Dos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre
Mientras tanto, fuera de ese caos que se estaba armando dentro de ese baño, el chico ojiazul notó que la chica de su interés no estaba ahí y que pasó un buen rato desde que dejó de verla.
Dejó que sus amigos continuaran conversando y riendo y se acercó a las chicas. —Chicas... hola— Las saludó.
—Hola Jughead— Lo saludó Tabitha, sonriéndole.
—¿Que hay?— Preguntó Toni.
—¿Qué quieres vago?— Le preguntó Cheryl mientras se tomaba una copa de vino.
—¿Betty no estaba con ustedes?— Les preguntó Jughead.
—Chicos, disculpen— Habló Archie, acercándose. —¿Han visto a Verónica? Pensé que estaba con ustedes—
—Y si estaban con nosotras, las dos— Aseguró Toni.
—Las dos están en el baño desde hace un rato— Habló Tabitha.
—Además... ¿Por qué tenemos que saber nosotras cuando son las novias de ustedes?— Preguntó Cheryl, mirando al pelinegro y al pelirrojo con una ceja alzada.
En eso la puerta de la gran casa Blossom Topaz se abrió, dejando ver a una chica morena, cabello corto, negro y rizado y delgada con un vestido negro de brillos, capturando la atención de todos.
Sweet pea fue quien corrió hacia esa chica y la tomó de la mano con una sonrisa, mirando a sus amigos. —Amigos... ella es Josie McCoy, mi novia— La presentó.
—Hola— Saludó Josie, con una deslumbrante sonrisa.
—¿Sweet pea tiene novia? Eso es nuevo— Admitió Reggie, divertido.
—Bueno, vamos a saludarla en lo que llegan nuestras queridas amigas— Sugirió Cheryl, poniéndose de pie y dirigiéndose a la recién llegada con una sonrisa.
Todos se concentraron en ir a conocer y a saludar a Josie, incluidos Jughead y Archie. Abandonaron la búsqueda que tenían porque entendían que si Betty y Verónica estaban juntas y no estaban lejos, estaban bien.
Pero el caos y el drama seguía en ese baño, y nadie se estaba dando cuenta.
—Betty, no hagas eso. Respira por favor, relájate— Le pidió Verónica mientras la abrazaba, ambas en el piso del baño.
—No...— Sollozó Betty, abrazada a su mejor amiga mientras lloraba. —¿Por que? Usamos condón Verónica, te lo juro. ¿Por qué a mi? Yo no quería...
—Shhh... por favor toma aire, respira profundo y relájate o te hará daño ponerte así. Tienes que relajarte para que pensemos— Sugirió la morocha.
Así lo hizo la rubia. Inhaló y exhaló profundo para calmar sus nervios. Estaba tan nerviosa y asustada que las manos le temblaban, estaba sudando y la respiración se le cortaba.
Tenía miedo, y mucho. Tanto miedo como la primera vez que se vio en esta situación.
—Bien... ¿Ya estas más calmada?— Le preguntó Verónica a Betty, mirándola.
Betty asintió sin decir una palabra. Solo miraba a la nada, preguntándose qué carajos hará ahora.
—Muy bien. Ahora hablemos. ¿Por qué te pone tan nerviosa un segundo embarazo? No veo ningún problema. Tienes dinero, tienes éxito y puedes darle una gran vida a ese segundo bebé. ¿Cual es el problema?— Le preguntó la morocha a su amiga.
—No puedo V. Tengo miedo, no quiero— Contestó Betty, intentando contener las lágrimas que querían seguir saliendo.
Sentía que nadie la iba a comprender, pero estaba demasiado asustada por un segundo embarazo y ni ella se explicaba por qué.
Verónica tomó aire mientras acariciaba el cabello de la ojiverde. —Escucha... debes decirle a Jughead. Él es el papá de esa segunda criatura... ¿Cierto?—
—La ultima persona con la que me acosté fue con el— Aseguró Betty.
—Perfecto. Ahora quiero que salgas de aquí, que vallas con él y que se lo digas, Betty— Exigió Verónica, mirándola.
—No puedo hacerlo. Estamos separados— Recordó, limpiándose las lágrimas y mirando a Verónica.
—No importa. Ese bebé que tienes adentro ahora también es su bebé y por eso debes decirle. Se que él quería un segundo hijo contigo. Se lo tomará bien— Aseguró Verónica, sonriéndole.
—Tienes razón. Él quería un segundo hijo con todas sus fuerzas. Se lo diré— Se dispuso, poniéndose lentamente de pie.
—Esa es mi amiga. Ve a decirle a tu hombre y no tengas miedo. Estoy contigo— La animó Verónica, tomándola de ambas manos y mirándola con una sonrisa.
Betty asintió, limpiándose las lágrimas restantes en su rostro, se lavó la cara una vez más y bajó esas escaleras con Verónica tras ella, pero para su sorpresa vieron que todos hablaban con una chica desconocida para ellas.
Cheryl vio a las chicas y sonrió, acercándose. —Ahí están. Sus hombres estaban por enloquecer si ustedes no aparecían. Vengan—
Verónica y Betty se acercaron, un tanto confundidas, y Archie tomó a Verónica de la mano, y Jughead miraba a Betty de reojo.
—Chicas, conozcan a Josie McCoy, mi novia. Amor... ellas son Betty y Verónica. Son las novias de mis amigos Archie y Jughead— Los presentó.
—Un gusto— Dijo Josie, saludando a la rubia y a la morocha con un beso en la mejilla.
—El gusto es todo nuestro, chica— Respondió Verónica, sonriéndole.
—Un gusto, Josie. Felicidades— Los felicitó Betty, con una dulce sonrisa.
Verónica se acercó a Betty por detrás. —Hazlo, ahí está— Le susurró.
Betty tragó saliva y se acercó a Jughead, quien tenía su mirada clavada a ella. —Jug, necesito hablar contigo ahora, a solas—
Jughead la miró, confundido, pero aceptó. —Claro. ¿Donde?— Preguntó.
—Vamos afuera— Le pidió, tomándolo de la mano.
Jughead dejó que Betty lo guiara hasta el jardín de la gran casa, bajo la gran luna llena, las estrellas y las hermosas luces del jardín.
—Aquí estamos. ¿De que quieres hablar?— Le preguntó el ojiazul a la rubia.
Betty suspiró, bajando la mirada. —Juggie... antes de nada, perdón por hacerte sentir así el otro día. No quería que pensaras esas cosas horribles y tampoco quise lastimarte. Lo único que no quiero es lastimar a mi hija—
—Descuida,Betts. Discúlpame tú a mi por no reaccionar de la mejor manera. Mía también es mi hija y la amo más que a nada. También me interesa protegerla— Aseguró Jughead, tomando la mano de Betty mientras la miraba.
Betty tomó aire, cerrando los ojos. —En realidad te traje aquí para decirte algo muy importante—
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