Dolce!

22

Crecer en una familia de mafiosos suena genial en las películas o en los comics, incluso en las novelas, pero nacer de verdad en una familia así contiene mucha presión y frialdad. 

Seungjae pasó a recogerlo como de costumbre, era uno de los habituales alfas que trabajaba para su familia desde que él era pequeño, el hombre le abrió la puerta del auto y echó una mirada hacia las instalaciones del internado—¿cómo estuviste después de internación?—él preguntó cuando entró al vehículo. 

—bien, sabes que en general tengo una buena recuperación, son solo los supresores los que me hacen daño—respondió, suspirando mientras veía la fina llovizna. 

—tu madre está en la casa—él dijo, mirándolo por el retrovisor. 

Johnny sonrió de lado, aunque fue más una mueca de horror, apretó la tela de su pantalón—¿por qué?

—terminó su agenda en el extranjero, no se quedará todo el mes, sin embargo, es posible que vaya a la mansión a menudo. 

—me quedaré en un hotel, déjame en un hotel—pidió con urgencia, empezando a sentirse irritado. 

—me temo que no puedo, joven Suh, tu madre ya ordenó que te lleváramos a la mansión.

El alfa gruñó por lo bajo, agarrándose el cabello para tirar de él—¿mi hermano?—preguntó frustrado. 

—también estará allí, la señora Yunji pidió que estuvieran sus hijos presentes en su estancia. 

—que estrés. 

Podría hablar del sinfín de motivos que tenía para rechazar a su madre, pero eso solo haría más agobiante su rechazo, la omega no era una mala madre, sin embargo, era una despreciable criatura que a Johnny no le gustaba tener cerca.

Johnny se presentó como un alfa dominante desde una edad temprana, algo notario, los genes de su familia siempre fueron fuertes y aunque su padre fue el único de su generación que se relacionó con una omega, todavía su genética fue inquebrantable, tuvo dos hijos alfas, su hermano mayor se presentó como alfa desde joven también, aunque no fue dominante como él, sin embargo, tenía un buen carácter y una presencia estoica. 

Siwan no estaba interesado en la familia, le gustaba jugar al jefe de la mafia y desde pequeño había declarado que quería dedicarse al trabajo, así que su hermano mayor era indiferente a los problemas familiares, era un poco frío al respecto y siempre le había dedicado una mirada de rechazo por ser un alfa dominante, a menudo creía que él podría robarle su puesto, pero Johnny nunca deseo dedicarse a los negocios familiares. 

De cualquier manera, tener que convivir con ellos era una agonía, Johnny no lo disfrutaba para nada, sobre todo cuando su padre estaba ausente, no es como si tuviera una buena relación con él, tampoco se llevaban mal, pero en algún aspecto su padre era más similar a Siwan que a él así que era incompatibles, sin embargo, cuando estaba presente las aguas alrededor se calmaban. 

El viaje hasta su hogar fue largo y cuando llegó los empleados rápidamente le abrieron la puerta del vehículo para ayudarlo a bajar, sacaron su valija del maletero y abrieron un paraguas para que no se mojara al entrar a la mansión. 

El aroma guindado de cerezas le invadió la fosas nasales y Johnny tosió disgustado, era el aroma de su madre, un repugnante aroma a alcohol dulce y empalagoso. 

—¡mi Johnny está aquí!—ella chilló, sus tacones resonaron sobre los azulejos, la omega lo abrazo, estrechándolo con fuerza y el alfa solo miró hacia el piso, inmóvil y casi muerto ante el afecto. 

Seungjae se removió incómodo a su lado, mirando hacia el piso, su madre tenía este efecto en los alfas, no utilizaba supresores y su aroma era despreciable, era aditivo y lograba que los alfas y omega alrededor se sintieran incómodos y sometidos, después de todo su madre era una omega dominante.