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[ Tenga en cuenta, lector, que este capítulo contiene varias muertes de personajes secundarios. Es un capítulo deprimente que pueden saltarse si quieren ].

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«Solo entenderás el dolor que causaste cuando el dolor te atrape a ti».


CAPÍTULO 27: ADIÓS, PLANETA VEGETA.

Toda la ciudad saiyajin había quedado conmocionada por los hechos que se habían suscitado en el castillo de la realeza. Los rumores habían corrido rápido y en poco tiempo se supo de una batalla entre el rey y otro saiyajin desconocido. Más sorprendente aún, al parecer el Rey Vegeta había perdido ante ese rival, cosa que dejó a todo el mundo aún más perplejo.

Los plebeyos murmuraron chismes y noticias respecto a aquel saiyajin desconocido. Muchos ya sospechaban que aquel saiyajin misterioso era el famoso Bardock, el saiyajin de clase baja más poderoso que incluso igualaba en poder a Vegeta. Siempre supieron que tarde o temprano los dos saiyajins se enfrentarían para luchar por el trono. Sin embargo, aunque se había declarado a Bardock como ganador, este no había hecho acto de presencia desde hace días, cosa que hizo dudar todavía más al pueblo saiyajin sobre su supuesta victoria.

Mientras toda la olla de rumores hervía entre los demás saiyajins ajenos al palacio real, el Rey Vegeta se encontraba en su sala de entrenamiento, practicando sus reflejos mediante robots de ataque que eran capaces de pelear y lanzar rayos de energía que el mismo rey alimentaba con su poder. Su majestad parecía frustrado, cada vez que lograba golpear una maquina y la destruía, descargaba toda su rabia contenida.

Había perdido ante Bardock… ese hecho no había escapado de su cabeza en ningún momento. Aunque logró sobrevivir y su poder aumentó con un valioso zenkai, Vegeta no podría encontrar ningún tipo de paz sabiendo que Bardock seguro se había hecho mucho más fuerte también.

El Rey Vegeta maldijo al destino, a si mismo, y a Bardock. ¡Sobre todo a Bardock!

─¡Argh! ¡Maldición! ─gritó ferozmente mientras atinaba un golpe a un robot, destrozándolo por completo de una vez y esquivando los ataques implacables de los demás. Ahora sí estaba sudando.

Entonces el sistema de comunicación en la sala le hizo llegar un mensaje, sacándolo de su burbuja de rabia y obligándolo a detener su entrenamiento.

«Su majestad, su hijo, el Príncipe Vegeta se encuentra en la sala del trono esperándolo, como usted ordenó», dijo una voz femenina, y Vegeta entonces tronó los dedos, desactivando automáticamente a cada robot de la sala. Posterior a eso, fue a cambiarse para verse presentable. Solo lamentaba que su cola no hubiera podido ser regenerada, era una vergüenza inmedible que un rey como él hubiera perdido su cola. Gruñó, maldiciendo a Bardock de nuevo.

Cuando llego a la sala del trono, con su aura imponente y capa rojiza, el rey vislumbró de inmediato la figura de su hijo justo al terminar las escaleras frente a su trono. Solo había un único trono, Vegeta nunca se intereso por tener una esposa, la cultura saiyajin era así mayormente. Solo se preocupó por engendrar un heredero digno, y lo había conseguido. O al menos eso pensó…

El Príncipe Vegeta parecía tenso. De pie a pocos metros de su padre, era capaz de sentir su enorme ira. Al lado del príncipe estaba Nappa, solo estaba allí como un simple escolta, pero en el fondo se sintió preocupado por el joven saiyajin, así que en lugar de irse, lo había acompañado con toda la disposición. Sin embargo, su majestad no tomó esto bien.

─Nappa, no tienes nada que hacer aquí. Vete ─ordenó el rey, tomando asiento en su trono, siendo tan autoritario como siempre─. Esta es una discusión entre mi hijo y yo.

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora