Capítulo 32 ¿jefa ¿Qué demonios?

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"¿En serio me estás preguntando por qué tiré tu billetera? ¡Obviamente querías arrebatarme el broche que yo quería comprar! Ya he tenido suficiente de tus truquitos. Si alguna vez te atreves a meterte conmigo otra vez, ¡te juro que haré algo peor que esto!

¡Verás como te voy a golpear!", dijo Debbie, gritando tan fuerte que muchos visitantes del centro se dieron la vuelta. Después de decir esto, agitó el puño de una manera que hizo que la cara de Olivia empalideciera.

Intimidada, esquivó los ojos de Debbie y salió corriendo a recoger su billetera.

Cuando Víctor vio que su novia era acosada, señaló a Debbie y la amenazó con voz áspera: "Si te atreves a acosar a mi chica otra vez, pediré a los guardias que te echen de aquí". Olivia parecía una niñita indefensa que recogía su billetera frente a la multitud.

A pesar de la amenaza, Debbie solo puso los ojos en blanco y dijo en tono indiferente: "Haz lo que quieras. Adelante". Ella nunca había sido una pusilánime y no le tenía miedo a nadie en este mundo.

Esta actitud le había permitido manejarse por la vida tan valiente como podía a pesar de todo lo que le había pasado. No obstante, de todas las personas, había un hombre al que no se atrevería a ofender nunca y era Carlos. En medio de su encarnizada postura, de repente, se le apareció su rostro en la mente. 'Si quieres amenazarme bastaría con que trajeras a Carlos aquí, y luego haré lo que dices', pensó para sí misma.

Después de un rato, se empezó a acumular una multitud alrededor, algunas personas que estaban en el centro comercial ya estaban hablando de la conmoción que estaba teniendo lugar y señalaban la tienda donde estaba Debbie.

Al ver la cartera de Olivia volando fuera de la tienda, muchos se sorprendieron.

¿Cómo podría la seguridad de un centro comercial de prestigio permitir que se produjera tal conmoción? Y en el mismo momento en que la billetera salió volando, casualmente, Carlos estaba allí.

A juzgar por la forma cómo salió volando el objeto, era evidente que lo habían arrojado a propósito. Luego vio a una chica con los ojos rojos que trataba de dejar de llorar y corría hacia la billetera, y la recogió.

Sorprendido, el director general del centro comercial, parado justo al lado de Carlos, solo atinó a limpiarse el sudor frío de la frente cuando se dio cuenta de que algo iba mal en la tienda. '¿Por qué sucedió esto en un momento tan importante?', pensó para sí mismo. "Sr. Huo, ¿vamos a ver qué pasó?", dijo con el mayor respeto, tratando de ocultar su vergüenza y temor a lo que podría resultar de este incidente.

Unos minutos antes de que Debbie comenzara la conmoción, Carlos había llegado al centro comercial para una inspección sorpresa, y los altos ejecutivos del centro habían venido a reunirse con él tan rápido como pudieron. Ni una sola persona de administración se había enterado de que Carlos llegaba, y por eso, nadie sabía cómo reaccionaría.

Al ver el desorden, el rostro de Carlos se ensombreció más y más, lo que le provocó un sudor frío al director general.

A juzgar por la cara de su jefe, el hombre adivinó que Carlos no estaba escuchando su sugerencia; todo ese tiempo, tenía los ojos fijos en la tienda.

Olivia se levantó después de recoger su billetera; lo siguiente que se vio fue a un hombre que era empujado hacia afuera de la tienda por una muchacha.

Más y más transeúntes se reunieron y se detuvieron para mirar en el pasillo, murmurando.

Después de echar un vistazo a la cara del hombre y reconocer quién era, el director general contuvo la respiración con el corazón exaltado. '¡Maldición!

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