~ Prólogo ~

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Los tiempos oscuros son los primeros en llegar. Es por ello que por más que la alfa de la tribu Krijane, Neda, intentará huir de las garras de un prometido herido y con el corazón roto por haber perdido la batalla del amor contra su peor enemigo jamás sería suficiente, pues aquel amor vedado e ilícito la condenó aquella noche que cedió a la pasión con Ángel, su más grande amor.

Dos almas demasiado distintas, ecuánimes y condenadas por un pasado manchado de reproches, guerra, traición y sangre, pero que a pesar de ello se animaron a debatirse la vida misma y la valía de sus clanes cuando decidieron entregarse en cuerpo y alma.

Una loba alfa y pura con la más esmerada belleza y lindura. Un vampiro de piel pálida, con un corazón muerto que volvió a latir aquel momento que vió esos ojos color plata brillar por primera vez.

Una unión que traería el origen de todas las desgracias predestinadas por las brujas más antiguas.

El nacimiento de lo ilícito no podía ser concebido en el nuevo mundo que estaba por renacer en los inicios del siglo lunar.

──Mi señora, ya vienen. Están muy cerca. ─le comunicó la omega subordinada. ──Lo lamento tanto.

La líder de los primeros alfas en proceso de parto intentaba acallar sus gemidos y aullidos con todas sus fuerzas. Sus huesos se rompían lentamente, pero ese dolor no era lo suficientemente fuerte comparado con el qué tomaba a su corazón afligido.

──Ángel. ─Neda dió un alarido desgarrador y en un santiamén el rubio estuvo a su lado. ──No voy a salir de aquí con vida... debes cuidar a nuestros cachorros, prométemelo.

──Eso no será así, huiremos, no importa a dónde tenga que llevarte. Te mantendré a salvo a si me cueste la vida. ─un beso con incredulidad en los labios ajenos llegó en modo de consuelo.

Ambos sabian que se jugaban la vida en cuanto decidieron continuar con ese embarazó, pero la voz de los cachorros que oía Nela en cada uno de sus sueños le impidió quitarles la vida. Los amaba incluso más que a su vida misma y ante todo quiso darles vida. Su estado de salud había empeorado mucho con el pasar del tiempo, no sabía a qué criaturas les estaba permitiendo la vida, pero ella y Ángel los amaban sin importarles nada.

Muchos vampiros obedecieron las órdenes del líder puro y otros simplemente decidieron darle la espalda en la enorme batalla que se disputaría contra los hombres lobo; aquellos comandados por un lider usurpador, hostil, celoso y lleno de venganza. Los cachorros debían morir junto a la peste vampírica que se había atrevido a profanar lo más valioso de la manada, ese era el objetivo, pero antes debían pasar por un futuro padre inquebrantable y lleno de amor por su familia.

La alfa gemía y gritaba de dolor mientras una de sus brujas amigas le abría el vientre con un hechizo. En cada momento la pelinegra sentía que se iba quedando sin aliento y sin energía, pero ver aquellos ojos rojos que combinaban perfectamente con los suyos la tranquilizaba haciéndole más fácil la tarea de aceptar su fatídico destino. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su último aliento se perdió al ver la belleza de sus hijas, dos niñas sanas muy pálidas al igual que su hermoso padre, pero que también la representaban a ella con el color de su hermoso cabello. Su último respiró se lo regaló a sus descendientes y luego cedió a un mundo de descanso. Ángel aún continuaba en el shock de la tristeza y se decidió a morder a su verdadero amor en distintas partes de su cuerpo intentando volverla a la vida, sin embargo, se detuvo cuando el escándalo de la batalla proveniente a unos tres kilómetros lejos de ahí se acercaba logrando activar su poderoso sentido del oído.

──Éstos collares las protegerán. ─sus movimientos eran demasiado veloces y en un instante los cuellos de las cachorras fueron adornados por rodio. ──Ustedes siempre serán el símbolo de nuestro amor, hijas. ─él les dejo un besito leve en la frente. ──Hermana. ─la rubia apareció velozmente trayendo con ella algunas hojas color rojo carmín manchadas de sangre forastera. ──Solo confío en ti. Cuidalas con tú vida.

La joven mujer las tomó en brazos y en un santiamén desapareció a toda velocidad en el bosque dejando a un alma rota que velaria sin reproche porqué absolutamente nadie fuera tras ellas.




















Continuará...

Mi Sangre |ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora