Capítulo 42 Él es tan guapo

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Al igual que las otras chicas en el aula, Debbie estaba tan concentrada en sus pensamientos que no había estado prestando atención mientras Carlos continuaba dando la clase. '¡Guau! Él es muy guapo, su voz es tan sexy y encantadora, además tiene un cuerpo perfecto, parece un príncipe...', pensó ella.

"Bueno, me gustaría que un estudiante resumiera lo que acabo de decir", dijo Carlos.

La mayoría de las chicas no pudo contener su emoción, levantaron las manos y las agitaron para llamar su atención, todas, excepto Debbie, esperaban ser la afortunada en ser elegida.

"La primera desde la izquierda en la octava fila, por favor levántate y cuéntanos lo que has aprendido hasta ahora", la atractiva voz de Carlos apenas se había desvanecido cuando las chicas giraron sus cabezas para mirar hacia donde él estaba señalando. Para la mayoría, la chica escogida debía ser bastante afortunada, pero cuando vieron quién era la elegida, comenzaron a chismear entre ellas.

"¿No es ella la chica que estaba vigilando la puerta antes de que comenzara la clase?", dijo alguien.

"Exactamente, ella es Debbie Nian de la clase 22", comentó otra chica.

"¿Qué? ¿Acaso es la que todos llaman Jefa? Es muy linda, no me sorprende que sea tan popular", exclamaron por ahí.

Mientras tanto, la chica de la que todos hablaban continuaba absorta en sus ideas.

Estaba pensando en la noche en que había dormido en la misma cama que Carlos y se sonrojó como una rosa de primavera con una sonrisa torpe en su rostro. Después de que pasaran unos segundos y al ver que aún no había respuesta por parte de Debbie, Karen, quien estaba sentada a su lado, la hizo volver a la realidad.

"¿Em? ¿Qué pasa?", preguntó Debbie. '¿Por qué todos me miran de esa forma?', se preguntó confundida.

Kristina, quien estaba sentada al lado de Karen, dijo en voz baja: "Jefa, el Sr. Huo quiere que respondas a su pregunta, necesitas resumir lo que acaba de decir".

Debbie sintió que el corazón se le atoraba en la garganta. '¿Qué fue lo que dijo? Porque no puse nada de atención...', pensó ella.

Avergonzada, se levantó lentamente y abrió el libro que tenía delante sobre el escritorio, pero fue incapaz de pronunciar una sola palabra.

"Ya que no has respondido a mi pregunta, ven aquí y párate en la plataforma", exigió Carlos con tranquilidad.

'¿Qué? ¿Pararme en la plataforma?', a pesar de la confusión en su mente, Debbie dejó su asiento y acató la orden.

Carlos, con una expresión de seriedad, señaló un rincón y dijo: "Te vas a quedarte allí y escucharás mi conferencia hasta que termine la clase".

Los ojos de Debbie se abrieron cuando filas de cabezas se giraron para mirarla, el lugar al que el profesor estaba apuntando estaba a sólo tres metros dela pantalla, si él se pusiera a la izquierda de la plataforma, la distancia entre ellos se acortaría tanto que estaría a medio metro de Carlos.

Debbie estaba mortificada, paralizada en su lugar, se sentía avergonzada, sin poder creer lo que había sucedido, no era la primera vez que un profesor la castigaba. Aunque, en verdad, nueve de cada diez maestros no se atreverían a castigarla incluso si hubiera hecho algo mal en clase y si el restante se atrevía a pedirle que se parara en la plataforma, Debbie simplemente se haría la sorda.

Varios minutos habían pasado y ella todavía continuaba parada allí congelada como una estatua, sin embargo, una mirada indiferente en los ojos de Carlos le provocó escalofríos.

'¡Maldita sea! ¡Idiota! ¿Cómo te atreves a mirarme así? ¿Acaso ya olvidaste lo que me hiciste anoche? ¡Eres un bufón de dos caras!', Debbie maldijo en su interior.

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