T3: 11

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CAPÍTULO 11: KRILLIN VS JACKIE CHUN.

En el Hospital de la Isla Papaya, Nam se encontraba recuperándose de sus lesiones

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En el Hospital de la Isla Papaya, Nam se encontraba recuperándose de sus lesiones.

Ahora tenía la pierna y brazo vendados, además de debidamente enyesados. Aunque era claro que tenía un largo camino de recuperación por delante, nada de ese daño se comparaba a la inmensa frustración que sentía en su interior por haber perdido el torneo, sin lograr llevarse el premio, aún cuando su aldea lo necesitaba tanto…

―Bien, el doctor dice que podría tomar un año pero, podrás sanar a la perfección y volver a las peleas el próximo torneo ―informó Yamcha, tratando de levantar los ánimos del pobre hombre―. ¿No te emociona, Nam? Podrás seguir luchando, no te preocupes.

―Luchar o no. Realmente… esa no es mi mayor preocupación. ―Nam habló con voz apagada, cerrando los ojos y soltando un profundo suspiro. Tan solo recordar su aldea en ese momento, le causaba un gran pesar y remordimiento. Se sentía culpable e inútil. Su gente había confiado en él, pero todo resultó ser en vano. No pudo ganar el torneo, y por si fuera poco, quedó inválido―. Mi objetivo era ganar el dinero del torneo, para comprar el agua que mi aldea necesita… Pero no pude hacer nada…

Nam apretó los dientes, aguantando el nudo en su garganta. Al verlo tan desesperado, Yamcha y Bulma se miraron, encontrándose en un dilema. No podían dejar a Nam a su suerte. Ahora que sabían claramente su situación, se sintieron conmovidos.

―Oye, Nam. Ten esto ―llamó Bulma, mientras sacaba de su bolsillo un par de cápsulas Hoi-Poi y se las entregaba al artista marcial. Nam sujetó ambas cápsulas con asombro, intercambiando miradas entre los dos pequeños objetos y la joven de cabello azul que se los obsequió.

―Esto es… Son cápsulas Hoi-Poi, ¿no es verdad?

―¡Así es! Y son de una alta capacidad ―corroboró la hermosa genio, mostrando una sonrisa gentil―. Pero, ambas están vacías. De esa manera podrás llevar el agua que quieras para salvar tu hogar.

―¡¿Ah?! ¡¿De verdad?! ―Nam estaba muy sorprendido. Sabía como funcionaban las cápsulas y sin duda era una gran solución usarlas para transportar agua de forma fácil. No obstante, su emoción pronto se apagó, al darse cuenta de un gran inconveniente―. Le agradezco señorita, aunque lo mejor es que se las devuelva. Me da mucha pena decirlo pero no tengo dinero para comprar el agua…

―¡Pff! ¿Qué dices? ―Bulma apenas pudo resistir la pequeña risa que escapó de su boca ante lo dicho por el ingenuo aldeano. Ella alzó un dedo mientras procedía a explicarle cómo es que realmente funcionaban las cosas de este lado del mundo―. Quizás no lo sepas, pero aquí el agua es gratis. Si pides que te vendan agua, se burlaran de ti. ¡Ja, ja!

―¿Q-qué? ¿Eso es verdad? ―Nam ahora si que estaba atónito. En su tierra natal el agua era costeada a niveles muy altos, sin embargo, en este nuevo lugar el agua era gratuita. ¡En serio le costó procesarlo!

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora