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«La historia se repetirá hasta que aprendamos a cambiar nuestro camino».

CAPÍTULO 28: ¡HOLA, PLANETA TIERRA!

Planeta Tierra. Año 740.

Un nave veloz atravesó la atmósfera del pacífico planeta azul. Atravesando las nubes y rompiendo en el aire. Su aceleración era inigualable a cualquier tipo de tecnología humana, era más bien de origen alienígena.

La esfera blanca terminó cayendo en el corazón de un tranquilo monte, lleno de vida, vegetación y agua en un desastre explosivo. La nave terminó comprometiendo una buena parte de los árboles y plantas, dejando un feo cráter en su lugar. El sonido del impacto se esparció, espantando a las aves y demás fauna cercana. Incluso los tigres y osos corrieron despavoridos.

─¿Eh?

Una bella mujer de cabello negro corto y ojos igual de oscuros se encontraba recogiendo agua del río en un jarrón. Vestía un vestido qipao verde largo y pantalones blancos, mientras que sus botas eran marrones claro. Tenía vendas cubriendo sus muñecas y parte de su frente, también algunas curitas en su rostro y nariz, como si recientemente hubiera sufrido un accidente grave. Esta mujer era Gine.

Sus sentidos eran muy superiores al de cualquier humano, y cuando se percató del retumbar de la Tierra, supo que no era un simple terremoto , sino que algo había aterrizado bastante cerca. Esto le preocupó demasiado. Se puso de pie rápidamente y comenzó a levitar lentamente, elevándose cada vez más.

A lo lejos vio la columna de humo que salía de un profundo cráter en la Tierra. Agudizó su visión y pudo verlo. Era una nave invasora.

─¡Oh no! ─Entró en pánico al confirmarlo. Rememoró el terrible percance que le trajo el aterrizaje de otra nave de Freezer hace tan solo tres días─. ¿Será otro enemigo? No puedo enfrentarme a alguien así de nuevo... no soy tan fuerte. ¿Debería esconderme, irme de aquí?

Con el miedo comiéndosela viva, Gine decidió suspirar y pensar mejor. Tenía que ir a verificar quién había llegado y qué tan peligrosa podría tornarse la situación. Así que reuniendo todo su valor, comenzó a acercarse al lugar del brusco aterrizaje.

Precavida, Gine se quedó tras el grueso tronco de un enorme árbol, vigilando para ver quién había decidido aterrizar en el mismo planeta que ella.

Luego de unos minutos de suspenso. Gine pudo ver una forma pequeña saliendo de la nave. Un niño, tal vez. Conforme el humo se disipó, pudo notar que esa figura ondeaba una cola de saiyajin. El temor golpeó a Gine unos segundos, pero pronto se dio cuenta de que esa pequeña figura con cola podía ser... ¡Un momento! Había otro individuo, un saiyajin también, más alto y parecía muy mareado, tropezando de vez en cuando mientras trataba de caminar hacia delante.

─¡Oye papá! ¡Mira, hemos llegado! Estamos en la Tierra. ─La voz de Raditz enunció, lleno de energía mientras emprendía vuelo alrededor del cráter, viendo todo a su paso con añoranza. Bardock en cambio, tenía una jaqueca terrible, además de que estaba muy enojado.

─¡Me drogaste! ─reclamó Bardock, con la garganta seca y mirando con irritación a Raditz. Su hijo en vez de sentirse amedrentado, tomó un semblante firme y no dudó en responderle.

Raditz detuvo su vuelo alegre y regresó sus pies al suelo, frente a su padre, no tenía ningún tipo de temor. Lo miró ferozmente, cruzándose de brazos.

─¡Sí! ¿Y qué, no te hicieron reflexionar? Pues si todavía sigues empeñado en morir puedes tomar la nave e irte a buscar a Freezer. ¡Apuesto a que él estará encantado de pulverizarte todavía!

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora