Al oír la conmoción, los cuatro hombres que estaban en la mesa dejaron de jugar al mahjong y se levantaron de sus asientos, rápidamente rodearon a Debbie. Los cuatro la miraron con seriedad como perros peleando por unos huesos, ella se quedó sin otra opción, tenía que luchar para salir.
Debbie tiró al encargado de la tienda al suelo y lo lanzó aullando de dolor, luego se tronó el cuello y estaba preparada para golpear su próximo objetivo. A estas alturas, los otros cuatro hombres podían ver que la chica no era fácil de vencer, uno de ellos sacó su teléfono y llamó a alguien. —Hay una mujer que sabe Kung Fu, envía a Herb y a Ron.
Al oír que venían más enemigos, Debbie planeó su huida, entonces soltó al hombre que estaba agarrando, aprovechó una oportunidad y corrió hacia la parte trasera de la tienda, buscando desesperadamente una puerta trasera, ¡pero no había ninguna!
Sólo era una habitación en la que había entrado por error. Cuando Debbie se dio cuenta de dónde estaba, quiso salir corriendo, pero la puerta de la habitación estaba cerrada con llave por esos hombres.
—Quédate aquí, saldrás cuando pagues el dinero —dijo afuera uno de los sujetos.
Ella se sacó el teléfono del bolsillo y quiso llamar a la policía, pero enseguida, otro de los hombres gritó: —Puedes llamar a la policía si quieres, pero nadie se atreve a meterse con nosotros, ni siquiera la policía, te dejo mantener tu celular porque no me preocupa que los llames.
Debbie no se creyó ese cuento y llamó a la policía de todos modos, ellos le dijeron que estaban en camino y que estarían allí pronto, pero una hora después nadie había llegado.
—Entonces, estos imbéciles no estaban bromeando cuando dijeron que la policía no se metía con ellos —murmuró ella en voz baja.
Pasó un minuto o dos cuando los hombres que estaban afuera finalmente perdieron la paciencia, abrieron la puerta y dos sujetos de aspecto extraño y voluminoso que medían más de dos metros de altura entraron y se pusieron delante de Debbie. Uno de ellos estaba masticando una nuez de betel. —¡Perra, dame tu bolso! —grito el sujeto, pero su pronunciación era tan mala que ella no pudo entender lo que acababa de decir.
'¿Eh? ¿Qué tipo de lenguaje es ese? ¿Qué está ladrando?', a Debbie le tomó un largo rato darse cuenta de que él le estaba pidiendo su bolso. Buscando en su mochila, sacó su bolso y se lo entregó al hombre con la nuez de betel. —Aquí tienes, ¿lo ves? Soy muy pobre, no era que no quisiera esa hebilla con el símbolo de paz, la verdad es que es un lujo que no me puedo permitir. Sólo tengo 300 dólares, vamos, puedes abrir mi cartera y verlo por ti mismo.
El hombre de la nuez de betel se burló. —¿Qué estás haciendo? ¡Abre tu aplicación de pago móvil y dame tu celular!
'Aunque habla como si tuviera dos lenguas peleando, después de todo no es tan estúpido', pensó Debbie para sí misma.
Ella agarró su teléfono con fuerza, era su única esperanza y nunca se los entregaría.
Entonces, se le ocurrió una idea, hizo clic en el botón contactos de su celular e intentó desesperadamente intimidar a sus captores. —Conozco gente muy poderosa, las personas que conozco te patearán el trasero si se atreven a hacerme daño.
Sin embargo, el hombre de la nuez de betel no parecía asustado en absoluto.
—Llama a quien quieras, esperemos a ver quién viene, si viene uno, ganaremos 28.000... si vienen dos, entonces ganaremos... esto... a ver....
—56.000 dólares, si vienen dos personas, ustedes ganan 56.000 —dijo Debbie. No pudo aguantar ver al hombre torturado por las matemáticas, sin embargo, lo encontró demasiado tonto y escondió una sonrisa maliciosa. —¡Dios mío! Y yo que pensé que era mala en matemáticas —Debbie desplazó el registro de llamadas de un lado a otro, mientras sus ojos vagaban por la habitación. Ella estaba buscando una forma de escapar, no tenía la intención de llamar a nadie, pero su dedo accidentalmente tocó el número de Hayden. Cuando se dio cuenta, el celular ya estaba marcando, la llamada fue respondida rápidamente, pero lo que él dijo fue realmente decepcionante. —Deb, una conferencia muy importante está por comenzar, ¿tienes algo importante que decirme? Si no, entonces tengo que dejarte.
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respira contigo
RomanceAmar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único lo que Debbie pide es el divorcio. Levaba tres años casada con un Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera ha visto la cara. Cuando por fin decide poner fin su irónico m...