la preocupó.

—¿Qué tienes chiquita? ¿Sigues sintiéndote mal? Anoche vomitaste mucho. ¿Por qué?— Preguntó Betty, sentándose al borde de la cama de su hija y acariciando su cabello.

—Me duele mucho el estómago mamá. Me duele... todo— Admitió, un poco asqueada, agarrándose con fuerza el estómago.

Betty suspiró, dejando un beso en la mejilla de su hija. —Quédate ahí. Enseguida voy a traerte algo para eso y le hablaré a Whaterbea para avisarle que hoy te sientes mal mi amor. ¿Tomaste alcohol anoche?— Le preguntó.

—Mmmm no— Negó.

—¿Segura? No tienes que mentirme a mi. Pero si no te sientes cómoda o no te sientes lista para decirme, te escucharé cuando lo estés. Ahora descansa bebé— Le pidió, sonriéndole para luego salir de la habitación.

Mía esperó a que su madre se fuera para volver a llorar. Además de sentirse mal físicamente, el arrepentimiento la abrumaba.

Hizo algo que no debió hacer, y se arrepentía demasiado de eso.

Betty bajó hasta la cocina para hacer el desayuno, pero sorprendentemente el desayuno ya estaba hecho.

Su pequeño hijo ya estaba en la mesa, disfrutando de una rica tostada de queso y limonada.

—¡Hola mami!— La saludó, con la boca llena.

—No hables con la boca llena amor. ¿Quien hizo todo esto? Tú aún no estás autorizado a utilizar la cocina— Dijo Betty, mirando a su hijo con una ceja alzada y acercándose a él.

—Creo que fue papá— Supuso el menor.

—¿Y donde esta tu papá?— Le preguntó Betty al niño.

En eso la puerta principal de la casa se abrió, dejando ver a Jughead. Se veía terrible y parecía que había pasado una mala noche, o que simplemente se embriagó.

—¡Papá!— Lo saludó Mateo. Parecía que no se acordaba de nada de lo que pasó anoche.

—Hola pequeño campeón— Lo saludó también Jughead, acercándose y besando la cabeza de su hijo. —¿Y tu hermana?—

—No se— Respondió el niño, mirando a su madre. —¿Y Mía?—

—Mía se siente mal. No irá a la secundaria— Respondió Betty, empezando a dirigirse a las escaleras. —Voy a llevarle alguna pastilla. No te muevas Mateo. Ya regreso—

—Okey mami— Aceptó Mateo, tomando de su limonada.

Jughead suspiró, pasándose una mano sobre la cara para luego mirar a su hijo. —¿Que pasa con tu hermana?—

Error Adolescente |Bughead| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora