CAPÍTULO 3: EL REGRESO DE BARDOCK
Cuando llegó la noche, Gine guío a su hijo a un pequeño cuarto dentro de la casa dónde se suponía debía dormir. Cuando Raditz vio que tampoco tenía puertas, supo que los saiyajins no tenían conocimiento de la privacidad.
De todas formas, fue a dormir. La cama era algo dura y bueno, era lo único que había dentro, vivían de la forma más económica posible.
Al día siguiente, cuando despertó, se dio cuenta de que su madre estaba cocinando. Raditz se sintió atraído por el rico olor y su apetito se disparó. Bajó al primer piso donde estaba cocinándose una olla de estofado.
─Hola Gin… ─se corrigió─. Hola mamá, ¿qué haces? ─Buscó sonar casual, aún regañándose a si mismo por casi llamar a su madre por su nombre, cuando se supone, no debería saberlo.
─Raditz, bueno… Cocino carne, espera un poco, dentro de un rato estará lista.
Ella sonaba triste, provocando la confusión de Raditz quien empezó a sentir curiosidad.
─¿Por qué estás triste? ─Raditz necesitaba saberlo.
Gine se detuvo de menear la olla para mirar a su hijo sorprendida. Raditz sintió que había metido la pata, ¿tal vez un niño saiyajin de dos años no hace preguntas así de complejas?
─¿Es tan obvio? ─Gine de pronto sonrió débilmente, calmando las alarmas del pequeño reencarnado─. Lo que pasa es que tenía planeado que alguien te cuidara por lo menos un par de meses más pero, esa persona murió en una misión hace dos días y apenas me enteré ayer mientras estabas entrenando, así que no podrá cuidarte…
Raditz observó la consternación en los ojos de su madre. Sabía que Gine era una mujer más sensible y generosa a comparación de otros saiyajins, de hecho, justo ahora se estaba portando como una madre terrestre, no como una madre saiyajin. Nunca lo pensó pero, era de esperarse que siendo así, una noticia como la muerte de un colega al que iba a confiarle a su propio hijo, le afectara tanto.
─Lo siento. ─Fue todo lo que Raditz pudo decir, quería decir todo un discurso consolador pero, se supone que era un simple niño saiyajin que no debe entender cosas como sentimientos, solo debe prepararse para la batalla.
Gine le dio otra sonrisa, volviendo a supervisar su preparación de alimentos.
─Por cierto, Raditz. Dentro de 10 días, tu padre volverá y te enseñará a cazar y comenzará a entrenarte ─avisó más serena─. Recuerda dar tu mejor esfuerzo, tienes que volverte fuerte para así sobrevivir hijo. ¿Me prometes que te vas a esforzar?
El pequeño saiyajin asintió múltiples veces, sus ojos brillaban emocionados, parece que su padre opinaba lo mismo en cuanto a tener un año libre de los entrenamientos oficiales a niños saiyajins. Ahora Raditz si creía poder aprovechar al máximo el año antes de su entrenamiento oficial.
Después de comer, Raditz salió de su casa de vuelta al bosque, debía encontrar un lugar bueno para entrenar, y esta vez su cabello no se interponía en su camino. Logró moverse libremente por el bosque de aspecto otoñal al pie de la montaña.
Cuando encontró un buen claro, decidió que ese sería su lugar de entrenamiento. Había estado pensando en qué practicar primero, y se decidió por empezar a tratar de levitar, como todo saiyajin debía. Era algo muy básico y útil, pero al ser de clase baja, no desarrolló tal habilidad de inmediato como era el caso de los guerreros de clase media y alta.
Rememoró la vez en la que Gohan le enseñó a Videl a volar. «Debes soltarte y concentrar tu ki». Esa fue la frase que el híbrido saiyajin había usado.
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Bueno, ahora soy Raditz
FanfictionUn chico joven reencarna como uno de los saiyajin con menos relevancia de la franquicia de Dragon Ball Z. Con una nueva oportunidad de vida, se abrirá camino tomando sus propias decisiones y buscando la libertad dentro de un mundo tan caótico, ¿qué...