Hidden 2

Cuarenta y siete

—¿Desde cuándo eres amigo de un vampiro?— preguntó celoso Soonyoung, sin quitar la mirada del vampiro que recién estaba yéndose, hasta que se perdió en el bosque y miró a su pareja.

El menor sonrió y se acercó para abrazar su cabeza por lo enorme que era en su forma de lobo —cuando recuerdes y comprendas todo, dejarás de estar celoso— restregó su frente con cariño.

—No lo estoy— frunció más su ceño, claramente celoso.

Sonrió y se separó de él, no sin antes dejar un sonoro beso en su frente —¿recuerdas lo mal que la pasamos cuando me imprimé en Samuel?— Soonyoung ladeo la cabeza en confusión y a la vez enojo por lo que estaba escuchando mientras Seokmin continuaba hablando —nunca me lo dijiste, pero sabía que tú tenías miedo de que yo terminara correspondiendo el amor que eventualmente provocaría ese lazo, y yo estaba enojado porque me imprimé en un vampiro y no en ti. Siempre deseamos un lazo, y siempre tuvimos nuestras almas tan sincronizadas y tan enlazadas, que no entendíamos por qué no teníamos una imprimación. Pero entonces, en la luna de almas, yo rechacé mi lazo con Samuel, pasando por el dolor más grande que jamás haya tenido; recuerdo tu expresión horrorizada por el miedo a que yo no volviera a amar jamás, a que perdiera el amor que te tenía; pero cuando nos vimos a los ojos, finalmente nos correspondimos, desapareciendo todo dolor y miedo en nuestros corazones; algo que...— frunció ligeramente el ceño y desvió la mirada antes de ver nuevamente a su novio —no sufrimos como ahora, donde sólo bastó una mirada y un beso bajo la luna de almas para que nos imprimaramos.

Soonyoung no le quitó la mirada de encima, pues lentamente los recuerdos volvían a él a medida que intentaba imaginar las palabras de su novio, hasta estar tan confundido como Seokmin lo estaba. Todos sus recuerdos estaban mezclados, la mitad de ellos parecían irreales, y tenía que descifrar cuáles eran sus verdaderos recuerdos —¿Cómo llegamos a esto? ¿Qué fue lo que nos pasó?

Seokmin se encogió de hombros, sintiéndose aliviado de que el mayor recordara todo tal como él —no lo sé, y parece ser que los vampiros tampoco lo saben.

Ambos suspiraron, teniendo que encajar las piezas y diferenciar los recuerdos de ambas realidades, intentando descubrir lo que había ocurrido, pero no era una tarea sencilla, y hacer el ejercicio los confundía más de lo que ya estaban, pero al menos Samuel estaba contento de que un hombre lobo más tuviera devuelta sus recuerdos, pues si no podían volver nada a la normalidad, al menos con sus recuerdos recuperados, podían hacer una nueva vida juntos, tal como Haneul había dicho que hicieron; así solo quedaría averiguar cómo Seungcheol podría obtener devuelta sus recuerdos y que Jihoon no enloqueciera como lo hizo en la realidad de Haneul y Sungmin.

Por otro lado, Chan había seguido de cerca a Minghao, quien iba acompañado de Mingyu, ambos parecían estar entre discutiendo y riéndose, como si el pelear les hiciera gracia. Al posarse en una frágil rama, mientras ambos lobos intentaban cazar un cerdo, esta se rompió, el animal huyó y los dos lobos miraron hacia atrás intentando descubrir lo que había provocado el ruido; el olor a vampiro les llegó ligeramente y Minghao se puso en alerta, pero Mingyu sabía que se trataba alguien del clan Yoon, así que a diferencia de su amigo, tomó su forma humana para poder comunicarse con el vampiro.

—¡Hey, ¿que haces?! Van a atacarte— advirtió Minghao al ver a su amigo convertirse.

—¿Quién eres? ¿Tienen noticias para nosotros?— preguntó en cambio Mingyu, sin hacerle caso al menor, quien había comenzado a empujarlo con su cuerpo para que se volviera a transformar; sin embargo, Mingyu lo apartó con el ceño fruncido, mirando nuevamente al frente cuando el vampiro apareció.

Chan suspiró al ser descubierto y salió detrás del árbol al que se le había caído la rama; tenía miedo de la reacción de Minghao, si aún no lo reconocía, ¿sería capaz de atacarlo como la vez en la que Jun mató a su alma gemela y casi lo asesina por ello? —soy yo, Chan— dijo bajando algunas ramas, pero no llegando al suelo para protegerse de su pareja.