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CAPÍTULO 12: EL DESTINO.

Prisión de Novak, Galaxia del Este

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Prisión de Novak, Galaxia del Este.

Ya había transcurrido una semana completa desde que Bardock, Jaco y Berry llegaron al refugio. A pesar de sus dudas y pesares, consiguieron adaptarse bastante bien. Los refugiados eran mayormente amables y amistosos. Sobre todo, habían entablado una grata amistad con los gemelos zarcanos, Suna y Kora.

Luego de su batalla en el campo de entrenamiento, Suna había desarrollado una gran admiración hacia Bardock, por lo tanto, se la pasaba tratando de hacerle conversación cada que podía, e intentando saber más sobre él y cómo se había vuelto tan fuerte. El interés de Suna aumentó cuando se enteró gracias a Jaco, que Bardock pertenecía también a una raza guerrera.

―¡Woah! ¡Así que somos más parecidos de lo pensé! ―Suna exclamó, teniendo una sonrisa emocionada en su rostro, junto a unos ojos brillantes de curiosidad, enfocando a Bardock―. Debí imaginarlo, no cualquiera pelea tan bien como tú. ¿Y cómo se llama tu raza? ¿Eres el único? ¿Cómo era tu planeta? ¿Fuiste un soldado o comandante? ¿Comer tanto es propio de tu especie? ¡En serio comes como un cerdo!

―¡Tsk! Ya deja de molestar, niño ―gruñó el saiyajin, cansado de escuchar la ola de preguntas que Suna le estaba lanzando. Ahora mismo, Bardock estaba en el comedor devorando un enorme plato de comida. Esta vez ni Jaco ni Berry estaban cerca, debido a que fueron a recibir entrenamiento junto a Kora. Al ser los más débiles, era indispensable que fortalecieran sus fuerzas tanto como pudieran y estar a un mejor nivel.

―¡Ah, vamos! ―se quejó Suna, en un tono bastante infantil―. Solo tienes que responder lo que te pregunto, no es nada del otro mundo.

―Mi raza y todo lo que tenga que ver conmigo, solo me incumbe a mí. ¿Quedó claro?

―Ush… ¿Por qué eres tan amargado? ―preguntó Suna, cruzándose de brazos y lanzándole una mirada llena de reproche. Bardock no le respondió y siguió comiendo como si nada. Ante el comportamiento tan retraído del hombre, Suna decidió tomar un enfoque diferente―. Eres bastante gracioso con esa cara seria todo el tiempo. Me recuerdas a un taonpí.

Bardock se detuvo de comer abruptamente, arqueando una ceja y dándole a Suna una expresión confundida. Nunca había escuchado antes la palabra taonpí, y no estaba seguro de si era o no un insulto. Suna se rio ante la reacción del de cicatriz, procediendo a explicarle a qué se refería exactamente.

―Los taonpí son unos peces enormes que vivían en mi planeta natal. Eran muy feroces y peligrosos. Incluso sus rostros tenían una forma extraña, haciéndolos ver enojados todo el tiempo. Tal como tú~.

―Huh, que tontería. ―Bardock bufó sin interés, volviendo a comer.

―¡Que va! A pesar de ser feos, eran deliciosos. ¡Los cazábamos por montones y se vendían como nunca en los festivales! ―informó el niño, recordando aquellos tiempos con añoranza y orgullo. Luego, llevó el tema a un rumbo distinto―. Oye, viejo. ¿Y a ti qué te gustaba comer antes de que Slug te atrapara?

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora