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CAPÍTULO 19: LA IRA HAMBRIENTA.

Al quinto día, Raditz dio su quinta vuelta a la plataforma, Turles le siguió de cerca, completando las cinco vueltas también.

En ese mismo día, la presencia de una guerrera nueva había llegado al campo de entrenamiento. Se trataba de una mujer saiyajin con capa blanca y armadura femenina de tonalidades blancas y rojas. Su cabello era color carbón, largo y alborotado hasta la cintura. Los saiyajins del lugar la veían con respeto, al parecer era importante.

─Letil, ¿qué haces por aquí? ─Nappa fue el primero en recibirla, sorprendido por la llegada de la saiyajin.

─Nappa, es bueno verte. La verdad es que vine a monitorear el lugar, ya sabes ─dijo ella como si fuera casual.

─Esta es mi área de monitoreo, no veo la razón de que estés aquí. ─Esta vez, el corpulento hombre se mostró hostil. Ella solo se rio divertida, como si fuese testigo de la mejor de las bromas.

─Soy general, y de un rango superior a ti. Todo el palacio es mi zona de monitoreo, Nappa ─Volvió a reírse y esta vez con más fuerza y presunción. Nappa frunció el ceño, odiaba las agudas risas de Letil─. No te enojes conmigo, solo vine a ver, me dijeron que un nuevo par de reclutas estaban haciendo un espectáculo muy entretenido por aquí, dime, ¿dónde están?

─Que rápido van los rumores ─dijo, dibujando una sonrisa frívola en su bigotudo rostro─. Se trata de esos niños de ahí. ─Apuntó directamente a la plataforma del frente, en donde Raditz y Turles se arrastraba como tortugas sedientas con una pesa detrás atada firmemente a sus colas castañas. Letil apenas lo vio, hecho a reír con mayor gracia.

─Se ve tan gracioso, arrastrándose con la cola atada, Nappa eres tan malvado, apuesto a que ni siquiera le has dado de comer. ─Ante esa suposición, el aludido asintió en confirmación─. Sin embargo con el príncipe Vegeta fuiste menos brusco, de hecho, aún recuerdo como lo entrenaste para perder la debilidad en la cola.

─No te metas, sabré yo como entreno a estas escorias de clase baja ─dijo con desprecio, arrugando la cara en una forma molesta.

Ante eso ella sonrió con una idea en mente y comenzó a alejarse. Nappa creyó que ya se había ido así que se calmó, solo para quedar sorprendido cuando ella voló rápidamente hacía la plataforma dónde estaban Raditz y Turles.

─¿Qué? ¿Y ahora qué hace esa maldita mujer? ─Él pensó en acercarse a reclamarle pero en eso recibió un mensaje en su comunicador, se trataba del Rey, quien requería su presencia en la sala del trono lo antes posible. Ante el repentino llamado, bufó con desinterés y se fue tan rápido como pudo.

Cuando Letil llegó hasta Raditz, no pudo evitar reírse un poco antes de decir algo.

─Veamos, niños, ¿cómo se llaman? ─preguntó mientras caminaba al ritmo lento al que los menores se arrastraban, Raditz tardó en decir algo debido a su estado tan debilitado pero sí dio una respuesta.

─Ra… ditz ─contestó sin más. Viendo que Turles parecía no estar interesado en gastar sus energías respondiendo a la pregunta de la mujer, él buscó presentarlo─. Él es… Turles…

Turles dio un largo suspiro de irritación. Pero ni siquiera se molestó en decir nada y siguió tratando de avanzar, ignorando la nueva conversación.

─Bueno, Raditz y Turles. Veo que están en una mala situación aquí, y aunque me da mucha risa, me divertiría más si hago enojar a la bestia de Nappa, ¿quieren que les de un empujón? ─A Raditz le pareció rara esa justificación, pero no quiso pensarlo mucho y asintió varias veces, quería terminar ese martirio lo más pronto posible.

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora