Treinta y nueve

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Algunos días pasaron luego de aquel caótico acontecimiento, el clan Yoon regresó a Yeoju ya que era el único hogar que quedaba en pie o que al menos existía; los hombres lobo ya no vivían en la zona, y si la teoría de que Jihoon no existía era real, significaba que estaban a salvo, y que nadie sabía del estallido que se creó en la zona hacía un año atrás, porque básicamente no había ocurrido. Constantemente Jihoon miraba a través de los ojos de los hombres lobo, a veces intentaba hacerlo a través de Seungcheol, pero a este parecía desagradarle la idea de que alguien ingresaba en su interior, así que sacudía su cabeza, se revolcaba o corría con desesperación para deshacerse de ella, por lo que el vampiro nacido terminaba viendo por los ojos de los otros lobos, quienes como siempre, no eran conscientes de que alguien los espiaba desde su interior.

Hasta ahora Jihoon no había reconocido bien los terrenos en Jeonju -donde comenzaron a vivir luego del estallido y donde los hombres lobo habían llegado recientemente-, pues el bosque era demasiado tupido, y los lobos se habían quedado en la zona montañosa temporalmente, así que un par de semanas después, cuando Vernon comenzó a pasearse por una zona con menos árboles y oliendo el suelo, reconoció el panorama que podía verse desde la ventana de la cocina. Dejo de mirar por los ojos del hombre lobo, y corrió hacia el sótano, donde JeongHan se mantenía oculto con su bebé.

—Los chicos están en Jeonju— dijo al abrir la puerta, recordando momentáneamente su infancia de cuando él la pasaba encerrado ahí para evitar que alguien lo descubriera.

—¿Hablas de los Choi?— preguntó Jeonghan mientras alimentaba a Haneul con la sangre de un conejo.

—Sí, sí.

Jeonghan asintió y volvió a ver a su bebé.

—¿No vamos a hacer algo? Ya han pasado dos semanas.

—Lo haremos, pero necesitamos un buen plan o se negarán a hablar con nosotros.

Jihoon se cruzó de brazos molesto —bien, ¿y dónde está el plan?

—Jihoon— lo miró —Haneul se alimenta demasiado, nunca duerme y se la pasa activa; además Joshua se la pasa más cazando que aquí para darle el alimento necesario, danos tiempo.

—Es porque no quieres arriesgarla— su tono delataba lo enojado que estaba por el nulo interés en recuperar a los hombres lobo.

—Sí, no quiero arriesgarla, y voy a protegerla de todo, así que si quieres un plan, hazlo tú mismo.

—¡Lo haré! Pero si no les agrada, no vengan a reprocharme— dijo molesto y salió de la habitación en busca de Wonwoo, quien sabía que deseaba recuperar a Mingyu tanto como él. Lo encontró en su habitación, la cual lucía como hacía algunos años, cuando el vampiro nacido tenía unos tres o cuatro años —¿puedes creer que JeongHan y Joshua no están haciendo nada para recuperar a los hombres lobo?

Wonwoo dejó de mirar el exterior por la ventana para ver al menor; desde que supo que había perdido a su bebé, se había sumergido en una depresión que lo hacía pasar horas sentado frente a la ventana, mirando hacia afuera hacia algún punto perdido; si pasaba el suficiente tiempo sin moverse, terminaría hecho piedra y moriría como algunos vampiros longevos lo hacían; claro que para volverse piedra, necesitaba de décadas sin moverse para conseguirlo —¿celoso?

—¿Qué? ¿Escuchaste lo que dije?— se cruzó de brazos mirándolo de frente.

—Bueno, es que ya no eres el centro de atención, y ahora JeongHan y Joshua están más preocupados en cuidar a su hija que en cuidarte. Tú ya no necesitas que te cuiden.

—No estoy celoso— su ceño de frunció.

—Sí, comienzas a tener mi actitud.

—¿O sea que tú estabas celoso de mi?— alzó una ceja de manera acusatoria.

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