Era una prueba de embarazo positiva con sus dos rayas, y estaba frente a la puerta de la habitación de su hija.
Se quedó ahí, congelado, mirando aquella prueba de embarazo positiva. No explicaba lo que sentía en ese momento, porque todo apuntaba a lo peor.
La noche en la que su hija de solo catorce años llegó tarde a la casa con la ropa arrugada y el pelo hecho un desastre, que empezara a enfermarse y que no quisiera decir ni una palabra de lo ocurrido esa noche...
Su comportamiento tan distante, tan reservado y extraño... ahora todo tenía sentido.
Su niña, su bebé... su pequeña... una niña de tan solo catorce años con un embarazo. Su peor miedo se había hecho realidad.
Reunió el valor suficiente para levantar aquella prueba, con la mano temblorosa, y bajó las escaleras hasta llegar a la sala de estar, en donde se sentó sobre uno de los sofás.
Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos al pensar en tantas cosas... ¿Que haría su pequeña con un bebé? ¿Que haría una niña cuidando a otro niño?
Él no quería ser abuelo a los treinta y dos. ¿Él y Betty tendrían que encargarse del bebé de su hija?
¿Y quien diablos era el padre? ¿Quien le había hecho ese daño a su niña?
Y lo que lo hacía sentir peor era pensar que fracasó como padre... que debió cuidarla más, y lo hizo mal.
En eso la puerta principal de la casa se abrió y por ahí entró Mía. Se notaba que estaba cansada, pero era inusual que estuviera en casa tan temprano.
—Hola papi. La maestra no vino y nos dejaron ir temprano, por si acaso— Avisó, acercándose a su padre y viendo cómo estaba. Atónito, con los ojos llenos de lágrimas y con algo que ella no logró ver en sus manos. —Papá... ¿Estás bien?—
Jughead la miró, la decepción reflejada en su rostro. —¿En que fracasé contigo hija? ¿En que?— Preguntó, con la voz rota.
Mía lo miró, asustada, pensando que él ya descubrió su secreto. —Me asustas papá. ¿De que hablas? ¿Que hice?— Preguntó, dando varios pasos hacia atrás.
Jughead se limpió algunas lágrimas y se puso de pie, mirándola fijamente y ocultando la prueba de embarazo en su bolsillo. —No quisiste decirme qué pasó aquella noche que llegaste tarde y ahora lo entiendo todo, Mía. Todo. ¿No podías al menos cuidarte? Betty y yo te hablamos muy detalladamente de eso para nada. ¡¿Ya pensaste en qué diablos harás con un bebé?! ¡¿Quien es el padre?!— Gritó.
—¡No sé de qué me hablas y me estás asustando!— Le respondió Mía a su padre, realmente asustada.
—¡De esto!— Dijo Jughead, sacando la prueba de embarazo y mostrándosela a su hija. —Encontré esto frente a la puerta de tu habitación, Mía. ¿Es tuyo? Tiene que serlo— Negó con la cabeza.
Mía miró mal a su padre, ofendida. —Papá... perdona pero... ¿Acaso te volviste loco? Eso no es mío. ¿Como voy a estar embarazada? Soy... soy virgen— Aseguró, un poco avergonzada.
—No te creo nada, Mía. ¿Que hay de la noche en la que llegaste tarde? ¿Por qué encontré esto frente a la puerta de tu habitación?— Preguntó el ojiazul, mirándola fijamente.
Mía suspiró. —No lo se. Pero yo no se como usar uno de esos y te juro que yo nunca tuve... nunca hice... olvídalo—
—Pero... si eso no es tuyo...— Dijo Jughead, deteniéndose a pensar.
Mía abrió los ojos como platos. —Mamá...— Murmuró.
—¿Que? Pero... pero Betty no me ha dicho que está... embarazada— Aseguró Jughead, un poco sorprendido. —¿Pero como?—
—No lo se, pero mío no es y me ofende que pensaras que yo había hecho tal cosa papá. Pensé que confiabas en mi— Admitió Mía, dolida.
—Sí lo hago mi princesa— Aseguró Jughead, acercándose a ella y acariciando su mejilla. —Lo siento tanto mi vida... pero no sabes el alivio que siento al saber que no seré abuelo por Dios... no sabes como me asusté. Tu eres solo una niña mi amor—
—Ya tengo catorce. Pero... la pregunta es cómo esa prueba de embarazo terminó frente a la puerta de mi habitación— Habló la menor.
Jughead besó su frente y la abrazó. —Eso no importa. Hablaremos con tu mamá cuando llegue. No sabes el alivio que siento—
—Pero vas a ser papá otra vez— Le recordó, separándose y mirándolo con una ceja alzada.
—Si... pero de eso podemos hablar después— Dijo Jughead, guiando a su hija hasta el sofá de la sala. —Ahora tu, jovencita, me dirás que fue lo que pasó esa noche y por qué te comportas así últimamente— Se sentó sobre el sofá.
Mía se sentó a su lado. —Ya te lo dije—
—Pero se que mientes, hija. Te conozco desde antes que nacieras. Nena, eres mi hija, eres mi sangre y me preocupo por ti, es mi deber. Quiero que en este momento te sientas en confianza de decirme qué pasó esa noche. No te dejaré en paz hasta que lo hagas— Exigió el ojiazul.
Mía bajó la mirada, empezando a jugar con sus dedos. —¿Prometes no enojarte?—
—Eso depende—
—Papá...— Lo llamó, mirándolo mal.
—Está bien, haré el intento. Te escucho mi niña—Avisó, acariciando su mejilla.
Mía suspiró, aún con la mirada baja. —Llegué a la fiesta muy enojada por tu discusión con mamá. Estaba bailando con Alexandra y con Anthony, pero cuando me di cuenta... ellos estaban haciendo otras cosas lejos de mí y yo me aburrí y tome...
—¿Alcohol?— Preguntó Jughead, mirándola con una ceja alzada.
—Si, eso— Admitió.
—Nena, tienes catorce. Eres una niña y eso que hiciste es ilegal— Le advirtió.
—Lo se, pero estaba aburrida y quería probar. No me gustó, sabe feo— Admitió, haciendo una mueca de horror. —Después me encontré con David...
—¿Quien es David?— Preguntó Jughead, ya enojándose.
—Si vas a ponerte así, no te diré nada— Amenazó, con los ojos cristalizados.
—No, no mi amor, continúa y no me voy a enojar. ¿Por qué estás llorando hija? ¿Qué fue lo que te pasó?— Preguntó Jughead, preocupado.
🥺 ¿Teorías sobre lo que le pasó a nuestra Mía?Samy ❤️
ESTÁS LEYENDO
Error Adolescente |Bughead|
FanfictionDos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre