Tres

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Habían pasado casi dos horas desde que Seungcheol y Jihoon comenzaron a amarse y el hombre lobo seguía sin llegar a su orgasmo, estuvo varias veces al borde, pero Jihoon se movía o decía algo que lo excitaba aun más, y en lugar de que eso lo ayudara a eyacular, simplemente parecía que lo hacía retroceder y alejarse de su tan deseado orgasmo, lo que pasó de ser una preocupación a una angustia. Jihoon sabía que si duraban más tiempo así, iban a tener que detenerse para buscar una solución al problema, lo que el vampiro nacido no quería que sucediera, pues era quien estaba disfrutando más que nunca de sus orgasmos -cuatro, hasta el momento- y de seguir siendo follado con la misma intensidad, fuerza y amor como nunca antes había pasado.

Esta vez se hallaban en una posición más común y cómoda, habían probado un par de extrañas que, aunque fueron excitantes y fueron divertidas, no se comparaban con el placer que podían llegar a encontrar en sus posiciones favoritas. Seungcheol se hallaba entre las piernas de Jihoon, en la posición del misionero, siendo rudo con sus embestidas y cada vez más ronco al gruñir contra su oreja; sus pieles chocaban con intensidad, ocasionando un eco que les fascinaba, y que se combinaba con el sonido de sus fluidos mezclándose, los cuales habían aumentado a medida que el tiempo pasaba y que el mayor simplemente no se corría. Esta vez el rubio quería concentrarse completamente en el placer, no quería saber nada más que no fuese de los excitantes ruidos de la habitación, y de el placer que su pene estaba recibiendo, era demasiado intenso y bueno como para todavía no haber encontrado su orgasmo aún, pero finalmente lo que tanto deseaba había llegado.

Sintió su orgasmo acumularse en su pene y aumentó el ritmo a uno más fuerte y más certero y por quinta vez en la madrugada sintió el semen de Jihoon salir disparado, esta vez chocando contra su pecho, humedeciéndolo y haciendo que se combinara con el sudor de su cuerpo. El vampiro apretó su ano, siempre lo hacía al encontrar su orgasmo, pero esta vez lo hizo con más fuerza y emitió un gemido que muy probablemente se escuchó a varios metros lejos de la habitación, fue entonces que finalmente Seungcheol sintió una corriente recorrer todo su cuerpo, se erizó cada parte de su piel y se tensó por tan exquisita sensación, que sólo pudo gemir ronco, fuerte y pronunciando inentendiblemente el nombre de su pareja, pues su instinto lo llevó a clavar sus dientes en el cuello del bajito, aunque no lo suficientemente fuerte como para perforar la piel y dejar una larga marca en ella. 

Tampoco pudo evitar tomar su forma hibrida, haciendo que su piel enrojeciera un poco y en su cuello se marcaran sus venas, su cola se tensó al momento de aparecer y sus orejas se irguieron con placer; Jihoon sonrió satisfecho al verlo con su par de orejas, sabiendo que un dolor fuerte -pero excitante- se aproximaba, y así fue, Seungcheol anudó en el interior del vampiro cuando sus caderas se empujaron con fuerza hacia el interior una última vez y todo su semen escapó, sin llegar a escapar del conducto, pues el nudo se estaba encargando de preñar a su pareja, mientras que Jihoon había dado un fuerte y sonoro gemido, igual de fuerte como el que dejó escapar al sentir su orgasmo. El licántropo respiró pesadamente, creyó que no conseguiría su tan codiciado orgasmo, pero ahí estaba, siendo el mejor que jamás había tenido, incluso todos aquellos que había catalogado como "los más perfectos" no se comparaban a ese.

Con un amplía sonrisa, Jihoon comenzó a acariciar los cabellos de Seungcheol, quien aún estaba oculto en su cuello, tratando de respirar y no quedarse sin oxígeno —¿qué tal estuvo?

—V-voy...— suspiró —a matarte— comentó en un suave gruñido al destensar su cuerpo y dejando caer todo su peso en el cuerpo de Jihoon, quien rió divertido.

—Dijiste que estaba bien probar— dijo luego de reír suavemente.

—Pues de haber sabido que me angustiaría por no tener un orgasmo, no habría aceptado— suspiró cansado, pero de alguna manera seguía sintiéndose con energía y con ganas de más.

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