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CAPÍTULO 14: UN NUEVO MIEMBRO DE LA FAMILIA.

Raditz caminaba por las calles de ciudad saiyajin, antes había ido a visitar a Seripa, quien al verlo lo felicitó por el éxito en su misión y haber vuelto a salvo, Raditz hubiese jurado que ella parecía feliz de verlo, lo cual le hizo sentir genial.

Ahora se encontraba contemplando la ida y venida de mucho saiyajins, todos con armaduras de diseños variados pero al final, armaduras. Eran toda una raza guerrera. Unos pocos niños corrían en las calles, menores de cuatro años muy seguramente, ya que los que cumplían cuatro, eran enviados a misiones y no tenían tiempo para juegos simples de luchas.

Entre misión, los saiyajins tenían un descanso fijo de 1 mes, si un saiyajin quería volver antes a una misión, se le permitía salir antes. Comúnmente el descanso no era aprovechado en su totalidad, siendo solo dos semanas de descanso las únicas aprovechadas por la mayoría. La sangre saiyajin era difícil de manejar, si no había una pelea constante sus vidas eran monótonas y se sentían frustrados.

Raditz no estaba seguro de esperar o obtener una misión más pronto, al final optó por esperar, no había prisa, además, este mes sería el último que pasaría en el planeta Vegeta. En menos de dos años, la destrucción llegaría y las calles de la ciudad saiyajin y en general, los saiyajins, solo serían un recuerdo confirmado solo por la existencia de pocos sobrevivientes, incluido él mismo. Quería, al menos preservar recuerdos.

Cuando llegó a la distribuidora de carne, observó a Gine trabajar arduamente cortando la carne, ella aún no lo notaba y Raditz tampoco se acercaba, se detuvo a contemplar, los recuerdos de su infancia llegaron, como la primera vez que Gine le habló, mientras seguía en la incubadora. Le había tomado cierta estima pero, no podía salvarla, tenía un trabajo fijo en el planeta Vegeta, no habría ninguna forma de sacarla en una nave sin levantar fuertes sospechas, era muy peligroso.

─¡Pequeño Ra! ─exclamó Gine desde la entrada en la central, una sonrisa adornaba su rostro y sus ojos tan llenos de alegría, ese apodo comenzaba a sentirse algo extraño para Raditz pero lo dejó pasar.

─Ya he regresado, mamá. ─Raditz caminó hacia ella, también sonriente y sacudiendo su cola.

─¿En tan solo dos años? Raditz, no puedo creerlo, yo tardé cinco años en mi primera misión aunque… debo decir que, yo no ayudé mucho. ─Rio nerviosamente y también fue cerca de su hijo, acariciando su cabello erizado─. Felicidades, estoy muy feliz de que estés de vuelta, lo hiciste bien.

─Umh sí, bueno, supongo. ─Para Raditz, aún era complicado recibir elogios, aunque siempre reaccionaba de forma modesta, llevando su mano a la nuca y riendo torpemente.

─Bueno, también, quería darte una noticia muy importante ─comentó emocionada. Pidió a una compañera que la cubriera unos momentos y después salió de la central indicando a Raditz que la siguiera.

Volaron hasta el hospital de ciudad saiyajin, cuando entraron Gine guio a Raditz a la sala de crianza. Para este punto Raditz ya sabía la razón de esta visita, le mostrarían a su pequeño hermano, Son Goku. Se sentía emocionado, en verdad vería al protagonista por primera vez, sería algo bastante curioso si lo pensaba bien. Si tan solo pudiera alardear de ello con sus colegas de su vida pasada, sería divertido.

─¿Qué hacemos en este lugar? ─preguntó Raditz por fin, debía fingir no saber nada para no arruinar la sorpresa de Gine.

─Estamos haciendo una visita ─respondió a medias.

Después de un rato caminando de sala en sala, por fin dieron con la indicada, sala #3, guerreros de clase baja. Cuando ingresaron todo era silencioso, el personal médico trabajaba en silencio y uno de ellos se acercó a los dos recién llegados, se trataba de una enfermera. A diferencia de los médicos comunes, que eran alienígenas ajenos al planeta Vegeta, esta enfermera era una saiyajin, eso sorprendió a Raditz. En el planeta Vegeta pocos saiyajins lograban tener puestos buenos fuera de purgar planetas. Claramente eso se debía a la actitud poco inteligente de la mayoría, pero había excepciones.

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora