—¡Metete conmigo y deja a mis hijos en paz!— Exigió Betty, enfrentando a Donna.
—Claro, claro. Será un honor volarte la cabeza primero a ti— Aseguró Donna, apuntando su arma hacia Betty y empezando a apretar el gatillo.
—¡No!— Gritó Mía mientras abrazaba a su hermanito, con los ojos cristalizados.
Donna apretó el gatillo, pero no pasó nada. Ni una bala, solo un simple sonido vacío.
En cuanto ella notó que en realidad no estaba armada, simplemente salió corriendo de ahí, dejando a Betty y a los menores con el corazón en la mano.
Betty soltó un profundo suspiro y miró a sus hijos, abrazándolos. —Ya pasó amores. Ya pasó, se fue— Aseguró, separándose de sus hijos para sentarse en el sofá, agarrándose el vientre con una expresión de dolor.
—Mamá... ¿Estas bien?— Le preguntó Mía, sentándose a su lado y tomando su mano, mirándola.
Betty asintió, tomando aire. —Estamos bien, niños— Aseguró, soltando un quejido.
Mía alzó una ceja, preocupada. —Recuerdo que me hablaste de contracciones cuando los bebés van a nacer. ¿Es eso?— Preguntó.
—No pasa nada. Esperaremos a que tu papá llegue y estaremos bien— Dijo Betty, sonriéndole a su hija mientras trataba de respirar profundo para aguantar el dolor.
—Tenemos que llamar a papá— Advirtió Mateo, tomando su celular, que estaba sobre el sofá, y marcando al numero de su padre. Sus manos aún temblaban por lo que pasó hace pocos minutos.
—Dame eso pequeño— Exigió Mía, arrebatándole el celular a su hermanito para llamar a su papá.
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Mientras tanto, Jughead rondaba con su auto los alrededores de Riverdale High, buscando a Donna.
Antes no se tomaba enserio sus amenazas, pero ya estaba harto y esta vez tenía intenciones de terminar con eso a las buenas.
Cuando sintió su celular vibrar, lo sacó de su bolsillo y atendió la llamada.
En la llamada...
—¿Hola? Hijo... ¿Eres tu?— Preguntó el ojiazul.
—Papá... soy yo, Mía. ¿Puedes venir por favor? Es urgente— Pidió la adolescente, con voz nerviosa.
—¿Qué pasó pequeña?— Le preguntó Jughead a su hija, ya preocupado.
En eso se escuchó que le arrebataron el celular a Mía. —¡Papá! ¡Una loca vino a la casa con un arma y ahora mamá tendrá a la bebé!— Exclamó Mateo, asustado.
Fin de la llamada.
La llamada se cayó de repente y Jughead empezó a sudar frío, encendiendo el auto y empezando a conducir para llegar a su casa lo más pronto posible.
—Maldita Donna— Murmuró, enojado mientras conducía, apretando el volante del auto gracias a la ira.
Solo rogaba que su familia estuviera intacta o se volvería loco.
Cuando por fin llegó a casa, bajó de inmediato de su auto y cuando entró a la casa, vio a Betty y a sus hijos en el sofá de la sala.
Betty intentaba respirar profundo para aguantar el dolor de las contracciones y Mía y Mateo estaban a su lado, muy preocupados.
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Error Adolescente |Bughead|
Hayran KurguDos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre