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Empezó a nevar, Felix conocía la nieve, pero esta vez se sintió diferente, estaba solo en su habitación, lejos de su país natal y de su familia, Johnny no estaba y no se llevaba bien con ningún otro estudiante que se había quedado en el internado.

Miró hacía el teclado que su padre le envió hace unos días cuando le contó que estaría aprendiendo a tocar y que incluso se había metido a una banda, él estaba entusiasmado al respecto, le dijo que era algo nuevo y que se vería ideal en su perfil de alfa.

Estaba de acuerdo, ser integrante concordaba mucho al perfil de un alfa, después de todo los betas aunque estuvieran en bandas no solían destacar demasiado y los omegas no eran habituales en ese tipo de ambientes.

El chico rubiecito arrastró sus pies desnudos hacia el instrumento y de manera torpe lo llevó hasta la ventana, acomodó los cables y los enchufó, luego colocó una silla junto con un almohadón y empezó a aprender Black rose.

No tenía confianza en su voz, pero a los chicos de la banda les gustaba, siempre se había acomplejado por su voz a pesar de que era el principal factor por el cual las personas alrededor asumían fácilmente que era alfa.

hola... Estoy llamando, sígueme debajo de la lluvia—cantó suavemente, intentando que su voz ronca sonará un poco más como una dulce voz.

Era difícil.

No podía cambiarse a sí mismo tan fácilmente como pensaba que podía hacerlo, no es como si realmente quisiera cambiar los aspectos que lo caracterizan como alfa, sin embargo, encontrar los verdaderos colores que pudieran describirlo solo como Felix, sin necesidad de etiquetarlo en una condición, haría su estabilidad mental mucho más armoniosa.

El rubiecito dejó de intentar cantar y se tiró en la fría madera, sus pensamientos fueron variando de cosa en cosa, de su vida tan distinta en Australia, de los feroces y salvajes que habían sido sus compañeros y como había sido tan rudo intentar crecer allí, de la tranquilidad que ahora atesoraba que por momentos era tan solitaria y aterradora.

El constante sentimiento de estar fuera de lugar por no pertenecer al lado izquierdo o derecho.

Cerró los ojitos y empezó a quedarse dormido hasta que oyó pasos al otro lado de la puerta, sus instintos se despertaron de inmediato, pero cuando escuchó la llave de la cerradura girar lo supo de inmediato.

Él estaba aquí.

Johnny abrió la puerta y lo miró desde el marco, tenía una suave sonrisa en su amable rostro.

Se levantó del piso con lentitud, apoyándose sobre sus rodillas y luego se incorporó de manera apresurada, corriendo hasta él para abrazarlo, Johnny le devolvió el abrazo y Felix sintió su risa entre su cabellos rubios.

—¿Qué hacías en el piso? ¿No está frío? No deberías enfermarte.—las manos grandes de Johnny sobre su cabello y espalda le fueron tan cálidas como los abrazos de su padre, Felix se acurrucó contra su toque.

—¿Qué haces aquí?—preguntó curioso, debido a que no lo esperaba.

Johnny entró a la habitación todavía abrazándolo, el rubiecito se sintió como un niño y no pudo evitar reír.—fui a dejar a Doyoung a su casa y decidí pasar a ver cómo estabas, solicite un permiso para visitarte cada que me dé la gana, el coordinador me lo aceptó porque no tienes familiares aquí.

—gracias, la nieve me estaba haciendo sentir un poco nostálgico.

—¿En un mal sentido?—Johnny vio el teclado junto a la ventana y sonrió, separándose de él para ir hacia el instrumento—¿Estuviste practicando?

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