Treinta y dos

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El ambiente en la casa se sentía bastante intranquilo debido a tres personas en particular, Jeonghan y Joshua estaban un poco ansiosos por lo que ocurriría el día del parto, no tenían la menor idea de cómo hacerlo o qué iba a suceder. Además estaba el problema de que algo grande le ocurriría a la familia que causaría un cambio, podría ser algo positivo, algo que los ayudaría en lugar de perjudicarlos, pero las palabras de Samuel al hacer la predicción no sonaban tan positivas, y a lo contrario, estaba preocupándoles más. La tercera persona intranquila era Jihoon, pero este no estaba reflejándolo demasiado, a diferencia de todo el clan que continuó con sus deberes como si nunca hubieran recibido la mala noticia, él se había quedado sentado en un rincón meditando las cosas.

La intranquilidad de Joshua tampoco se reflejaba de la misma manera que la de su pareja, mientras que el líder comenzaba a consumir más sangre de la normal, regañando a todos y poniéndose de mal humor por las contracciones de Braxton-Hicks que cada vez se hacían más persistentes, incluso llegándoles hacer pensar en dos ocasiones que eran contracciones de parto, pero aún no ocurría. En cambio Joshua decidió encerrarse en su laboratorio junto a Bumju, quien fielmente lo seguía en todos sus proyectos, brindándole un poco de ayuda. Con la idea de que podían predecir cuándo iba a llegar tal suceso de la predicción, ambos decidieron comenzar una investigación, sondeando la zona y monitoreando cualquier cosa extraña que pudiese aparecer, pues Joshua creía que lo que fuera que fuese a ocurrir, llegaría de algún lado.

Los días pasaban sin variaciones en los estudios, las gráficas y toda la información que los extraños aparatos de Joshua arrojaban eran normales y sin variaciones, indicando que no había algo anormal en la zona, lo que era bueno, pero a la vez desesperante para la pareja que buscaba arduamente la fuente de donde se originaría el caos del que habían sido advertidos. Además, el no obtener un resultado diferente o con variaciones amplias podía significar que algo no estaba funcionando en el equipo de Joshua, o que lo estaban haciendo mal y al final, de cualquier manera no verían venir un ataque o lo que sea que fuese a pasar.

Una semana después de enterarse de la noticia, Minghao se encontraba cerca del límite de sus terrenos, había salido solo a dar un paseo nocturno -aunque cerca del amanecer- como de vez en cuando le gustaba; mientras olisqueaba en su forma animal, sintió un extraño aroma provenir de lejos, tomó su forma humana y murmuró —Jun, ¿me escuchas?

No obtuvo respuesta, lo cual era obvio, pues Jun no tenía el don de Joshua que los ayudaba a comunicarse en la lejanía, pero Minghao no siempre recordaba que podía comunicarse con sus parejas a través del vampiro, y no era algo que tampoco le gustara mucho hacer, pues sentía que al llamar a Joshua, este se metería en su mente y escucharía sus pensamientos más íntimos, lo cual no era posible para el pelinegro si no le concedían el acceso, o si no forzaba a su víctima a hacerlo. Sin embargo, pasados unos pocos minutos, una ventisca movió sus cabellos, y supo que su pareja había llegado veloz, pasando frente a él antes de detenerse a su lado.

—¿Qué pasa, HaoHao?— preguntó mirándolo.

Minghao sonrió, el sentido auditivo de Jun era una cosa sorprendente —hay un extraño aroma en el ambiente, por alla— explicó y señaló.

Jun se puso a olfatear, pero él no tenía el don para oler cosas que los demás vampiros no podían como Wonwoo, así que no encontró nada fuera de lo común —no siento nada.

—Tengo mejor olfato que tú, sé lo que te digo.

—Te creo, ¿crees que hay alguien cerca de los terrenos?

—Es posible. ¿Escuchas algo?

Jun cerró los ojos y amplió aún más su don, enfocándose hacia la zona norte, donde Minghao había señalado. De pronto se vio desconcentrado por un segundo, pues Joshua le había comunicado un mensaje.

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