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CAPÍTULO 8: EL ESCUADRÓN DE RADITZ.

A la mañana siguiente, Raditz se levantó ansioso ¡Hoy iba a emprender su primera misión! Después de haber entrenado por casi tres años, por fin podría hacer un viaje espacial y tener más batallas contra otros adversarios.

En su vida original, emocionarse por tal cosa le sería imposible, su misión trataría de destruir alguna raza alienígena entera. Pero extrañamente, ahora que era un saiyajin, ser empático no estaba en su sistema. Lo único que podía sentir eran las ganas de luchar y volverse más fuerte. «Soy yo o ellos, y no pienso ir en contra del gobierno de Freezer por ahora, no soy nadie… Además destruirán a mi raza, ¿no podría ser ese mi castigo?»

Aunque quería pensar en eso con neutralidad, no podía evitar sentir una punzada en el corazón al recordar que Gine y Bardock también morirían, al igual que Seripa. Pensó en ayudarlos a escapar pero, no sabía si lo tomarían por loco o rebelde, ambas opciones eran malas. Planeaba seguir la línea original tanto como pudiera, no deseaba cambiar mucho las cosas.

Si Bardock, Gine y Seripa tenían que morir, que así fuera. No podía hacer nada más que salvarse a si mismo, y aún no sabía si si quiera lograría eso. Si bien ahora era un niño de clase media, seguía siendo poco ante peces grandes como el Rey Vegeta. Si descubrían que planeaba escapar, moriría a manos de los esbirros del mismo Rey Vegeta o Freezer.

Cuando llegó a la central cárnica, Gine lo recibió de inmediato, muy ansiosa.

─¿Ya vas a reunirte con tu equipo? ─preguntó con voz frágil.

A Raditz se le estrujó el corazón, cada vez pensaba más en Gine como una humana en vez de una saiyajin, se preocupaba demasiado. «Naciste en el planeta incorrecto, Gine…»

─Sí, después iré al planeta Vulkaan, es de clase baja, perfecto para mi primera misión. He venido a despedirme…

─Buen viaje, espero estés de vuelta pronto. ─Ella se puso de cuclillas frente a él y puso la mano en su hombro, mirándolo con ojos cálidos y sonrisa débil─. No mueras, tienes que volver para ver a tu padre, ¿está bien?

Las palabras de Gine caían como flechas de remordimiento a la mente de Raditz pero, se encontraba seguro de que en está primera misión, todo estaría bien, así que asintió con determinación.

─¡Hasta pronto, Gine!

Tras despedirse, salió corriendo de la central y emprendió vuelo rumbo a la central de misiones. Gine se quedó un tanto perpleja, su hijo nunca la había llamado por su nombre de pila, pero sin darle mucha importancia sonrió. «Hasta pronto, pequeño Ra», se despidió en su corazón.

Ya en la central de misiones, Raditz pudo notar dos cosas: la primera era que el lugar era muy concurrido, la segunda, sus compañeros de equipo no habían llegado.

Para que los nuevos equipos se reunieran, debían ir a pequeñas plataformas con determinados número. La plataforma de Raditz fue la número 4, cuando se posicionó ahí no había nadie más que él mismo. Se sintió un tanto molesto, la impuntualidad era un dilema.

Afortunadamente, no tardó mucho tiempo para que el primer compañero de equipo llegara a la plataforma. Se trataba de un niño de cabello negro amarrado con una coleta corta y erizada. Raditz lo reconoció como un compañero en el entrenamiento oficial llamado Talon.

La verdad era que ninguno de los dos se dirigió la palabra en su momento, así que ahora, Raditz no sabía qué decir y Talon no parecía querer charlar. Se quedaron en silencio un rato, hasta que otro se unió a la plataforma.

─¡Hola! ¿Qué tal? ─Se trataba de una niña, con cabello abundante carmesí y una cara serena. Tenía las manos en las caderas luciendo bastante segura─. Mi nombre es Sakore, ¿ustedes son integrantes de mi equipo, ¿verdad?

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora