Dos

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Los besos de Seungcheol eran bastante seductores, pero Jihoon necesitaba más que las caricias de su lengua en el interior de su boca, así que luego de pocos instantes besándose, se separaron y Jihoon se levantó de la cama para deshacerse de su ropa inferior, mientras Seungcheol hacía lo mismo con toda su ropa, dándose miradas cómplices y coquetas que anunciaban lo mucho que deseaban amarse. Ambos regresaron a la cama, el licántropo se sentó en el centro y el menor lo montó emocionado, sintiendo el duro pene de su pareja tocando su trasero, haciendo que el suyo volviera a endurecerse; lo necesitaba dentro, y quería que el momento fuese eterno, lo que le hizo recordar algo.

—¿Recuerdas cuando Jeonghan nos habló de la sangre hace unas semanas?— preguntó mientras dejaba a Seungcheol besar su cuello y parte de sus clavículas.

—No, ¿qué fue lo que dijo?— contestó con vacile sin despejar mucho sus labios de la piel ajena.

—¿Cómo no lo recuerdas? Si te sorprendiste cuando dijo que podrías durar algunos días con tu pene erecto y con deseos de follar— sus manos comenzaron a enredarse en los cabellos del hombre lobo.

—¡Oh! Hablas de eso— seguía sin darle importancia al tema, pues estaba más concentrado en amar a su pareja. Sus manos se deslizaron al trasero del bajito, y comenzó a apretujar las nalgas a su gusto, sintiendo cómo su pene se deslizaba un poco entre ellas.

—Sí, ¿podemos hacer la prueba? Podemos pasar todo el día mgh... juntos, y luego de un rato aquí podemos ir a mi mundo, y puedo hacerte mío, ya sabes ¡ah...!— gimió fuerte por la marca de dientes que Seungcheol había dejado en su cuello, a pesar de ya haber alcanzado su edad adulta, su piel aún era capaz de marcarse con los besos, las mordidas y chupetones que el licántropo dejaba en ella, claro que al final del día, la piel volvía como nueva —mis plantas enloquecerán si me follas tan bien mgh, ya están un poco ansiosas en volverte a tocar.

A Seungcheol le agradaba esa idea, pues ya había pasado un tiempo desde la última vez que el mundo de Jihoon también estuvo involucrado en su intimidad. Dejó de besar el cuello y se separó para verlo a los ojos con una gran sonrisa —hagámoslo.

Jihoon sonrió ampliando aún más su sonrisa. Acercó uno de sus dedos a sus labios, lo mordió hasta que sus colmillos penetraron la piel y él comenzó a sangrar; Seungcheol lo miró expectante y no dudó en abrir la boca cuando Jihoon dirigió su dedo a ella. El dedo del vampiro fue succionado con sensualidad, la lengua del licántropo se movía de formas que el menor había sentido anteriormente en la punta de su pene y eso hizo que su miembro punzara excitado; se miraron con lujuria, ambos deseando amarse con locura, así que antes de volverse loco con la espera, Jihoon retiró su dedo de la boca contraria, sin tener idea de cuánto había ingerido Seungcheol y si había sido demasiado o poco, pero no importaba, luego lo averiguarían.

Volvieron a unir sus labios, frotando sus cuerpos en compás, aumentando el deseo, la pasión y la lujuria que estaban sintiendo. Los dedos de Seungcheol se amoldaban al redondo trasero, apretando la piel y dejando marcas en ellas que pronto desaparecerían; poco a poco fue llegando hasta la abertura del vampiro nacido, inició separando sus glúteos con lentos y algo fuertes masajes, hasta que finalmente invadieron la pequeña entrada, primero con un dígito, el cual se hundió hasta donde pudo, moviéndose en el interior con lentitud, pero a la vez siendo demasiado insistente. Eventualmente los dedos fueron abriéndose paso, mientras que de la boca de Jihoon salían sonoros gemidos que apropósito dejaba escapar para erizar la piel del hombre lobo, quien gustoso tragaba cada espléndido gemido mientras sus bocas seguían unidas una a la otra.

El tiempo avanzaba rápidamente, así que para cuando se dieron cuenta, Seungcheol estaba completamente recostado en la cama, con Jihoon moviendo su trasero como si el pene del mayor se moviera en su interior, cuando en realidad eran tres dedos los que estaban haciendo esa tarea. Sin poder resistirlo más, Jihoon apoyó sus manos en el pecho de Seungcheol, se movió para alinear su entrada con el pene del licántropo, quien al darse cuenta de lo que su pareja trataba de hacer, separó más el ano y sumergió su pene lentamente; no había suficiente lubricación, pues el rubio no se preocupó demasiado en lubricar la zona con su saliva, pero su pene estaba tan húmedo por su pre-semen, que fue suficiente para deslizarse, aunque fuese con un poco de dificultad.

Hidden 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora