Dos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre
Llegó el gran día. Llegó el día con el que todo estudiante de secundaria que cursa su último año sueña.
El día de la graduación en Riverdale High.
Muchos chicos emocionados por ir a la universidad y empezar sus vidas, abrir sus alas y despegar hacia el futuro.
Pero a veces, no todos corren la misma suerte. Una rubia estaba en su casa, deprimida, porque sabía que sus sueños de ir a la universidad no serían posibles por un error. Un error que la obligará a quedarse en Riverdale para hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones.
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Betty estaba sentada frente a la ventana de su habitación. Ya estaba lista para la gran noche, con su largo y hermoso vestido rosa suave, sus labios de un color rosa como su vestido y su hermoso y largo cabello ondulado suelto.
Pero esta noche no estaba siendo como ella lo había soñado. Dentro de ella estaba creciendo el resultado de una noche apasionada, pero eso que crecía dentro de ella ya no le permitiría cumplir su sueño.
Eso la estaba atormentando.
—Elizabeth— La llamó su madre, entrando a su habitación y acercándose. —Jughead debe estar por llegar. ¿Que haces aquí todavía?—
Betty suspiró, tratando de contener las lágrimas. —Todos mis amigos se van a ir a la universidad. Estudiarán la carrera de sus sueños y yo tendré que quedarme aquí para cuidar a un bebé— Se limpió las lágrimas antes de que arruinaran su maquillaje.
Alice suspiró y se sentó a su lado, sabiendo que su hija tenía razón, y no le gustaba la situación por la que estaba pasando.
—Mi niña— Le sonrió y posó una mano en su mejilla. —No se que será de tu futuro. No se como harás para salir adelante ahora que tienes que cuidar a un niño, pero estoy orgullosa de ti. Hoy te vas a graduar, terminaste la secundaria exitosamente y con las mejores calificaciones. Hija mía, llevas dentro de ti a un pedacito de ti y de Jughead. Solo quiero que disfrutes esta noche como si no hubiera un mañana. Hoy es tu graduación y no quiero que estés así por tu condición. Por favor, disfruta—
Betty procesó las palabras de su madre y la abrazó. —Te amo, mamá. No sabes cómo agradezco que me apoyes— Se separó y amenazó con llorar.
—No llores mi amor. No quiero que se te arruine el maquillaje— Advirtió Alice, limpiando las lágrimas que se le salían a su hija. —Y que no se te olvide que estas embarazada y hay algunas cosas que no puedes hacer—
Betty sonrió y la volvió a abrazar cuando las dos rubias escucharon un auto detenerse frente a la casa.
—Debe ser Jughead. Mamá... ya me voy— Se despidió Betty, dejando un beso en la mejilla de su madre para salir corriendo de la habitación.
—¡No corras Elizabeth! ¡Estás embarazada!— Le recordó Alice, siguiéndola.
A Betty ya no le incomodaba hablar de su embarazo, y mucho menos si era con las personas más cercanas a ella.
Bajó las escaleras y llegó a la puerta principal. Cuando la abrió, se encontró con su novio. Éste traía su elegante traje y su cabello bien recogido. Betty no pudo evitar mirarlo de arriba a abajo y el hizo lo mismo, explorando su cuerpo con la mirada, con todo y esa panza de unos cinco meses de embarazo aproximadamente.
—¿Se van a quedar ahí o van a venir para una foto?— Preguntó Alice, con una cámara en mano en medio de la sala. —Vengan—
Betty y Jughead entraron y llegaron a la sala y ahí Alice les tomó la foto. En esa foto reflejaban sonrisas de enamorados, a pesar de todo lo que estaban pasando.
—Muy bien, no les quito más tiempo— Dijo Alice, mirando la foto que había tomado para luego mirar a los chicos. —Jughead, ya sabes. Cuida muy bien de mi niña, y de mi nieto— Miró el vientre de su hija con una sonrisa.
—Más que a mi vida, Alice— Aseguró Jughead, mirando a su novia con una sonrisa y tomando su mano. —Vamos a graduarnos bebé—
—Vamos— Contestó Betty, sonriéndole a su novio y mirando a su madre. —Adiós mamá—
—Adiós cariño— Contestó la mayor, viéndolos salir de la casa con una sonrisa.
De forma inesperada y prematura, pero su hija ya estaba emprendiendo vuelo a su propia vida.
Jughead guió a Betty hasta el auto y le abrió la puerta, y ésta entró para luego entrar el.
Él la miraba de arriba a abajo, explorando su cuerpo solo con la mirada. Hace un tiempo que no tenían la oportunidad de salir a solas, una noche.
—Mis ojos están aquí arriba Juggie— Le recordó, con una pequeña sonrisa traviesa.
Jughead la miró a la cara y aclaró su garganta. —Lo siento amor... te ves hermosa esta noche—
—Tu te ves muy bien— Contestó Betty, besando su mejilla con dulzura.
Jughead sonrió y encendió el auto. —Allá vamos amor—
El chico empezó a conducir y en el corto trayecto no dejaron de mirarse por lo bajo. Una tensión que hace tiempo no aparecía se estaba creando entre ellos.
Llegaron a Riverdale High y desde afuera se podía sentir la emoción de la graduación. Las luces y la música se percibían desde afuera.
—Llegamos mi amor— Avisó Jughead, bajándose del auto para ir a abrirle la puerta a Betty. —¿Lista para graduarte?—
Betty bajó del auto y asintió, abrazándolo. —Jug...
—¿Que sucede amor?— Le preguntó Jughead, rodeándola entre sus brazos. La sentía rara.
—Jug...— Lo llamó, tratando de evitar llorar. —No lo se... solo quiero llorar—
—Ay preciosa...— Contestó Jughead, besando su cabeza. —Son las hormonas. Está bien, pero no es bueno que llores ahora—
—No es solo eso— Dijo Betty, separándose del abrazo y mirándolo, con los ojos cristalizados. —Todos se irán y nosotros vamos a tener que quedarnos con el bebé aquí en Riverdale y yo... yo... de verdad quería...
—Bebé, tranquila— La tranquilizó, volviendo a abrazarla. —Disfrutemos esta noche como si no existiera un mañana— Propuso.
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No se... el capítulo estuvo algo aburrido según mi criterio... pero no me siento muy bien y creo que es por eso.
Estoy extremadamente cansada y no estoy fluyendo, sorry. Prometo que tendrán lo mejor más adelante. Las amo❤️