—Gracias papá. Bien... papá y yo nos encargaremos de mi dulce niña esta noche y tú vas a recuperar a tu chica. ¿Entendido?— Le preguntó, mirándolo.
—Eso no va a funcionar— Murmuró Jughead.
—No cuestiones a tu hermana. La niña se queda con nosotros esta noche— Exigió Fp.
—Bebé... ¿Quieres quedarte conmigo y con el abuelo hoy?— Le preguntó JB a la niña, acercándose a ella.
Mía miró a su tía y ese rostro de desánimo cambió a una sonrisa. —¡Si!— Aplaudió.
Jughead miró a su padre y a su hermana y ahí supo que nada los haría cambiar de opinión. Pero lo que lo convenció fue ver lo feliz que estaba su hija con la idea.
—De acuerdo, lo voy a intentar. Veré que hago— Aceptó Jughead, algo nervioso.
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En casa, Betty estaba sola, en la sala, sentada sobre uno de los sofás mientras observaba viejas fotos en su celular.
Fotos de ella junto a Jughead cuando eran adolescentes, cuando tuvieron a su hija y cuando aún estaban juntos. Se sentía tan sola y extrañaba tanto esos tiempos...
Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos verdes y cansados. Sintió la necesidad de llorar. Simplemente se sentía muy mal.
Con otro embarazo no deseado y además separada del padre de sus hijos, de su hija, a la que ama con todas sus fuerzas. Aún no sabía lo que sentía por la nueva vida que llevaba dentro y eso la hacía sentir peor.
Escuchó un auto llegar a la casa y supo que era el. Lo que la emocionó fue pensar que su hija entraría por esa puerta y saltaría a sus brazos, diciendo lo mucho que la extrañó.
Vio cuando la puerta principal se abrió, pero su hija no estaba. Solo entró Jughead. El hombre que la enloquece, el hombre que ella desea.
—¿Donde está mi hija?— Preguntó Betty, mirando a Jughead, seria.
Jughead se acercó a ella, con la mirada baja. —Ella no quiso venir conmigo. Se quedó con mi papá y con mi hermana. Ella está muy bien, no te preocupes por ella—
Betty asintió, limpiándose las lágrimas, y ahí Jughead supo que ella estaba llorando y eso lo quebró.
—Betts... ¿Por qué llorabas?— Le preguntó, sentándose a su lado y posando una mano en su mejilla. —¿Estas bien?—
—Estoy bien. Es que me entró algo de polvo en los ojos— Mintió, intentando contener el llanto.
—¿Quieres que te crea eso? Betty, ¿Son las hormonas o que? Ven aquí, si necesitas llorar, hazlo— La abrazó.
Ahí Betty rompió a llorar en los brazos del pelinegro. Él también quiso llorar porque le dolía verla así.
—Está bien, está bien, tranquila— Le pidió, separándose y limpiándole las lágrimas. —No hagas esto. Esto puede hacerle daño al bebé. Respira conmigo—
Betty le hizo caso y empezó a respirar despacio para lograr calmarse un poco. Se sentía contenida y segura con el aún después de todo lo que pasó.
—¿Mejor?— Le preguntó, acariciando su mejilla empapada de lágrimas.
Betty asintió, sonriéndole. —Gracias Juggie—
—No fue nada, hermosa— Respondió.
No dijeron mas nada y se dedicaron a mirarse. Él no pudo evitar mirar detenidamente los labios rosas y carnosos de Betty, y ella no pudo evitar perderse en su mirada penetrante.
—¿Por qué viniste?— Le preguntó Betty al chico, sin quitarle los ojos de encima. —No trajiste a Mía. ¿A que viniste cuando podías ponerme un mensaje o llamarme?—
—Vine porque quería verte— Confesó, aún explorándola con la mirada. —Además... te recuerdo que ahora llevas a mi segundo hijo dentro de ti— Le recordó, empezando a acariciar su vientre abultado.
—¿Y por qué querías verme?— Preguntó, insegura.
Jughead tomó aire. —Porque quiero salir contigo ahora—
—¿Que?— Preguntó la rubia, algo atónita. No podía creerlo. —¿Salir a donde?—
—No lo se. Estás embarazada y por eso no hay muchas opciones pero... ¿Tienes hambre? Podemos ir a cenar. Por favor no me digas que no y te juro que no vas a arrepentirte— Suplicó.
Betty observó sus ojos suplicantes y supo que el de verdad la quería llevar a una salida.
—En realidad no veo razones para negarme a eso— Aceptó.
Jughead hizo un pequeño gesto de victoria como niño y pequeño y sonrió. —Vámonos—
—¿Ahora?— Preguntó Betty. —¿No prefieres que valla a arreglarme un poco primero?—
—Pero así estas perfecta— Aseguró el ojiazul, mirándola de arriba a abajo. Ella llevaba un vestido bastante sencillo color celeste, con el pelo recogido y unos mechones que bajaban por su rostro.
Betty aceptó y ambos salieron de la casa. Él se aseguró de ser lo más caballeroso posible. La guió tomada de la mano, le abrió la puerta del auto y él también subió para empezar a conducir hacia su destino.
—¿Y a donde vamos?— Le preguntó la ojiverde al chico, mirándolo mientras éste conducía.
—Tu mereces solo lo mejor— Solo eso contestó, sin apartar su mirada del camino.
Betty sonrió y Jughead continuó conduciendo hasta que se detuvieron frente al mejor restaurante, el más caro de Riverdale. Un lugar que no habían visitado antes.
—Esto es hermoso— Admitió Betty, mirando ese hermoso y deslumbrante restaurante desde adentro del auto.
—Y eso que no has entrado— Respondió Jughead, bajándose del auto para ir a abrirle la puerta a la rubia. —Se que lo de los restaurantes es muy cliché, pero no me quedan más ideas—
Betty salió del auto y posó una mano en la mejilla del pelinegro mientras éste cerraba la puerta del vehículo. —No es cliché para mi. Aprecio lo que estás haciendo— Aseguró, besando su mejilla.
Jughead sonrió como tonto enamorado y tomó la mano de Betty, besándola. —Vamos, señorita—
Betty sonrió y juntos entraron a aquel increíble restaurante. Se sentaron en una mesa que estaba en el centro, en el punto más hermoso y especial del restaurante y después de charlar de cualquier tema irrelevante mientras comían lo que ordenaron, Jughead quiso tocar un tema enserio.
—Betty, escúchame— Le pidió, poniendo su mano sobre la de ella por encima de la mesa mientras la miraba fijamente. —Seguramente te preguntarás por qué te traje—
Betty lo miró y la ilusión volvió a ella. ¿Y si hoy será la noche en la que vuelva con su hombre?
La noche en la que vuelva con su hombre 😳😏Samy ❤️
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Error Adolescente |Bughead|
FanfictionDos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre