CAPÍTULO 10: EL CAMPO DE ENTRENAMIENTO.
En los últimos días, Bardock, Jaco y Berry habían permanecido en el refugio de Toora, explorando todo el lugar, analizando su entorno y conociendo a otros prisioneros que también estaban allí para refugiarse del caos que reinaba el resto de la prisión. Bardock no le tomó mucha importancia a ninguno de ellos, pero Jaco y Berry fueron lo contrario.
En principio, Jaco había hecho el ridículo demostrando sus poses más extrañas para presentarse ante todos como un supuesto “defensor de la justicia”. Aunque por supuesto, saltándose especificar que era un patrullero galáctico capturado.
Todos lo tomaron como un bromista, pero sus acciones poco comunes atrajeron la atención de unos jóvenes alienígenas en especial, quienes tenían piel azul con escamas, unos ojos brillantes ámbar, y cabello oscuro. También, vestían unas armaduras viejas y dañadas.
―Oye ―el niño fue el primero en acercarse, hablándole a Jaco directamente. En sus ojos estaba plasmada una gran curiosidad―. ¿Eres un payaso o algo así? ¿Qué cosa eres?
―¿Pa-payaso? ―Jaco repitió, sintiéndose indignado por ser confundido con un simple payaso, y le reprochó de regreso―. ¡No soy ningún payaso, niño tonto!
―Ay, qué carácter ―el niño se rio por la reacción tan exagerada de Jaco. La verdad es que le parecía un sujeto gracioso. Luego, miró y analizó tanto a Jaco como a Bardock y Berry, quienes estaban unos pasos atrás―. ¿Ustedes son los nuevos, no? Los tipos que el señor Toora y el grupo de defensa trajeron.
―Bueno, sí… ―Jaco asintió, cruzándose de brazos.
―Hmm… ―El joven de piel azul se quedó mirando especialmente a Bardock, un poco receloso. Entonces, le apuntó con el dedo, emulando un tono severo en su voz―. ¡Te recuerdo! Tú eres el tipo que se comió un montón de comida en el comedor. ¡Que cerdo eres! Será mejor que controles tu apetito o vas a dejarnos a todos aquí en los huesos, viejo.
―Tsk… ―Bardock afilo su mirada. Nunca antes le habían reprochado sobre su enorme apetito. El saiyajin forzó una sonrisa engreída para responderle―. No recuerdo que Toora se quejara de cuanta comida devoro. ¿Quién te crees, niño? ¿El guardián de la comida?
―Conseguir comida deliciosa en este lugar no es nada fácil ―explicó el chico, cruzándose de brazos y riendo de forma traviesa―. El señor Toora es muy amable con ustedes, pero no está bien que abusen.
―Hermano, tú también comes mucho, sueles comer lo de veinte personas, y eso que nos falta crecer. ―Esta vez, la otra chica que lo acompañaba decidió intervenir, hablando de forma molesta. El chico se quedó mudo, y rápidamente una gran gota de sudor se posó en su cabeza.
―Kora, mejor guarda silencio… ―le pidió él, apenas soportando la vergüenza de ser expuesto ante los nuevos cuando quería verse genial e imponente.
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Bueno, ahora soy Raditz
FanfictionUn chico joven reencarna como uno de los saiyajin con menos relevancia de la franquicia de Dragon Ball Z. Con una nueva oportunidad de vida, se abrirá camino tomando sus propias decisiones y buscando la libertad dentro de un mundo tan caótico, ¿qué...