~|章83|~

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Pov: 3 per.







Jennie pensaba huir de la situación y de tan pedido ridículo, sin embargo, tras aquella amenaza se dió cuenta que lo primero no sería posible, sobre todo porque no sabía los límites que la magia de Genevieve podría tener en su cuerpo.

Claramente podia soportar el dolor que implicaba la magia oscura, pero al no conocer los alcances o limitaciones de Genevieve la hicieron dudar.

──Anteriormente hemos intentado despertarla pero ella no cede. Sin mencionar que en todas las ocasiones que lo hemos hecho también intentamos debilitar el lazo que la une a la señora Sabina y absorberlo junto con la magia negra, no obstante esté siempre vuelve a regenerarse. ─le informaba la matriarca Teresa a Genevieve. ──Nuestra capacidad de absorber magia negra es limitada, porque luego de ello hasta cierto límite sentimos que nos corrompe y absorbe nuestro libre albedrío.

──Mmm. ─Genevieve se llevó una mano al mentón mientras observaba fijamente a la durmiente Lucil. ──Stefano mencionó que ella quedó en este estado luego de ser apuñalada, ¿qué tipo de veneno utilizaron en su cuerpo? ─preguntó mientras giraba su cuerpo.

──Eran toxinas de Aconitum. ─respondió Teresa.

──Es el estilo de Hecatil en todo su esplendor. Según lo que escribió mi madre en su diario las plantas venenosas siempre fueron su especialidad. ─agregó mientras se acercaba a la matriarca. ──Pero ustedes lograron contrarrestarlo, ¿verdad?

──Así es. Pasaron algunos años hasta que finalmente mis antecesoras hallaron la manera. La sustancia relentizaba las palpitaciones del corazón mientras que la magia negra se esparcía por el cuerpo dañando los órganos y tejidos mientras intercedia en la mente de la víctima. ─decia la matriarca. ──A quienes lo padecieron les causaba mucho dolor y los mataba casi inmediatamente. No obstante, con la alfa Lucil no sucedió lo mismo debido a la fortaleza de su cuerpo. Años después logramos retirar el veneno de su cuerpo pero no a totalidad, porque justo dónde la apuñalaron pequeños fragmentos de la magia negra todavía siguen latentes. ─Genevieve asintió a las palabras de la anciana. ──Respecto al sueño profundo, en aquella ocasión para evitarle la muerte mi antecesora tuvo que interceder ante la madre luz, por lo tanto, fue precisamente la gran madre quien tomó a la alfa bajo su manto manteniéndola de esa manera, sin que el tiempo avanzará para ella.

──Que interesante. ─comentó Genevieve. ──Verdaderamente su caso es muy especial y único.

──¿Podrá despertarla? ─inquirió muy expectante la matriarca Teresa.

──Haré todo lo que pueda. ─respondió Genevieve. ──Pero también voy a requerir de su ayuda, matriarca. ─la matriarca quedó perpleja. ──Es evidente que las alfas no confían en mí y como usted es la persona que más sabe del caso de Lucil, despejará el camino para mí, ¿es posible?

──Sí, por supuesto. ─contestó la matriarca.

──Bueno, preparemonos entonces. ─comentó Genevieve posicionándose frente a la durmiente Lucil. ──Las dos alfas detrás de mí, posicionando sus manos en mis hombros.

──Tsk. ─Jennie chasqueó la lengua con disgusto.

──Deme su mano matriarca. ─le pidió Genevieve, a lo que la mayor correspondió. ──Por favor, abre el cristal Stefano. ─solicitó.

En medio de titubeos Freya soltó la mano de su esposo, quien de inmediato suspiró profundo mientras se acercaba a su gran amiga.

El pelirrojo toqueteo el sarcófago hasta encontrar aquel lugar apto solo para reconocer a un familiar directo.

Mi Sangre |ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora