T2: 19

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CAPÍTULO 19: EL FINAL DEL GENERAL WHITE.

Tras estar caminando por el laberinto, Goku y Octavio finalmente llegaron hasta las escaleras que llevaban al último piso de la Torre Músculo, donde según el androide, se encontraba el líder máximo de la base, el General White

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Tras estar caminando por el laberinto, Goku y Octavio finalmente llegaron hasta las escaleras que llevaban al último piso de la Torre Músculo, donde según el androide, se encontraba el líder máximo de la base, el General White.

Sin esperar más, el saiyajin subió por las escaleras con rapidez siendo seguido por los pasos nerviosos del androide, quien no estaba seguro de cómo resultarían las cosas. Su pequeño nuevo amigo claramente era muy fuerte, pero White era la persona más fría y despiadada que conocía. Se preguntaba por qué se había quedado tan callado en su propio piso sin hacer comentarios a su revelación o a la derrota del ninja Murasaki.

Los pensamientos de Octavio se detuvieron cuando llegaron ante la puerta metálica tras la cual debía estar la oficina del General White. Goku simplemente había tirado la puerta de una fuerte patada, adentrándose al lugar.

El saiyajin no tardó en divisar al General White quien se encontraba sujetando a Bulma con su brazo, aprisionando a la asustada chica por el cuello. Con la otra mano, el perverso hombre apuntaba con un arma directamente a la cabeza de la joven.

─¡Oh, no! ¡Bulma! ─Goku exclamó, muy preocupado. Estaba bastante seguro de que alguien como su amiga humana no sería capaz de resistir balas como él. Miró con enojo al general, apretando los dientes y puños─. ¡Cobarde! ¡Déjala en paz ahora mismo!

─¡Ja, ja! ¿Qué te hace pensar que lo haré? ─El General White se burló, sin dejar de sostener el cañón de la pistola contra el costado de la cabeza de Bulma. La chica chilló con temor mientras cerraba los ojos.

─¡Goku! ¡Ayuda! ¡Haz algo o este lunático me va a matar! ─chilló la temblorosa chica de cabello azul, sintiendo su corazón acelerado y al borde del desmayo─. ¡Buaaah! ¡Soy demasiado hermosa para morir de un disparo en la cabeza! ¡Buaaaah!

─¡Ya cállate, niña escandalosa! ─ordenó el hombre, ya harto de los lloriqueos. Entonces, se dirigió a Goku nuevamente─. Escucha enano, si quieres que tu amiga viva, tendrás que darme la esfera del dragón que tienes. ¡Déjala en el piso, lentamente!

Goku frunció el ceño con disgusto ante la orden tan descarada del cobarde general. Aunque quisiera actuar, no estaba seguro de ser lo suficientemente rápido para evitar que White le disparara a su amiga. Ante la duda, Goku suspiró con resignación antes de sacar la esfera del dragón que tenía atada en una bolsita de tela a su cintura. Desató la bolsa, sacando la brillante esfera de cuatro estrellas. Al verla, los ojos del general brillaron con una enfermiza codicia.

─Oh no… Goku ─Octavio dijo, lamentando que su nuevo amigo estuviera en tal situación, si tan solo pudiera actuar… Pero era imposible, a Octavio no le gustaba usar su fuerza, y por más que White mereciera un castigo, algo en su interior le impedía moverse.

─¡Eso es, eso es! Ahora, déjala en el suelo tal como te dije ─exigió White, cada vez más impaciente por tener la deseada esfera entre sus manos.

Bueno, ahora soy Raditz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora