Dieron las 03:00 am y el incesante llanto de la pequeña Mía mantenía a sus padres despiertos y desesperados. Betty daba vueltas por toda la habitación con la niña en sus brazos para intentar calmarla y también tenía el teléfono en mano para intentar contactar a su madre, y Jughead estaba a punto de enloquecer. Ya había ayudado y la bebé no dejaba de llorar.
—Mamá no responde— Dijo Betty, dejando el teléfono a un lado y arrullando a la bebé en sus brazos, pero ésta no dejaba de llorar.
Jughead suspiró y se acercó a ella, mirando a la bebé. —Son las tres de la madrugada. Tu madre debe estar durmiendo. ¿Que hacemos con la niña? ¿Es normal que llore tanto? Yo creo que debemos llevarla al hospital—
Betty lo miró a él y luego a su hija nuevamente. —No lo se. Ya la alimenté y si vuelvo a darle el pecho no lo va a querer—
—¿Crees que necesite un cambio de pañal?— Preguntó Jughead, ya sudando de la desesperación.
—No lo se, tal vez— Contestó la rubia, llevando a la bebé a la cama para cambiarle el pañal. —¿Que hago? Mamá me ayudó las veces que la cambié– Miró a Jughead.
Jughead suspiró y tomó su celular, haciendo que Betty lo mirara mal.
—¿Que haces?— Preguntó, enojada. —Hay que cambiar a la bebé—
—Lo se, solo estoy buscando algo de información— Contestó, buscando desesperadamente en su celular. —Okey, busca pañales y toallitas húmedas— Pidió.
Betty buscó lo que su novio le pidió y entre los dos, como pudieron, cambiaron a su bebé.
—Eso es, eso es, chiquita— Murmuró Jughead, levantando a la bebé y mirándola. —Creo que hicimos un buen trabajo—
Betty miró a la bebé con una ceja alzada y luego a su novio. —¿Y si tal vez se lo pusimos al revés?—
—No, en el vídeo de YouTube usaban el mismo pañal que el de Mía y estaba bien. Lo hicimos bien— Aseguró, acomodando a la niña en sus brazos mientras dejaba de llorar lentamente.
—¿Será que se va a dormir?— Preguntó Betty en voz baja, mirando a su hija.
—No lo se, pero eso espero, de verdad— Dijo Jughead, empezando a mecer a la niña en sus brazos. —Vamos bebé, por favor duerme pequeña criatura—
Por suerte para los dos, la niña iba cerrando los ojos lentamente hasta que por fin pareció que se quedó dormida.
—Lo logre— Murmuró Jughead, dejando a la bebé sobre su cuna lentamente, con miedo a despertarla.
—¿Ya te aseguraste de que está respirando?— Preguntó la rubia, mirando a la bebé.
Jughead acercó una de sus manos a la nariz de la bebé y suspiró, aliviado. —Está respirando. Vamos a dormir un poco. Estuviste con ella toda la noche y debes estar cansada—
Betty asintió y fue a la cama, al lado de la cuna de la bebé, y Jughead se acostó a su lado. La rubia empezó a quedarse dormida rápidamente y Jughead también.
Había sido una noche demasiado larga. Mía solo tenía dos días de nacida aproximadamente y lloró toda la noche. Solo dormía algunos cinco minutos cuando volvía a despertar y llorar desconsoladamente.
Betty y Jughead no podían más. Estaban exhaustos, no sabían cuidar a un bebé y la pequeña los mantuvo despiertos y activos demasiadas horas.
Esto estaba siendo mucho más duro de lo que ellos pensaban que sería.
Y lo duro fue cuando volvieron a escuchar ese llanto de recién nacida cuando no tenían ni dos minutos descansando.
—Dios... ¿Y ahora que?— Preguntó Betty, sentándose sobre la cama con los ojos hinchados y la piel pálida, con el cabello alborotado.
Jughead suspiró, sentándose en la cama y pasándose una mano sobre la cara para luego mirarla. —Ella no nos dejará dormir. Betty, yo me encargo—
—No. Somos un equipo y se supone que yo soy... soy su mamá— Contestó, tratando de mantener los ojos abiertos, pero no podía. —Yo... yo me encargo—
—No, Betty. Escúchame— Pidió, mirándola con sus ojos cansados. —Estas débil por el parto en el que casi moriste, trayendo a Mía al mundo. Mírate. Ni siquiera puedes mirarme a los ojos. Estas muy débil, la tuviste encima todo el día y no es justo que tengas tanto trabajo para ti sola— Se justificó. —¿Me dejas ayudarte?—
Betty lo estaba pensando, pero estaba tan cansada que no era capaz de pensar y asintió con los ojos cerrados del cansancio.
—De acuerdo, mi amor. Descansa— Le dijo y besó delicadamente sus labios para luego pararse de la cama e ir hacia su bebé.
Fue a la cuna de la niña mientras ésta lloraba con desesperación y la tomó con delicadeza en sus brazos. Cuando miró a Betty, ella ya estaba totalmente rendida sobre la cama.
Vio lo cansada que estaba. Traer a un hijo al mundo era un trabajo muy duro y aún más para una chica tan joven.
La bebé seguía llorando. Jughead suspiró y salió de la habitación con ella para luego ir a la cocina, a intentar prepararle algo de leche.
Como pudo, con una sola mano preparó la leche de su hija mientras la sostenía con la otra.
Finalmente terminó y se sentó sobre el sofá de la sala a alimentar a su pequeña hija. La niña se tomaba su biberón, mirándolo con esos redondos ojos bien abiertos hasta que terminó y Jughead dejó el biberón sobre la pequeña mesa frente al sofá.
Mía dejó de llorar, pero miraba a su padre con los ojos bien abiertos y ahí Jughead supo que la pequeña no se iba a dormir por un rato largo.
Jughead suspiró, mirando a la bebé. —Escucha... niña. Me quitaste todo. Tuve que dejar la universidad, tuve que conseguir un trabajo agotador, estudiar en línea, convertirme en un... papá antes del tiempo y Betty sufrió mucho cuando te trajo al mundo. ¿Que quieres de nosotros? ¿Que más podemos darte?—
Él estaba cansado, desesperado y decepcionado porque no estaba logrando nada, pero cuando se quedó mirando a la niña fijamente mientras ella lo miraba fijamente a él, sintió algo que nunca sintió en su vida.
La vio tan parecida a él, él mismo cabello, los mismos ojos, pero al mismo tiempo la nariz y el rostro de Betty. Su mirada inocente y tierna se quedó en su corazón.
Sangre de su sangre, su hija, un pedacito de él y del amor de su vida.
—¿Sabes? Creo que eres lo más hermoso que vi en toda mi vida, mi hermosa hija— Besó delicadamente su frente y sonrió.
Ternuritaaa 😭❤️ pero me da pena por los papás de Mía 🥺Samy ❤️
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Error Adolescente |Bughead|
Hayran KurguDos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre