CAPÍTULO 28: EL RITUAL.
Por la noche, cerca de las dos de la mañana mientras todos dormían, Raditz se escabulló al campo de entrenamiento sin que nadie se diera cuenta. Aunque estaba oscuro, era capaz de ver en la oscuridad mejor que cualquier humano promedio, además, la tenue luz de la luna creciente lo hacía más fácil.
Allí, entre el sonido de los grillos y cigarras, Raditz estaba sentado en el suelo, de piernas y brazos cruzados. Su expresión era seria mientras observaba hacia el cielo oscuro iluminado por estrellas lejanas.
La verdad, era que desde la tarde anterior, poco antes de comenzar a tratar con Cerely sobre su entrenamiento, Raditz no había podido dejar de sentir una enorme preocupación. Estaba más alerta, como si inconscientemente supiera que algo estaba mal. ¿Lo malo? No tenía la menor idea de qué podría estar causándole tal sensación. Podría describirlo como una leve desesperación que hormigueaba desde su pecho hasta los hombros. Su cola de vez en cuando se erizaba, sin razón aparente.
─No lo entiendo. Se supone que debería estar tranquilo, no hay nada que temer aquí en la Tierra ─murmuró en voz baja, para sí mismo. Se encontraba muy confundido. No sabía si se trataba de su intuición jugándole una mala broma o en verdad estaba teniendo algún tipo de presentimiento extraño. Sin poder deducirlo, Raditz soltó un largo suspiro y cerró los ojos, bajando un poco la cabeza─. Ah… No sé qué demonios me está sucediendo.
Sin más, se levantó del suelo, quedando de pie en medio del campo llano cubierto de hierba. Pensó en que quizás practicar un poco sus movimientos de lucha lo ayudaría a calmarse. Así que, dando un rápido calentamiento, se dispuso a practicar un poco de poomsae, el ejercicio de combinación de movimientos de ataque y defensa contra un enemigo imaginario.
Solía practicarlo mucho desde que su padre se fue. Una vez, el abuelo Gohan lo miró practicarlo. Hasta ese momento, Raditz no sabía exactamente cómo se llamaba tal practica, hasta que Gohan le explicó.
“Verás, los poomsaes representan la unión de movimientos que simbolizan arremetidas y defensas que se efectúan con una base marcial precisa” dijo el anciano hace tiempo, y Raditz trató de prestar atención. “Los Poomsaes ayudan y educan al cuerpo. Al practicarlos perfeccionas el equilibrio, la sincronización, la agilidad y la respiración, emulando un combate real mientras exploras formas de responder a los posibles movimientos de un rival. Es muy bueno que lo practiques”, concluyó con una sonrisa suave.
Luego de esto, Gohan le aconsejó cambiar un poco su defensa, además de mostrarle mejores movimientos para atacar sin bajar demasiado la guardia. Raditz no dudó en escucharlo, mejorando su estilo de lucha un poco.
Una sonrisa se formó en su rostro tras recordar ese momento.
Pasado un tiempo, Raditz se detuvo, dando por terminado su sesión de poomsae. En realidad, nada cambió, seguía sintiendo el molesto hormigueo en su pecho.
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Bueno, ahora soy Raditz
FanfictionUn chico joven reencarna como uno de los saiyajin con menos relevancia de la franquicia de Dragon Ball Z. Con una nueva oportunidad de vida, se abrirá camino tomando sus propias decisiones y buscando la libertad dentro de un mundo tan caótico, ¿qué...