017

3.8K 492 29
                                    

CAPITULO 17: EL PEQUEÑO PRÍNCIPE VEGETA.

Al poco rato, llegaron a un enorme pero solitario salón con pilares firmes. Se podían ver pinturas y esculturas dignas de un museo, eso fue una sorpresa para Raditz, quien nunca creyó que los saiyajins se interesaran por cosas artísticas aunque, las pinturas retrataban batallas y las esculturas eran de guerreros con cola traspasado con su puño el cuerpo de otros. «Digno del arte saiyajin…», reconoció sigiloso.

Les pidieron esperar allí la presencia del Rey. Raditz entonces se sintió nervioso, en verdad vería cara a cara al Rey Vegeta, no sabía si sus nervios eran como los de un fan de la obra original de Dragón Ball o como el de una víctima viendo a su posible verdugo. Quizá eran ambas.

Esperaron pacientemente, Bardock recargado en un pilar del salón con los brazos cruzados y ojos cerrados, y Raditz a su lado dando miradas constantes a su alrededor mientras movía la cola ansioso. Cuando escuchó varios pasos que cada vez se acercaban más, supo que la llegada de su majestad era inminente.

Y en efecto, el Rey Vegeta había llegado al salón, portando una armadura blanca con negro junto a un símbolo real en rojo sangre en el lado izquierdo del pecho. Su capa roja ondeando ligeramente ante su avance por el lugar seguido de los dos guardias anteriores y… a su lado, una figura más pequeña se hacía presente, con su cabello en forma de flama como la de su barbudo padre, estaba el príncipe Vegeta. Al verlos Raditz casi se atraganta con su propia saliva.

«¡Waaah! ¡Es realmente el Rey Vegeta y el príncipe Vegeta! Tan similares que es increíble», pensaba el pequeño saiyajin mientras mantenía una postura indiferente, y vaya que le estaba costando trabajo.

Bardock se puso de pie recto, y por fin abrió los ojos cauteloso ante el Rey. Ambos padres e hijos quedaron frente a frente, y el Rey Vegeta formó una sonrisa socarrona en su rostro paseando la vista desde Bardock a Raditz de vez en vez.

─Bardock, volvemos a vernos, después de años. ─El Rey habló antes, iniciando la platica de forma amarga─. Veo con asombro que en verdad has venido ante mi propuesta, ciertamente dude en que aceptaras pero, al final estás aquí.

─¿Cómo podría rechazar el honor del Rey hacía mi hijo? ─preguntó retóricamente, sonriendo también, aunque su irritación era palpable.

─Cierto… No podrías. ─Rio con desdén. Bardock luchó para no caer en las palabras provocativas de su majestad─. Muy bien, supongo que ya sabes que estás aquí porque he escogido a tu hijo Raditz como nuevo miembro del escuadrón élite del príncipe. ─El Rey se movió a un lado, indicando la obvia presencia de su hijo, el príncipe Vegeta. Éste solo gruñó irritado y se cruzó de brazos desviando la mirada a cualquier otra parte.

«Sin duda es Vegeta… », pensó Raditz aguantando las ganas de sonreír ante la escena. El príncipe era más fuerte que él con o sin inhibidor de energía, no se arriesgaría a ser golpeado frente a su padre, mejor lucir indiferente, débil.

─Supone bien, y solo vine a informarme más.

─Dime tus dudas entonces. Estoy de buen humor así que las responderé.

─Si mi hijo será parte de un escuadrón élite, irá a misiones más… difíciles ─lo último fue dicho con algo de desacuerdo. Aunque sabía que su hijo ahora era mucho más fuerte de lo que aparentaba, aún tenía cosas que pulir para sobrevivir con el inhibidor de poder puesto─. Quiero saber si Raditz recibirá algún tipo de entrenamiento especial para estar a la altura de las misiones a las que el príncipe acude.

«¡Oh vamos! Soy casi tan fuerte como él, claro que estoy a la altura», reclamó Raditz bastante molesto en sus adentros, sintiendo su orgullo saiyajin apuñalado. Incluso se creó un tic en su entrecejo, demostrando su indignación. El príncipe se dio cuenta de ello y no reparó en burlarse con una risa corta. Raditz no reaccionó ante eso, no tenía caso.

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora