Después de que Ashley se fue, Debbie sacó las dos cajas y le entregó una a cada una de sus amigas. —Aquí tienen, yo tampoco quiero tomar la tarjeta, pero creo que todas tenemos que hacerlo, además, de todos modos, es sólo una pequeña cantidad para el Sr. Huo. Él dijo que, si no aceptan las tarjetas, eso significa que no me consideran su amiga, así que sólo tómenlas, háganlo ambas.
—Pero amiga, la vez pasada cuando estábamos en el quinto piso del edificio Alioth, ya habíamos aceptado una tarjeta VIP de un millón de dólares, realmente nos da vergüenza tomar esta también —dijo Kristina.
—No lo sé, me confunde cómo funciona la mente de ese capitalista —respondió Debbie, sacudiendo la cabeza. Ella podía imaginar lo incómodas que se sentían al verse obligadas a aceptar tarjetas VIP con enormes sumas de dinero, especialmente viniendo del esposo de otra mujer, probablemente sentiría algo similar si la pusieran en la misma situación.
—No importa, si el Sr. Huo insiste, tomémoslas —le dijo Debbie a sus amigas.
Esa noche, ella decidió conversar con Carlos, sin embargo, Emmett, quien acababa de regresar, le informó que su marido se había ido de viaje de negocios y que no regresaría por lo menos durante un mes.
Con su esposo lejos, Debbie esperaba tener algo de alivio en su apretada agenda, pero eso no iba a suceder. Carlos ya había organizado una lista de actividades para su mujer y le pidió a alguien que la supervisara en su ausencia, durante el día, ella tenía clases de yoga y baile y para asegurarse de que se mantuviera ocupada, él también organizó otras actividades, como arreglos florales, fiestas de té, exposiciones de arte, bolos, béisbol de mujeres, etc., por la noche, la esperaba un baño de leche o de pétalos de rosa.
Debbie estaba frustrada con esta forma de vida, ese era el estilo de vida de una diva de la alta sociedad y no el suyo, se moría por volver a sus hábitos sencillos y cómodos. Justo cuando estaba a punto de volverse loca, finalmente su esposo regresó del viaje de negocios, había estado ausente más de dos meses. Al principio, se habían enviado mensajes de texto por teléfono, pero cuando su mujer se quejó con él acerca de las lecciones y actividades que había organizado para ella, simplemente respondió: —Hice esto por tu propio bien —por supuesto que Debbie no volvió a contactarlo después de eso.
Más tarde, ella descubrió que Carlos había inscrito su nombre para un programa de baile en la Gala de Año Nuevo de su universidad estaba tan enojada que apretó los dientes y sintió ganas de darle un puñetazo en la cara por lo que había hecho, no obstante, Debbie no lo llamó ni le envió un solo mensaje de texto.
El día en que Carlos regresó fue cuando se celebró la Gala, como la fecha esperada era domingo, la fiesta se celebró tres días antes.
Debbie esperó ansiosa en el escenario vestida con un clásico disfraz de baile color azul, cuando las cortinas se abrieron y la luz del foco iluminó el escenario, la audiencia se sorprendió al verla allí.
Debbie giró y saltó, moviendo su cuerpo suavemente y con gracia, todos se asombraron y se preguntaron cuándo esta chica se había vuelto tan elegante y encantadora.
Cuando terminó el baile, el público le dio una ovación de pie que hizo eco en todo el lugar, a pesar de que su actuación fue un gran éxito, no se sentía feliz consigo misma. Ella sonrió y se inclinó cortésmente ante la audiencia para después abandonar el escenario, luego se cambió de ropa y se dirigió a su casa.
'No volveré a hablar con ese miserable de nuevo, incluso estando lejos, todavía logra torturarme. Debe estar encantado de que el baile haya sido todo un éxito, eso era todo lo que quería, sin importarle si yo quería o no', pensó Debbie furiosa cuando llegó a la villa.
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respira contigo
RomantizmAmar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único lo que Debbie pide es el divorcio. Levaba tres años casada con un Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera ha visto la cara. Cuando por fin decide poner fin su irónico m...