Dos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre
—Mírame, Betty. Se que tienes mucho que reclamarme y estás enojada, pero ahora lo que importa es traer a esta bebé. ¿Si?— Le preguntó, tomando su mano.
Betty respiró profundo y lo miró. —¿Sabes que? Agradece que estoy por tener a una bebé y que ahora es todo lo que me importa. Pero cuando salga de esto, tú y yo hablaremos. ¿Me oíste? ¡Agh, maldición!— Gritó, apretando las sábanas.
—Shhh... está bien. Ya has pasado por esto dos veces. Puedes hacerlo. Solo respira— Le pidió, tomando su mano.
Betty soltó otro grito y lo miró mal. —¡Tu no eres quien va a parir a un bebé por su vagina, maldición!—
Jughead suspiró y se puso de pie. —Voy a buscar a la doctora— Avisó y salió corriendo de la habitación.
En pocos minutos evaluaron a la rubia para asegurarse de que estaba lista para tener a su bebé y la trasladaron a la sala de parto, la sala del dolor y los gritos.
—Vamos linda, vamos. Ya casi...— La animó la doctora.
—¡Jug! ¡Vuelves a embarazarme y de verdad te corto el pene! ¡Maldita sea la hora en la que tuve sexo contigo!— Gritó, dando sus últimos esfuerzos.
—Tendrías que especificar cuál— Respondió Jughead, divertido, tomando su mano y apretando levemente.
Betty le dio un apretón a la mano de Jughead que lo hizo lamentar eso, y en un último grito dio a luz a su tercer bebé. Respiró tranquila cuando la escuchó llorar.
—Aquí está— Habló una enfermera, tomando a la recién nacida mientras ésta lloraba y envolviéndola en una manta para dársela a su madre. —Es una hermosa y saludable niña. Felicidades—
Betty tomó a aquella bebé también pelinegra en sus brazos y la apegó a ella, logrando que la pequeña dejara de llorar de a poco al sentir la protección y el calor de su madre.
Jughead miraba a su tercera hija con un calor creciendo en su pecho. Estaba orgulloso de ver lo que había engendrado. Otra pequeña y diminuta criatura indefensa a su cuidado, producto de su gran y poderoso amor con Betty, el amor de su vida.
Ver a sus hijos nacer y estar desde el principio no tenía precio para el. Ver tan de cerca el milagro de procrear vida nueva y ver como se desarrollaba y florecía era el mejor regalo.
—Te amo, pequeña Chloe— Dijo Betty, besando la cabeza de su pequeña.
—Chloe Jones Cooper, bienvenida al mundo mi amor— Habló Jughead, dejando otro beso en la pequeña cabeza de la recién nacida. —Es hermosa—
Los dos estaban tan enamorados y tan encantados con su bebé, que por un momento olvidaron lo que había sucedido y lo que había salido a la luz.
Vieron a la pequeña abrir los ojos y Jughead mostró una sonrisa presumida cuando vio que ésta niña también tiene sus ojos.
—Oh por favor... nueve meses de sufrimiento y la mayoría de tus hijos se parecen al padre— Miró a Jughead con una ceja alzada.
—¿Que puedo decir? Supongo que tengo genes fuertes— Asumió, encogiéndose de hombros.
Las enfermeras tomaron a la bebé para revisarla y luego la regresaron con su madre y las trasladaron a ambas a otra habitación.
Jughead tomó a la pequeña en sus brazos mientras estaba al lado de Betty, en la camilla. Estaba muy orgulloso de lo que creó.
De repente miró a Betty y sonrió. —Gracias—
Ella lo miró, con una ceja alzada. —¿Por que?—
—¿Como que por qué? Has hecho demasiado Betty. Te doy las gracias por todo. Por soportarme, por no cansarte de mi y por esos tres tesoros que me diste aunque fueran un accidente— Dijo, soltando una pequeña risa. —Pero gracias. Eres maravillosa, amor—
Betty sonrió, mirando a la bebé y luego a él. —Pero sabes que igual estás en problemas. ¿Verdad? Agradece que por ahora solo me importa mi niña—
—Claro, lo se— Contestó, divertido, besando la frente de la recién nacida y regresándola con su madre. —Iré a ver si papá y los niños ya están aquí—
Betty asintió, con la bebé dormida en sus brazos y entonces Jughead salió de la habitación.
En él área de maternidad, Fp, JB y el pequeño hijo de ésta y Mía y Mateo esperaban alguna noticia, ansiosos, hasta que vieron a Jughead acercarse a ellos.
—Mírenlo. Esa sonrisa lo dice todo— Habló JB, mirando a su hermano.
Jughead se acercó a ellos con una sonrisa. —¿Qué esperan? Vengan a conocer a Chloe— Invitó.
Fp, JB y los tres más pequeños acompañaron a Jughead hasta la habitación en la que estaba Betty y la vieron hablándole a la pequeña en sus brazos.
Betty los miró a todos y sonrió. —Saluden a Chloe Jones Cooper— La presentó.
—Me gusta el nombre— Admitió Mía, acercándose a la bebé con una sonrisa. —Es muy linda. Mateo, ven a verla— Lo miró.
Mateo rodó los ojos y se acercó a su mamá, quien tenía a la bebé en sus brazos, pero la vio tan pequeña y tan tierna que no se resistió a sonreír.
—Es... es demasiado pequeña— Dijo Mateo, con su mirada fija en su hermanita.
—Bebé— Habló el pequeño hijo de JB, señalando a la recién nacida.
—Una bebé como tú mi vida— Respondió JB, tomando a su hijo en sus brazos y mirando a Betty. —Betty, Alice me dijo que ya viene en camino y que esta ansiosa por conocer a la bebé—
—Está bien— Contestó la rubia, sin apartar su mirada de su bebé ni un momento.
—Otra nieta para sobreproteger. ¿Verdad Jughead?— Le dijo Fp a su hijo, mirando a la bebé y luego a él. —Ven acá—
Jughead fue con su papá y ambos salieron de esa habitación de hospital, juntándose afuera en el pasillo. Todos estaban tan encantados con la bebé que no le prestaron atención a eso.
—Mis nietos me contaron todo— Afirmó Fp. —¿Crees que Betty y mis nietos estén seguros con esa psicópata suelta?—
—Papá... Donna está loca, pero no creo que sea tan peligrosa. Ya tengo suficiente con que Betty esté enojada conmigo y creo que mi hija también. Pero por ahora solo quiero que nos concentremos en mi bebé que acaba de nacer. ¿Bien?— Propuso.
—¿Estas seguro?— Le preguntó Fp a su hijo.
—Muy seguro— Aseguró.
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No creo que se le deba restar tanta importancia a esa loca 👀
Chicas, mañana me regreso al internado *llora*
Están leyendo los últimos capítulos de la historia 🥲
