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CAPITULO 11: ALIANZA EN LAS DIFICULTADES.

El ambiente era tenso, todos estaban en posiciones de combate, listos para atacar. El viento ondeaba la abundante melena de Raditz e incluso la picuda cabellera de Turles.

─¿Quienes son ustedes? ¿A qué han venido? ─Raditz fue el que preguntó, bastante firme en sus palabras interrogativas, debía recabar información sobre el origen de unos oponentes tan poderosos.

─¿Que quienes somos? ─Oujen fue quien respondió, riéndose de la pregunta con malicia─. Somos Vulkaarianos, ¿no sabes ya? Aunque si quieres que seamos más específico, provenimos del Gran Templo Zenwo.

─¿Del Gran Templo Zenwo? ─Raditz seguía confundido, en el informe nunca se habló sobre un lugar así en el planeta Vulkaan─. No entiendo, ¿son aprendices de alguna doctrina o algo así?

─En general podría considerarse así. Pero es más un culto, ¡todo para el poderoso Dios Psíquico! ─Lo dijo con tanto orgullo que incluso se infló levemente el pecho y puso sus manos en las caderas, tan despreocupado─. Él es quien nos da nuestros asombrosos poderes a todos en el planeta, sobre todo a nosotros.

─¿Dar poderes? ─murmuró Turles, con la intención de que Raditz fuera su único oyente─. Significa que estos tipos tienen una fuente de poder, y es de naturaleza psíquica. Por eso lograron inmovilizarnos la primera vez, usaron trucos sucios.

─¿Realmente puede haber un individuo que sea capaz de dar poder a todos los nativos del planeta? ─Raditz aún estaba dudoso, aunque en el fondo creía que la posibilidad podía ser real. Estaba en Dragon Ball ahora, todo podría pasar...

─No importa, solo debemos mantenernos a distancia para que no puedan usar su habilidad psíquica sobre nosotros, ¿verdad?

Raditz no dijo nada, estaba pensando, su mente a toda velocidad, maquinando como el interior de un reloj. Si esos sujetos eran mucho más poderosos que los demás nativos, seguro que sus habilidades serían mucho mejores, ¡no estaba seguro de que la distancia fuera útil!

─Te voy a ser sincero, no estoy seguro pero, lo mejor es comprobarlo...

─Umh, ¿qué tanto murmuran? ¡Ya me canse, comencemos la batalla! ─Xujan gritó molesto, entonces se abalanzó primero, listo para atacar con movimientos rápidos y letales. Oujen se quedó de pie, seguro de que su compañero sería suficiente para acabar con los dos saiyajins.

Raditz y Turles saltaron al aire ágilmente, esquivando el aterrador ataque de Xujan, quien terminó encajando su puño en el suelo causando que un hoyo se formara en la tierra violácea y pedazos de escombros se fragmentaran para luego salir disparados al aire. Turles aprovecho y sin perder tiempo formó una esfera de energía enviándola al jabalí.

El ataque no logró dar en Xujan, quien como un rayo, se movió en el aire, golpeando a Turles en la cara con fuerza, mandándolo al suelo. Raditz lanzó una ráfaga de rayos con sus manos en dirección a su adversario, buscando disuadir su atención de Turles. Xujan se vio envuelto en explosiones cortas pero destructivas.

Raditz rápidamente se acercó a Turles para revisar que pudiera seguir luchando, afortunadamente, ante sus ojos, el joven saiyajin rebelde se levantó con rapidez, limpiando el hilo de sangre que surcaba desde su nariz a la barbilla. Tenía una mirada asesina, tan molesta que Raditz se lo pensó dos veces antes de acercarse.

─Ja, ja, ja. No crean que sus ataques representan un problema para mí, aunque debo admitir que me gusta jugar con ustedes, ¿por qué no seguimos? ─La voz de Xujan surgió de entre las cenizas, mientras se desvanecían, su cuerpo de jabalí humanoide lucía ileso y su sonrisa de dientes sucios parecía un emblema.

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora