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Doyoung apretó los puños con fuerza, lleno de frustración y con todavía las lagrimas brotando desde sus ojitos oscuros, entró a la habitación aterrado y por sobre todo humillado ¡¿quién se creía para tirarle un collar?! ¡para tratarlo como un perro!

—¡¿cómo te puede gustar eso?!—preguntó entre gritos, señalando hacia la puerta cerrada. 

Hyunjin estaba parado junto a la puerta, su cabeza gacha y sus hombros caídos—lo siento—susurró consternado—no... no sabía que él podía hacer eso. 

—¡es un salvaje! ¡es! ¡es como Johnny!—dijo lleno de odio—¡es como todos los alfas! ¡cree que porque está en un eslabón más elevado de la sociedad puede simplemente comportarte como quiere! ¡yo...! ¡lo voy a destruir por completo!

El alfa de cabellos anaranjados levantó la mirada, sus ojitos estaban vidriosos y su aroma a limón agrio estaba llenando la habitación, Doyoung lo notó y detuvo sus gritos, claramente molesto y furioso por su lazo con Hyunjin, apretó con más fuerza los puños y sollozó. 

—¿qué tiene de bueno?—esta vez preguntó con un tono de voz triste—no vale la pena, Hyunjin, puedes conocer a alguien mejor. 

Hyunjin se llevó una mano al pecho, cerca de su corazón y se preguntó si Doyoung podría ser capaz de entenderlo, como nunca había sido consciente de la presencia y el peso de su corazón en su pecho hasta que Felix llegó al internado. 

Tal vez era porque soñaba despierto todo el tiempo, quizás por eso una voz en su cabeza le susurraba de manera melosa que aquél pequeño alfa podía ser su alma destinada, incluso si sabía que esas cosas no existían. 

—siento no haber podido protegerte—susurró bajito, bajando la mirada una vez más. 

No quería debatir sobre sus sentimientos, no con Doyoung, lo apreciaba lo suficiente como para saber que hablar con él de algo tan delicado solo podría lastimarlo. 

—está bien—Doyoung respondió, metiéndose a la cama—sé que no podías.—el omega se cubrió con las mantas, intentando calmarse gracias al calor de ellas. —pensé que querías más a Johnny, supongo que me equivoqué. 

—quiero a Johnny—rápidamente Hyunjin dijo—pero es diferente.—el alfa no se acercó a él, su aroma dulce ahora estaba amargo—Doyoung, si hay algo que pueda hacer por ti, lo haré, también eres importante para mi.

—no lo hay, Hyunjin—el omega le dio la espalda, sus mejillas continuaban húmedas y las ganas de llorar lo invadieron nuevamente—no hay nada que puedas hacer por mi—Doyoung mordió su labio inferior y las lagrimas volvieron a caer—nunca podrías entender la crueldad que existe en tirar un collar hacia un omega.

Los ojitos del alfa se cristalizaron, actualmente los collares no se utilizaban, estaban pasados de moda, la civilización era distinta ¿por qué Felix tendría algo así? ¿lo había conseguido específicamente para avergonzar y menospreciar a Doyoung?

Comunicarle a Doyoung que podía fácilmente ser arrebatado de su dignidad y libertad, y que la restauración de ello significaría un desalmado dolor. 

Fue una noche agría en su habitación compartida. 

Como si fuera predecible, el cielo amaneció llorando, Hyunjin se despertó primero, todavía la alarma no sonaba, pero la lluvia resonaba afuera del edificio, Doyoung todavía estaba durmiendo, sin embargo, el aroma desagradable que había inundado la habitación ya había desaparecido. 

Se levantó y se preparó lentamente, luego se sentó junto a la mesita en donde estaba su cafetera y empezó a preparar dos tazas, Doyoung se despertó por el ruido, perezoso y con los parpados hinchados, él le miró y gruñó—hola. 

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