"Capítulo 64"

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—Falta poco Elizabeth, ya puedo ver a tu hijo. Vamos linda, lo haces muy bien— La animó la doctora.

Tras un último grito, la rubia logró traer al mundo a su segundo hijo, el cual empezó a llorar desde el primer momento. Betty sintió un alivio inmenso porque el dolor se había terminado y el llanto del niño le indicaba que todo estaba bien.

—Felicidades. Es un niño hermoso y saludable— Los felicitó una enfermera, envolviendo al bebé en una manta para entregárselo a su madre.

Betty tomó al recién nacido en sus brazos con la poca fuerza que le había quedado, escuchando su llanto calmarse al sentir su piel, sus brazos, su calor.

El bebé estaba dejando de llorar al sentir los brazos de su madre, al sentir el calor de su piel. Un hermoso bebé de poco cabello claro, un rubio un poco mas oscuro que el de su madre, y la nariz idéntica a la de Jughead.

El corazón de Betty latía con fuerza contra el pequeño cuerpecito de su hijo, y sin saber por qué, empezó a llorar. Las emociones que estaba sintiendo por ese niño eran muy fuertes.

Jughead se le acercó, rodeando a su novia y al bebé con sus brazos y besando la cabeza de la ojiverde. —Te dije que lo harías amor. Te amo, a los dos— Miró al bebé con una sonrisa.

—Míralo Juggie... es hermoso— Admitió Betty, mirando al bebé mientras lloraba, sobre todo cuando vio que el niño abrió sus grandes ojos que en este caso son verdes, como los de ella.

—Te dije que lo ibas a amar en cuanto naciera. Es hermoso Betts— Aseguró Jughead, mirando a su pequeño con los ojos cristalizados. Él no sabía si podía estar más feliz en ese momento.

Tras revisar al bebé para asegurarse de que estaba totalmente sano, lo trasladaron con su madre a una habitación más cómoda.

Betty estaba en esa camilla con su pequeño hijo en brazos. No podía dejar de admirar lo que ella había traído al mundo. Ese hermoso niño con sus ojos verdes y con los poquitos cabellos que tenía casi rubios, totalmente tranquilo en sus brazos.

Jughead estaba a su lado, rodeándola a ella y al niño con sus brazos. Admiraba al bebé que tanto había deseado, aunque su novia no. No se imaginaba que podía amar tanto a un ser tan pequeño.

—Observa lo que fabricaste, Jug— Le dijo Betty a su novio, mirándolo.

—Lo que fabricamos juntos, nena— La corrigió, besando delicadamente sus labios y también la frente del recién nacido. —Nuestros bebés siempre nacen perfectos—

—Si, pero enserio hay que parar— Opinó Betty, divertida, sin apartar su mirada del bebé ni un momento. Estaba fascinada con su pequeño.

Jughead abrió los ojos como platos y se pasó una mano sobre el cabello al recordar que olvidó un detalle muy importante sobre su hijo.

Su nombre.

—Betty...— La llamó.

—¿Que?— Preguntó, sin querer apartar su mirada del bebé.

—El nombre del bebé— Respondió.

Betty abrió los ojos como platos y miró a su novio. —Oh por Dios... ¿Como pudimos olvidar eso?—

—No lo se, hay que buscar un nombre. ¿Se te ocurre algo?— Preguntó Jughead, poniéndose nervioso.

—No lo se— Negó Betty, deteniéndose a mirar al niño en un breve silencio. —Creo que le quedaría bien llamarse Mateo—

—¿Mateo?— Preguntó Jughead, mirando al bebé. —Mateo Jones Cooper. ¿Crees que eso suena bien?—

—Yo digo que si— Aseguró Betty, mirando a Jughead con una sonrisa.

Error Adolescente |Bughead| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora