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CAPÍTULO 5: SPIRIT CANNON.

Al llegar a casa, Gine estaba terminando de cocinar y los llamó feliz a comer, una enorme olla fue puesta sobre la mesa, siendo servida la carne recién cocinada a la familia en grandes cantidades.

Raditz comenzó a devorar la comida sin quejas, su apetito parecía insaciable, sabía que ser un saiyajin traería este tipo de cosas en su cuerpo pero no dejaba de sorprenderle la gran cantidad de comida que podía consumir un saiyajin.

Al ser más pequeño, Raditz fue el primero en saciarse siendo los siguientes Gine y Bardock. Algo que llamó la atención de la pareja saiyajin fue como al terminar, su pequeño hijo juntaba las palmas de sus manos y agradeció en voz alta.

─¿Y cómo les fue en su entrenamiento? ─Gine fue la primera en preguntar algo mientras aún estaban todos en la mesa.

Raditz pensó en responder algo pero, en último momento prefirió mejor ceder la palabra a su padre, mirándolo expectante. Bardock tardó en responder pero al final lo hizo.

─Raditz está mejorando. ─Fue lo único que se permitió decir, indiferente y cerrando los ojos.

La mujer lo observó al principio casual, después miró en dirección a Raditz embozado una sonrisa.

─Dime, Raditz, ¿cuánto has mejorado?

El pequeño Ra solo pudo permanecer en silencio, pensando en una forma de responder.

─Ahora logró darle golpes más fuertes a papá ─dijo serio, sin deseos de devolverle la mirada a la seguramente, alegre saiyajin.

Gine por su parte, exclamó satisfecha ante esa noticia, su pequeño hijo seguro sería un buen guerrero, no tendría que preocuparse por su futuro, si seguía a ese ritmo tendría buenas oportunidades de permanecer vivo por varias misiones. Cuando Bardock vio a su esposa tan sonriente, sintió que esa alegría se le contagiaba, sabía que ambos tenían los mismos pensamientos con respecto a Raditz.

─Raditz, es tarde. Deberías descansar, mañana seguiremos entrenando más duro ─aconsejó, consiguiendo el apoyo de Gine, quien lo secundó con un "Tu padre tiene razón".

El más joven solo pudo ceder ante esa opinión, se había prometido ser un buen hijo para dar orgullo a su nueva familia, no debía ser un rebelde sin causa, además, debía admitir que necesitaba una siesta. Asintió y se fue de la cocina rumbo a su dormitorio.

─Es un niño muy obediente. ¿No te parece especial? ─preguntó la dulce saiyajin a su marido, una vez su hijo estuvo fuera de la cocina.

─Los niños saiyajins deben ser hostiles y rebeldes, difíciles de manejar pero, Raditz no encaja con un niño saiyajin normal, es un caso extraño.

─Extraño es una palabra muy fea. ─Ella arrugó la cara disgustada─. Especial es la palabra correcta, mi pequeño Ra es un niño especial y pronto se volverá muy fuerte.

─Pues, al menos conserva el espíritu de batalla de los saiyajins, eso es lo más importante. ─El de cicatriz miró ligeramente hacia arriba, recargándose más en la silla─. De verdad es un niño muy extraño, callado y parece ser inteligente. Ya sabe crear estrategias básicas, a tan temprana edad...

─¿De verdad? ¡Vaya! Parece que nuestro bebé es una canasta llena de sorpresas. ─Bardock asintió con una leve sonrisa, y Gine se levantó de la mesa alegre─. Limpiaré esto entonces ─dijo, refiriéndose a los trastos sucios después de la cena─. ¿Quieres ayudarme recogerlos?

Bardock asintió, comenzando a levantar cada tazón y utensilio, llevándolos al lavado. Cuando Gine terminó de limpiarlos, fue de vuelta a la mesa donde Bardock aún permanecía, pensativo.

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora