Jeremías no quería perder el tiempo discutiendo con Debbie, así que cambió el tema y dijo casualmente: —Hay un programa de ayuda a la pobreza para apoyar a las personas en Villa de Sur. ¿Te registrarás? —Si su memoria le funcionaba bien, Debbie siempre se interesaba en este tipo de eventos de caridad.
—¡Sí! ¡Por supuesto que iré! —Debbie respondió con firmeza. Antes no tenía mucho dinero, pero aun así participaba activamente en las actividades de caridad. Ahora que Carlos le había dado una gran cantidad de dinero para que la gastara como ella deseara, por supuesto que iría y le daría un buen uso. 'Haré caridad en su nombre', pensó y dejó de estar molesta ya que podía ayudar a otras personas necesitadas.
—¡Lo sabía! —Jeremías gimió. —Pero Villa de Sur es el pueblo más pobre de nuestro país. Las condiciones ahí son terribles. Además, es invierno y el evento durará al menos una semana. ¿Estás segura de que quieres torturarte así?
Sus palabras la asustaron un poco. Dudó, pero cuando la cara de Carlos apareció en su mente, apretó los dientes y dijo: —Sí, estoy segura. Ya tomé la decisión.
Aunque Jeremías llevaba una chaqueta caliente, repentinamente sintió que todo el mundo se congelaba al escuchar su respuesta. Un escalofrío recorrió su espalda cuando pensó en acompañar a Debbie a un lugar tan remoto donde incluso un calentador era un lujo. No pudo evitar ceñirse la chaqueta mientras su cuerpo temblaba.
En el aula multimedia
Karen sacudía repetidamente la cabeza con incredulidad. —Jefa, por favor. ¡Por favor! Piénsalo. ¿Estás consciente de las malas condiciones que hay en Villa de Sur? La mayoría de las personas del pueblo hablan lenguas minoritarias y tú no. No habrá calentador, ni siquiera una carretera asfaltada para caminar y menos regadera.... —Se estremeció sólo de imaginar estar en un lugar así. — ¡Dios mío! ¡Créeme! Serás un completo desastre después de pasar unos días ahí.
Haciendo eco de las palabras de Karen, Kristina asintió con la cabeza y luego miró con simpatía a Jeremías, que ahora se veía bastante deprimido. Por la expresión de su rostro, Kristina sabía que Jeremías definitivamente estaba planeando acompañar a Debbie a pesar de su renuencia. Dándole una palmada en el hombro, lo elogió: —Admiro tu valor. Me sorprende que seas tan viril.
Los débiles elogios no lo convencieron y gritó: —Dixon, ¡ponle una correa a tu novia y pídele que cuide sus palabras! ¿Y por qué dice 'me sorprende'? Siempre he sido viril, ¿de acuerdo?
Dixon sólo sonrío y se empujó las gafas hacia el puente de la nariz. Luego, dijo con voz tranquila. —Karen. Kristina. Ustedes dos no tienen que ir. Jeremías y yo iremos con la Jefa.
—Dixon nació en un pequeño pueblo y había vivido ahí antes de ir a la universidad. Estaba acostumbrado a la vida dura del pueblo, así que para él no era un gran problema pasar unos días en Villa de Sur.
Con una mirada de disculpa, Karen le dio unas palmadas a Debbie en la mano y dijo en tono burlón: —Jefa, como tu mejor amiga, sé que debería estar en las buenas y en las malas contigo. Sin embargo, esta es una adversidad que quieres experimentar, así que no la voy a compartir. ¡Cuídate!
Debbie se encogió de hombros. No le importaba. No tenía la intención de pedirles que la acompañaran. —Estaré bien con Jeremías y Dixon. Ustedes dos pueden disfrutar sus vacaciones de invierno tranquilamente.
Después de esta discusión, Dixon puso sus nombres en la lista, para inscribirse en la actividad. 15 estudiantes formaban parte del proyecto en total, y cuatro de ellos eran de la clase de Debbie. Intrigada, Debbie miró el cuarto nombre: Gregory Song.
'Gregory Song...', reflexionó. '¿No es el chico amable que me llevó a casa cuando me emborraché esa noche? Pero, parece un tipo hogareño. ¿Por qué estaría interesado en ir a Villa de Sur?'.
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respira contigo
RomanceAmar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único lo que Debbie pide es el divorcio. Levaba tres años casada con un Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera ha visto la cara. Cuando por fin decide poner fin su irónico m...