Dolce!

37.

Cuando llegan a su casa, Felix todavía continúa dormido así que Hyunjin recibe ayuda de los empleados para cargarlo en su espalda, por suerte el pequeño alfa es liviano y a Hyunjin no se le dificulta subir las escaleras con él a cuestas, sin embargo, no puede evitar sentirse un poco intimidado por la mirada que su padre le dedica desde la planta alta.

El hombre está apoyado en la pared, mirándolo fijamente—escuché por los empleados que habías traído a un invitado el otro día, me pregunté quién podría ser, parece que es el mismo ¿Cierto?

Hyunjin tragó saliva y asintió—sí, él es Felix, está en nuestra banda, no tiene familia aquí e irse de vacaciones a su país natal no era una buena opción... Le ofrecí quedarse cuando quisiera.

—¿Está ebrio?

—no, claro que no—se apresuró en decir, completamente espantado—Felix tiene problemas de salud, no se siente bien estos días, Johnny lo llevó a la guardia, le dieron inyecciones porque tiene una alergia.

Su padre asintió y regresó a su habitación, Hyunjin dejó salir un suave suspiro y se dirigió a su propio cuarto, cerró la puerta en cuanto entró y rápidamente fue a dejar al pequeño alfita en la cama, le quitó los zapatos y el abrigo, se preguntó si debería tomarse el atrevimiento de cambiar su ropa.

No supo qué hacer asi que se sentó junto a él en la cama y abrazó sus propias piernas, estos días se sentía un poco cansado por cargar con sus propios sentimientos, estar enamorado de manera unilateral era un agotamiento, desearía no sentirse así.

Sabía que rogaba por la atención y el tiempo de Felix, era consciente de lo que tomaba incluso no debería tomarlo y continuaba haciéndolo porque Felix no le ponía límites, pero si algún día decidía decirle que se detenga porque era incómodo, entonces ese día sería la muerte para Hyunjin.

—ah—suspiró, mirando lo angelical que Felix se veía durmiendo, su expresión era suave y serena, sus pequitas parecían polvo dorado esparcido sobre sus mejillas—si fueras pobre entonces te compararía con dinero—susurró.

Hyunjin se bajó de la cama y se cambió la ropa por unos pijamas, observó los otros pares y vio a Felix dormido, decidió tocar la tela de su ropa y la sintió fría, quizás estaba helado, le costaba entrar en calor, así que se tomó el atrevimiento de cambiarlo, lo hizo con las manos temblando y temiendo que el alfita se despierte todo furioso y le arranque el cuello.

Pero mientras le quitaba el suéter y la camiseta, Felix no puso ninguna resistencia y se preguntó cuán fuerte podía ser la droga que estaban recetándole, mientras lo desnudaba para cambiarlo, no pasó por desapercibido los moretones y las marcas de inyecciones.

Sus ojitos negros miraron con preocupación el pequeño cuerpo esbelto y moreteado, le colocó el pantalón y luego abotonó la camisa, mirándolo pensativo.

—¿Qué tienes?—susurró antes de acostarse a su lado, Felix temblaba de frío entre el sueño y Hyunjin lo abrazó intentando transmitirle su calor corporal, mientras lo sostenía contra su cuerpo, intentó vagamente olerlo otra vez, pero nuevamente no encontró ningún aroma más que el de su shampoo.

Se quedó completamente dormido abrazando a Felix hasta que lo sintió removerse, abrió los ojitos asustado y se separó con vergüenza, las mejillas ruborizadas y el temor de que se enfade, pero el alfita solo le sonrió entre la tenue oscuridad de la habitación.

—no quería despertarte, pero estaba intentando agarrar mi celular—él dijo, finalmente tomándolo desde la mesita de luz.

—no, está bien, lo siento, te abracé porque tenías frío—bajito y avergonzado, Hyunjin me dió su espacio en la cama.